Acaba de llegar de Nueva York, donde ha expuesto su obra en la prestigiosa Jonathan Levine Gallery.
“Lo que más me interesa de mi trabajo es el aspecto psicológico de los retratos, mucho más que demostrar tener una técnica brillante o impresionar al espectador”.
Eloy Morales, pintor madrileño de 41 años, lleva pintando desde hace más de veinte, pero ha tenido que ser reconocido en EE.UU. para ocupar páginas en la prensa de nuestro país. Esto fue lo que me dijo cuando contactamos para realizar esta entrevista. Supongo que la frase “nadie es profeta en su tierra” tiene este sentido. Muchos han catalogado a Morales como hiperrealista, aunque es un término del que difiere. El hiperrealismo surgía en la década de 1960 basándose en una fiel reproducción casi fotográfica de la realidad y, aunque puedan darse similitudes, que se dan, a esa manera tan personal de entender y enfrentarse a la pintura Morales la denomina Figuración. Entre las muchas obras que ha realizado, llaman la atención sus propios retratos-cabeza, unos cuadros de gran tamaño (1'60x1'60) que parecen luchar por traspasar el lienzo y en los que el pintor embadurna su rostro y su cabeza con arcilla y pintura para mostrar, como en un juego de palabras, su relación con la pintura y la manera en la él siente la pintura en su cabeza.
¿Cómo definirías lo que haces?
No me gusta poner etiquetas, aunque todo el mundo habla del hiperrealismo/fotorrealismo en mis obras es algo que me cansa bastante. Lo que hago va muy ligado a una representación explícita de la realidad pero me parece una lectura muy fría de las cosas, aunque también con una cámara de fotos puedas hacer algo cálido. Casi lo entiendo como algo peyorativo desde mi visión, porque mi pintura ha evolucionado y mi mentalidad no es la misma desde que tenía 20 años. Si tuviera que decir qué hago diría que hago Figuración. No hago el hiperrealimo como comunmente lo suele entender la gente, porque estoy muy interesado por los recursos plásticos, utilizo pintura al óleo con pincel, con brocha y en ningún momento hay una intención de anular el gesto humano algo que es muy visible cuando ves la obra al natural. Normalmente el hiperrealista trata de ocultar esta humanidad y juega con recursos propios de la fotografía como los desenfoques, que yo trato de evitar.
En mi caso utilizo la fotografía como una herramienta más dentro del proceso pero como herramienta de apoyo. Concibo la idea y la foto me ofrece la posibilidad de tenerla como referencia de inmediatez”
Me cuenta que normalmente tarda en terminar un cuadro más de un mes y tener ahí al modelo un mes entero sería difícil, es por ello que se apoya en esa sesión de fotos previa.
Lo que sí tengo muy presente es captar las sensaciones que me transmite el modelo cuando estoy frente a él fotografiándole, porque en el fondo la fotografía lo que hace es una lectura de la realidad, aunque también es inevitable que en la fotografía se quedan cosas por el camino, la atmósfera, el aire...
¿Por qué solo cabezas y rostros? También pueden aportar mucha realidad unas manos.
Me interesan mucho los rostros porque me ofrecen la posibilidad de hacer un estudio psicológico de los modelos, me interesa mucho lo que hay detraś de esas miradas, lo que te están contando el momento por el que pasaba la persona cuando la fotografiaba para pintarla. Jugaba con unos niveles de sutileza muy difíciles de percibir pero para mi es una parte muy importante, podría decir que el aspecto psicológico de los retratos es lo que mas me interesa de mi trabajo, mucho más que demostrar tener una técnica brillante o impresionar al espectador. Son cuadros con una gran carga psicológica que hablan de mi relación con el modelo y que cuentan una historia.
Si buscas ese realismo, ¿por qué embadurnas los cuadros con arcilla o pintura si es algo que oculta la cara?
Eso solo lo hago con auto retratos, con los cuadros de mi cara, antes me echaba pintura acrílica pero tuve que dejarlo porque me puse enfermo, ahora también utilizo arcilla, y otros recursos. En parte supongo que es un máscara, una forma también de expresar mi relación interna con la pintura, el juego de palabras de la pintura en mi cabeza, que refleja mis estados de ánimo y condiciona la manera en que me siento. Me ha acompañado desde niño y siempre he entendido la vida a través de la pintura, pintar ha sido uno de mis principales motores, Nunca lo he visto como una profesión sino como una condición mía de la que no me puedo desligar.
¿Editas la fotografía?
Sí, la edito bastante y utilizo photoshop, pero cuando manipulo una fotografía mis retoques son más de curvas de color, de saturación, es como si ya estuviera pintando, sólo hago la foto más mía. No estoy interesado en pintar gente ni muy guapa ni muy delgada, que es como se utiliza el fotoshop en una revista de moda. Pinto gente que me transmita algo para poder ahondar en ese aspecto psicológico y a veces la gente muy guapa no me dice nada, me gusta respetar las arrugas.
Acabas de llegar de EE.UU de exponer 14 de tus obras. ¿Cómo surge esta propuesta para exponer en una de las galerías más prestigiosas de Nueva York?
He estado durante 2 años trabajando en este proyecto con la Galería Jonathan Levine de Chelsey, cada cuadro mide 1'60x1'60 y es un trabajo de muchos meses. Esta Galeria es muy ecléctica, y eso hace que me encuentre muy a gusto, allí soy el único que hace este tipo de trabajo. En España estuve representado por galerías que exponen a pintores realistas exclusivamente y como huyo de las etiquetas me encuentro más cómodo en una galería más plural. Ha sido una muy buena experiencia.
¿Cuándo comenzaste a pintar?
Realmente llevo pintando desde que tengo memoria, mi abuelo era profesor de pintura y esta afición mi abuelo se la legó a mi padre y él a mi. Estudié bellas artes, pero desde antes de entrar en la Facultad ya me dedicaba casi por completo a pintar y trabajaba con galerías.
¿Y se puede vivir de la pintura?
Yo no he trabajado nunca de otra cosa, a los 15 años empecé a exponer y hasta hoy, llevo 20 años dedicándome a pintar de forma profesional. Trabajé de profesor de instituto y dure 3 meses, imagino que estoy acostumbrado a no tener jefes y poder hacer lo que quiero.
Le pregunto por el precio que actualmente tienen sus obras y aunque me lo dice, me pide que no lo publique. Lo que si recuerda y nunca se olvidará es por cuanto se vendió su primer cuadro: 15.000 pesetas en su primera exposición en 1988. Considera que comenzó vendiendo a precios razonables y que el hecho de que su precio se haya elevado ha sido un proceso natural porque es la demanda la que determina el precio de la obra.
¿Qué quieres transmitir a través de tu pintura?
“Considero que cualquier pintura que hagas es un auto retrato, aunque sea la cara de otra persona, porque cuando te pones frente a un lienzo en blanco todos los movimientos todas las decisiones que tomas: formato, modelo, luz, composición, técnica, vienen condicionadas por lo que estás sintiendo y por lo que viene de atrás. Siempre necesito estar en movimiento y expresar la necesidad que tengo de pintar, cuando me siento excesivamente cómodo necesito empezar a hacer otra cosa.
Destacaría que más allá del resultado de la obra, lo importante para mi, es mi posición frente a la pintura porque hago esto con mucha honestidad, si puedo ganar dinero con ello mejor, pero no es lo que me ha movido ni lo que ha condicionado mi trabajo. Soy tremendamente inconformista y casi nunca estoy satisfecho con lo que hago. Me acompaña esa especie de locura de pensar que nunca nada está bien y en ocasiones supone un bloqueo, pero es algo que ha venido con la madurez, cuando era un chaval todo me parecía que valía, y me pasaba el día pintando porque no me suponía un sufrimiento. Ahora, a veces necesito perder de vista un cuadro al terminar de pintarlo, alejarme para volver al cariño de inicio, detrás hay una lucha tremenda y continúa.
En ese movimiento hacia delante ahora estás en el momento de pintar rostros, pero ¿cuánto puede durar este momento, dejarás de pintar cabezas?
Lo haré seguro pero, este momento puede durar 10 años, en pintura 10 años no es nada, desde que piensas un tema y lo desarrollas pueden pasar 10 años y no has agotado el tema.
De los pintores clásicos, ¿quién de ellos sería un referente?
Velázquez, sin duda, es el único que ha aguantado. Cuando estaba en la universidad tenia 18 años mi referencia era Mariano Fortuny y la Escuela del Siglo XIX pero esos pintores se han ido cayendo, peroVelazquez estuvo siempre ahí, me gustaba con 18 años y me gusta con 41
La pintura de Velázquez es un clásico, pero el arte moderno tiene seguidores y detractores. ¿Entiendes ese sentir respecto al arte moderno?
Sí claro entiendo que a veces en las ferias de arte moderno se pueda pensar , alguien que no entienda, que es una tomadura de pelo, pero realmente se están haciendo cosas maravillosas en arte moderno. Lo que me molesta es el poco respeto que tiene la gente por el mundo de la pintura cuando no entiende algo, para entender la pintura hay que tener una educación en pintura, a veces la gente saca un juicio al ver simplemente un círculo o una raya pero no se da cuenta que se llega ahí por una evolución, una persona que ha estado toda la vida dedicada a la pintura y su conclusión es esa, yo no sé que estaré haciendo quizá con 80 años yo esté haciendo ese punto. Aveces se busca una provocación en el arte moderno.
¿El próximo reto?
Ahora necesito descansar un poco porque preparar la expo de Nueva York ha sido un proceso muy intenso. Voy a dedicarme dos meses a irme fuera, coger apuntes, pensar en otro enfoque. Lo suelo hacer y me recarga las pilas coger un blog e ir al campo con las pinturas, es un complemento que necesito para luego encontrarme con un trabajo más ambicioso.”
Los que aún no le conocíamos le descubrimos a raíz de esta exposición en Nueva York. Ahora que ya es más “profeta en su tierra” sus cuadros no pasan desapercibidos. Cuando veas en un lienzo un rostro queriendo contarte algo y pintura recubriendo su cara, estarás viendo los ojos de Eloy Morales.