Pasear sobre la superficie de la luna… solo que sin escafandra, con una gravedad normal y más de 20 grados de temperatura. Esa es la increíble sensación que se tiene al realizar senderismo a través de la grandiosa zona volcánica de Lanzarote. Una sensación de irrealidad, de sueño, en medio de un paisaje mágico al alcance de sitios privilegiados, únicos en el mundo, como es el caso de esta isla canaria.
La pequeña quemada, como la calificó César Manrique, es un escenario perfecto para la realización de rutas de trekking diferentes. Atravesar campos de lava en los que apenas crece algún hierbajo, con la visión de decenas de volcanes de diferentes formas y colores que rodean al caminante -y a menudo con un sol de justicia encima de la cabeza- provoca una sensación diferente, extraña, que merece la pena ser descubierta si se viaja a Lanzarote.
Esta isla nos deja ver otra cara del senderismo, tan habituado a discurrir entre bosques, ríos, valles frondosos y cumbres nevadas. Aquí no. Aquí no hay nada de eso. Solo una maravillosa desolación.
Los lanzaroteños han estado listos para saber explotar, siempre dando ejemplo de su gran respeto por la naturaleza, este gran potencial turístico. Actualmente hay más de cien rutas de distinto tamaño en la isla -dos de gran recorrido, más de 30 de pequeño recorrido y más de 70 senderos locales- que pueden realizarse independientemente o con la ayuda y las explicaciones de un guía. Desde los Hervideros hasta la Laguna Azul, desde el parque de Timanfaya hasta el palmeral de Haría, toda la ínsula significa un escenario increíble para recorrerla no solo en coche, sino también a pie…. o en bicicleta. Tan bonito como llano, Lanzarote es un lugar perfecto para disfrutar de su peculiar y abrasada naturaleza a ras de suelo. Una experiencia que no os podéis perder.