Para muchos de nosotros nuestro hogar nos provoca seguridad y calma, un lugar donde compartimos la calidez con nuestra familia. Pero para muchas mujeres llegar a casa significa lo contrario, es el lugar donde están más inseguras, representa miedo, humillación, dolor y violencia, literalmente viven con el enemigo y lo más triste es que es su pareja. Esta situación es algo tan común que en algunos lugares se considera “normal” y se lleva a cabo en todo el mundo sin importar clase social o religión. Muchas veces la cultura, la tradición y ese absurdo concepto que tienen aún muchas comunidades de inferioridad del sexo femenino justifican prácticas sociales que toleran esta violencia de género. La violencia no es sólo física, también es psicológica, sexual o económica, está violencia cobra la vida de miles de víctimas alrededor del mundo.
Según cifras de la OMS (Organización Mundial de la Salud) al menos un tercio de la población femenina en el mundo sufre de violencia doméstica. Aproximadamente 4 mujeres por minuto están siendo agredidas. Entre un 4% y un 12% de mujeres embarazadas son golpeadas por su pareja. Aproximadamente un 21.9% de los casos de abuso sexual ocurre en casa. La violencia doméstica es la principal causa de muerte entre las mujeres de 15 y 44 años. El 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja. La Comisión de las Naciones Unidas señala que por lo menos una de cada tres mujeres y niñas ha sido agredida física o abusada sexualmente en su vida. Las probabilidades de que una mujer tenga problemas de salud (físicos o psicológicos) durante su vida se duplica en las mujeres víctimas de violencia, aún cuando hayan pasado años de estos eventos. Cifras por demás alarmantes, ¿verdad?.
Desafortunadamente la mayoría de las mujeres que son víctimas de violencia doméstica no hablan del tema, lo que hace muy difícil que se les pueda ayudar. Pueden pasar años para que una mujer se decida a platicarlo con alguna fuente cercana como es su familia o sus amistades. Algunas de las mujeres que sufren de violencia leve o moderada no hablan del asunto por considerarlo como algo “normal”, esa violencia se lleva a puertas cerradas y es de la que casi nadie habla. Otras mujeres toman medidas y piden ayuda hasta que su situación ya es muy grave, como cuando están gravemente heridas o corre peligro su vida.
La poca difusión del tema y los escasos programas de ayuda y prevención sobre la violencia doméstica en el mundo hace que esto sea un problema que no disminuye, los gobiernos deben invertir en políticas de educación y sociales para prevenir está práctica y tomar medidas drásticas en quienes lo llevan a cabo. El Dr. Etienne Krug, Director del Departamento de Prevención de los Traumatismos y la Violencia de la OMS dice que “en todo el mundo se encuentran pruebas de que la violencia puede prevenirse con una diversidad de medidas destinadas a los individuos, las familias y las comunidades”. La Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres ha trabajado por el Derecho de las mujeres a vivir sin ningún tipo de violencia, con esto se han logrado acuerdos internacionales como la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” de la ONU. En general es muy importante fortalecer los factores de protección en las victimas e implementar campañas de información para que concientizar a la población e instar que las víctimas pidan ayuda y se acerquen a fundaciones de apoyo e instancias legales.