La humildad de los más grandes es una súper lección.

Ojalá que más personas se interesen por la historia gastronómica.

Esa noche David Egui tomaba un vuelo de avión entre Hong Kong y Tokio, estaba a unos 15 mil kilómetros de distancia y a la vez conversamos. Su trabajo es uno de los más divertidos que pueda imaginar. Organiza eventos y viajes gastronómicos, come en los mejores restaurantes de cada ciudad que visita, conoce a los cocineros más prestigiosos del mundo y escribe historias que atrapan a lectores.

Fue cubriendo para medios venezolanos en la sala de prensa de uno de los eventos más famosos de gastronomía en España, donde conoció al dueño de Bon Vivant Communications y comenzaron a trabajar juntos. La empresa se especializa en diplomacia culinaria, producción de fastuosas cenas y fiestas, tours de reconocidos chefs, mercadeo cultural, cinematografía culinaria y emprendimientos. Con un equipo de expertos en gerencia de marcas y talentos, relaciones públicas de chefs y restaurantes gourmet. También con bodegas de vinos, chalets, festivales gastronómicos y ceremonias de premios y reconocimientos.

David es venezolano, cuenta que siempre creía que estudiaría arquitectura, turismo o cocina, pero finalmente se hizo profesional del diseño y la fotografía. Forma parte de una familia dedicada a la gastronomía. Fundó Azucart con su mamá, Leonor Egui, un exitoso emprendimiento de postres por encargo que generalmente no son grandes, pero si muy bonitos, elegantes y sabrosos. Con su hermano Eduardo trabajó en los inicios del próspero Caracas Catering y también en la hamburguesería La Real, en Barcelona, España. Combinando la comida y la fotografía –dos cosas que le apasionan– decidió crear ComerEsBlog. Actualmente también escribe para Honest Cooking.

Para David, comer es arte, fotografía, diseño, viajes y estilo de vida. ¡Comer es vivir!

La fotografía se le daba siempre de manera natural, le gustaba eso de encontrarle el mejor ángulo a un plato. “Creo que mi amor por la comida me ayudó mucho. Al poco tiempo de abrir el blog, comencé a tomar fotos para Tequeños Las Tías, Franca, el restaurante Amapola, Moreno en sus comienzos y a colaborar con medios como Bienmesabe, Luster, Clímax y El Nacional. Cada editor –Ligia Velásquez, Carlos Flores, Manuel Gerardo Sánchez e Ileana Matos– también me ayudaron muchísimo y me abrieron un montón de puertas”. La vida, que literalmente da tantas vueltas, le ha llevado a recorrer el mundo viviendo nutritivas experiencias.

¿Cuáles son tres secretos para tomar buenas fotos de creaciones culinarias?

Amar la comida.

Ir con hambre a la sesión de fotos.

Iluminar muy bien.

Siempre me voy muy cerca de los platos y busco un punto que me haga decir “hmmmmmm” mientras veo por el lente.

¿Cuáles son algunas recomendaciones para escribir notas gastronómicas interesantes, historias divertidas que atraen la atención de los lectores?

Cada persona va encontrando con el tiempo su estilo de contar historias y eso me parece clave.

No copiar un formato de alguien más o hacer el clásico texto que escribe sobre la decoración y luego hace una lista de los platos.

La parte humana es siempre una buena base para una buena historia.

También es importante descubrir historias de un plato o llegar a descifrar lo que hace que ese restaurante o chef sea único o muy especial en el mundo.

Y tristemente debo reconocer que estamos en la época de la velocidad y de los clicks. Poca gente se toma el tiempo de leer un texto largo o una historia que vaya más allá de la lista de platos y el titular llamativo.

¡Ojalá que más personas se interesen y pongan atención en la historia!

¿Qué haces como Culinary Chargé d’Affaires en Bon Vivant Communications? ¿Cómo es un día de trabajo para David Egui?

En la agencia representamos a chefs, restaurantes y hoteles del más alto nivel y en todos los rincones del mundo. Desde Los Ángeles hasta Nueva Zelanda, debemos apoyarlos a crear narrativas que acompañen a sus ya increíbles proyectos gastronómicos y crear estrategias de comunicación y prensa. Cada día en mi trabajo es completamente diferente y eso es lo que más me gusta. Son muchos retos, muchísimos viajes y mucha comida. Pero, sobre todo, lo que más me gusta es la cantidad de gente con la que comparto en cada una de estas aventuras y cómo se crea una comunidad global de amantes de la gastronomía.

¿Qué es la “diplomacia culinaria”?

Es cómo un embajador se encarga de representar a su país en el extranjero de la mejor manera posible. Es tender puentes, crear oportunidades, impulsar la cultura… Nosotros en Bon Bivant lo hacemos con nuestros chefs, restaurantes y hoteles.

¿En cuáles países has estado trabajando y cuál te ha impresionado más por su gastronomía?

¡He estado en muchos! España es la base, pero tenemos clientes en Portugal, Países Bajos, Alemania, Austria, Suiza, Dinamarca, Suecia, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Turquía, Tailandia. Además de ir a todos estos muy seguido, tengo que llevar a los chefs a otros países, acompañarlos en galas como las ceremonias de The Worlds 50 Best, The Best Chef Awards o La Liste. Así que es una respuesta difícil (dice sonriendo). Últimamente estoy enamorado de Asia. Bangkok es una fantasía para los amantes de la gastronomía.

¿A cuál restaurant irías más de tres veces y cuáles platos pedirías siempre?

A todos los de mis clientes he ido más de tres veces y seguiría visitándolos, sin duda alguna.

Amisfield en Nueva Zelanda es uno que quiero volver a visitar este año.

CODA en Berlín es super interesante.

Lasarte en Barcelona es el estándar de la cocina perfecta.

Knystaforsen, en Suecia, es mi nuevo restaurante remoto favorito y uno que te conecta con la naturaleza, aunque no quieras.

De los “no clientes” me gustaría volver a Etxebarri.

También a MONO en Hong Kong, del chef venezolano Ricardo Chaneton, donde comí recientemente.

Visitaría Borago y acabo de comer en MAZ, de nuestro querido Santiago, también de Venezuela.

¿Cuáles son las tendencias más relevantes en los mejores restaurantes del mundo para estos meses?

La cocina con fuego está muy de moda. Los chefs quieren volver al origen.

¿Qué es más importante en un restaurant para producir experiencias gastronómicas memorables: la atención a los comensales o los sabores de los platos servidos?

Uno solo no es sostenible en el tiempo sin el otro. Al menos en un restaurante de alto nivel, no. Cada pata de la mesa es importante y especialmente el sabor y el servicio son las bases más importantes.

¿Cuál es la importancia de las listas de los mejores restaurantes del mundo y las guías gastronómicas?

Cada una tiene diferentes características y cosas que las hacen importantes. Michelin sigue siendo, desde mi punto de vista, la más respetada y constante, el sueño de todo chef de alta cocina. 50 Best ha entrado a llenar un vacío que existe en muchos países en los que la guía roja no está. La organización de las listas ha llegado a nuevos públicos y ha dado visibilidad a restaurantes más informales y de otro tipo. En Asia y Latinoamérica es más potente 50 Best.

Otros como The Best Chef Awards han llegado a crear más comunidad. Esta última le da el voto a los mismos chefs, que votan entre ellos para definir quién es el mejor del mundo. Chefs votando por chefs, algo que nunca se había hecho antes.

En general, estas listas y guías sirven para dar visibilidad y sobre todo motivan a los chefs a ser mejores y a empujar sus límites en cuanto a creatividad, sabor, servicio, hospitalidad y técnica. También debo decir que tanta presión algunas veces termina siendo mala para los chefs y sus proyectos y termina siendo más frustrante que motivador.

Tienes anécdotas e historias divertidas, interesantes…

Una historia que siempre me ha quedado como una gran lección es la humildad de los más grandes. Recién mudado a España fui a mi primer congreso importante, San Sebastián Gastronomika. Allí estaba completamente abrumado por la experiencia y no tenía mucha idea de cómo funcionaban estos congresos. Todo el mundo se conocía, todo el mundo sabía su sitio y era bastante mecánico. Entre tropiezos e ignorancia, pedí entrevistas con un montón de chefs para escribir temas para medios en Venezuela, donde todavía estaba colaborando.

Los únicos que me dieron entrevistas fueron los dos más grandes: Joan Roca y Martín Berasategui. Súper amables, calmados, pacientes y humildes. Al día de hoy, después de haberlos visitado a cada uno en sus restaurantes en múltiples ocasiones y haberlos encontrado en diferentes países y eventos, sigo comprobando que gran parte del éxito de ambos es su lado humano y cómo la gente los quiere. Honestamente, porque además de su talento y constancia, construyen relaciones reales con la gente y tratan a todo el mundo bien.