Los hombres de ciencia construyen entes inobservables a partir de ciertas manifestaciones indicadoras de un existente posible. Ejemplo de ello lo encontramos en los átomos de los pensadores griegos como Leucipo y Demócrito, la existencia de la gravitación universal de Newton, el campo eléctrico de Faraday-Boscovich, o el espacio cuatridimensional de Einstein, entre otros tantos.
Siguiendo estas ejemplificaciones tenemos experiencia de la gravedad, pero no tenemos experiencia directa de su ontología. La historia de lo que hoy denominamos conocimiento científico sugiere que no podemos obtener logros exitosos en el campo de la inteligibilidad si no se construyen cuerpos teóricos bien definidos que den cuenta de los inobservables.
Los poderes racionales en su lucha constante contra la amenaza del escepticismo se tranquilizan en la medida en que las construcciones teóricas se ajusten a las demandas de la comprensión de los fenómenos. Más que buscar constataciones empíricas buscamos comprender y estas comprensiones se determinan a través de los constructos teóricos. Esto nos hace pensar que en las ciencias la inteligibilidad debe admitir la participación de los inobservables que podríamos llamar ‘entidades teóricas’.
A partir del siglo XVII y hasta nuestros días la ciencia ha dado cuenta de su carácter experimental. Ninguna corriente de la filosofía de la ciencia pone en duda la vinculación entre experiencia-observación (planteamiento de problemas, formulación y contrastación de hipótesis y teorías) y carácter expresivo (sistemas de conceptos o teorías).
Esta dualidad experiencia-teoría u observación-teoría1 conduce a reflexionar acerca de la relación entre ambos ámbitos ─ lo empírico y lo teórico ─ En este orden de ideas, surgen cuestiones como: ¿cuál es el papel de la observación en la formación de conceptos, planteamiento de los problemas, formulación de teorías? ¿hay observaciones puras, es decir, observaciones que no estén prejuiciadas ni contaminadas por alguna teoría, o más bien, toda observación requiere algún conocimiento previo? ¿es posible (o no) que existan términos en el lenguaje cotidiano o de las teorías científicas cuyo significado dependa exclusivamente de la percepción sensorial?
Responder a estas inquietudes conduce a indagar la naturaleza de la observación científica y analizar la adquisición del significado de términos ‘observables’ e ‘inobservables’.
Son muchas las postulaciones y distinciones en torno al problema de los inobservables. Se ha analizado el problema desde el análisis lógico-semántico centrándose en el significado de los términos científicos y cómo incorporarlos al interno de las teorías bajo un lenguaje adecuado. De igual manera, atendiendo a la naturaleza de la percepción-observación, se da cuenta de los inobservables a través del análisis epistemológico.
A través de la revisión y reconstrucción de diversas postulaciones y/o corrientes que han atendido el problema de inobservables se ofrece una visión renovada de la noción de esencia y su constitución a través de la intersubjetividad con el objetivo de mostrar la fenomenología de Husserl como marco filosófico completo en física.
En los albores del siglo XX, filósofos pertenecientes al positivismo lógico atendieron, bajo la visión empirista, el problema de los inobservables a través de la concepción que el conocimiento comienza con la experiencia, siendo ésta ─ experiencia ─ la piedra angular incuestionable que justifica el saber.
Para los positivistas el conocimiento de ‘lo dado’ es posible solo a través de la experiencia sensorial, es decir, a través de la observación directa. Desde este punto de vista se deja desatendido el problema acerca del cómo adquieren significado los inobservables (para los positivistas términos teóricos) como electrón, campo, energía, gravitación, etc.... los intentos empiristas por dar una respuesta satisfactoria al problema se fundaron en la existencia de una base constituida por lo dado en la experiencia inmediata.
En otras palabras, bajo la visión empirista los términos teóricos o inobservables adquieren su significado en función del significado de los términos no-teóricos u observacionales.
Bajo esta perspectiva, los inobservables o términos teóricos aparecen en las teorías científicas como auxiliares en las funciones básicas de las teorías que, según los empiristas, son explicación y predicción de fenómenos observables de esta manera, la tarea del filósofo de la ciencia se resume en analizar de qué manera se vinculan los términos observacionales y los términos no observacionales, es decir, observables e inobservables al interno de una teoría científica.
Dudley Shapere da cuenta de esto en su artículo El problema de los términos teóricos donde el autor recoge algunos de los intentos de los empiristas lógicos por resolver este problema. Shapere inicia exponiendo la solución ofrecida por el operacionalismo de P.W. Bridgman cuya tesis central se expone en La concepción operacionalista de las teorías científicas (1985):
…significamos por cualquier concepto nada más que un conjunto de operaciones.
…bajo esta visión los conceptos científicos deben ser definidos y adquirir significado por “lo que un hombre hace con él, no por lo que dice de él” (Bridgman, 1985:18).
En tal sentido, la variación de nuestra forma de ‘experimentar’ y ‘medir’ el mundo está en correspondencia con el cambio de nuestra estructura conceptual existiendo una vinculación entre la ‘experiencia’ y la forma operacional en que la describimos. Según la postulación de Bridgman, los conceptos en ciencia adquieren significado a través de procedimientos experimentales asignándoles valores numéricos (Bridgman, 1985:16).
Estas ideas son explicitadas por Bridgman a partir del concepto de ‘longitud’ el cual estudia bajo la contrastación entre el modo operacional ‘tradicional’ (y por ende la estructura conceptual de lo que se entiende por ‘longitud’ y su determinación) y la forma de ‘medir’ la longitud desde el punto de vista de la teoría especial de la relatividad de Einstein (Bridgman, 1985: 20-23).
Bridgman da cuenta de la vinculación entre operaciones y conceptos; sin embargo, más adelante afirma que:
…si el concepto es físico, como en el caso de la longitud, tales operaciones serán operaciones físicas efectivas, es decir, aquellas por las cuales se mide la longitud; si el concepto es mental, como en el caso de la continuidad matemática, dichas operaciones son mentales”.
(Percy W. Bridgman, 16)
…de estas señalaciones no existe una definición clara de lo que Bridgman entiende por ‘operación’; más aún, añade al conjunto de operaciones admitidas las referidas como ‘mentales’ obscureciendo lo que debemos entender y aceptar como ‘operación’ al interno de la visión operacionalista.
Esta ambigüedad es recogida por Shapere en su disertación de 1964. Cuestiona Shapere:
¿Qué entiende Bridgman por ‘operación’? (…) pensamos primero en las manipulaciones de instrumentos; pero (…) esto no es suficiente para dar cuenta de la significación de todos los conceptos científicos: los operacionalistas tuvieron que admitir variedades de operaciones no instrumentales”.
(Dudley Shapere, 1964:51)
…así las cosas, la vaguedad en torno a la significación de ‘operación’ posibilita la inclusión de las consideraciones que el propio operacionalismo rechaza.
En otras palabras, desde la perspectiva operacionalista no existe una distinción que satisfaga la diferencia entre operaciones posibles e imposibles. Surgen entonces diversas interpretaciones en relación a la comprensión entre una y otra. Siguiendo a Shapere se puede sintetizarse tres interpretaciones de la siguiente manera:
comprender operación como ‘técnicamente posible’ si está de acuerdo con la teoría prevaleciente, aunque se desconozca la manera de efectuar la operación;
una operación es posible o imposible dependiendo de si es permisible en términos de la teoría científica prevaleciente y
una operación es posible si no es lógicamente autocontradictoria. (Shapere, 1964:52).
Cabe señalar que cada una de las tres posibilidades tiene dificultades que someten al operacionalismo a divergencias.
La primera y tercera interpretación establecen un amplio margen de lo que el operacionalismo puede admitir como operación posible (o imposible) mientras que la segunda interpretación restringe por una parte el progreso de la ciencia al tiempo que permite la incorporación de propuestas descabelladas. (Shapere, 1964: 51-52).
Desde este punto de vista, el operacionalismo requiere delimitar y esclarecer lo que entiende como ‘operación posible’. Es decir, comprender ‘posible’ en un sentido intermedio entre ‘posible en términos de las leyes prevalecientes’ y ‘lógicamente no autocontradictorio’. Subsanar esta dificultad implica superar previamente otro desafío: la demarcación entre teoría y experiencia.
Al respecto, muchas han sido las postulaciones en filosofía al respecto. Sin embargo, la distinción resulta aún difusa y comprende un problema abierto en filosofía de la ciencia. No obstante, ¿sería posible reconocer un punto de elucidación que permita superar la dificultad de establecer una adecuada demarcación?
En la propuesta operacional de Bridgman hemos detectado dificultades que hacen inaccesible este propósito ¿es posible hacerlo a través de otra perspectiva filosófica? a principios de los años veinte surgió en Viena un grupo de científicos interesados en filosofía, que comenzaron a estudiar seriamente algunos aspectos filosóficos fundamentales inherentes a la ciencia. Entre los problemas abordados esta la distinción entre teoría y experiencia. Estos estudiosos (Círculo de Viena) fundaron la corriente del pensamiento positivista. Rudolph Carnap es uno de sus más insignes representantes.
En su obra Fundamentación Lógica de la Física (1969) Carnap distingue las leyes de la ciencia entre empíricas y teóricas. Al interno de esta diferencia cataloga términos teóricos como entidades inobservables y términos no-teóricos como observables (Carnap, 1969:299). De esta manera, las leyes empíricas son aquellas que refieren a los observables.
A partir de este señalamiento, y siguiendo la línea argumentativa de Carnap se hace la distinción entre ‘inobservable’ (término teórico)2 y ‘observable’ (término no-teórico) contrastando la visión filosófica y física.
Según Carnap, el filósofo entiende por inobservable una medición sencilla y directa de alguna magnitud física; mientras que refiere como observable las propiedades percibidas sensorialmente.
Sin embargo, para el físico la distinción resulta algo más compleja. El físico comprende como observable aquellos términos directamente observables por los sentidos o medibles mediante técnicas relativamente simples (p. ej. presión, volumen, temperatura, humedad, peso, etc.…) mientras que por inobservable se entiende aquellos términos cuyos procedimientos de medición son complicados e indirectos ─ electrón, fuerza, energía, espacio, tiempo, campo, gravitación (nótese en este punto que, espacio y tiempo son condiciones epistémicas).
En cuanto a las leyes teóricas sostiene Carnap que son aquellas conformadas por entidades teóricas. Para Carnap la determinación del significado de una entidad inobservable o término teórico se realiza a través de los axiomas de una teoría científica (Carnap, 1969) desde esta visión, podemos considerar la atención de los términos teóricos bajo la perspectiva teorética3.
Según Carnap:
una semántica completa de términos teóricos en ciencia implica una declaración sobre el realismo científico y sus alternativas. Esta semántica, puede implicar además una explicación de cómo la observación se relaciona con la teoría en la ciencia.
(Rudolf Carnap, 1969:300)
Más allá de la aceptación del realismo (o antirrealismo) científico de lo que se trata es de reconocer que dentro del lenguaje de la ciencia son necesarios las entidades teóricas siendo innegable su participación en el avance y carácter predictivo de la ciencia.
Tómese por ejemplo el caso del ‘neutrino’. Casi todos los físicos de la época suponían que las atribuciones otorgadas al neutrino hacían imposible su detección u observación. Sin embargo, no aceptar la existencia de la partícula (neutrino) suponía abandonar el principio de conservación de la energía, y con ello refutar gran parte de la física. Así las cosas, el neutrino paso a incorporarse al grupo de términos inobservables. En 1956 Clyde Cowan y Frederick Reines demostraron su existencia experimentalmente.
Lo resaltante de este ejemplo es el hecho que el neutrino se introdujo ad hoc por parte de W. Pauli suponiendo imposible su observación. La situación cambió años más tarde. Este caso muestra la dificultad de trazar una línea entre lo ‘observable’ e ‘inobservable’ en ciencia. La física moderna muestra inaplicable que cada término sea definido (y aceptado) solo en referencia a un conjunto de datos sensoriales. De hecho, la física contiene muchos términos que refieren a entidades no observables que no son expresados en términos sensorios. Aún más, estos términos inobservables resultan concepciones fundacionales de las teorías físicas.
En otras palabras, las descripciones observacionales ¿provienen de la observación pura? por ejemplo, cuando ‘vemos’ algún objeto en el espacio ¿estamos ‘inconscientemente’ suponiendo conocimientos de geometría del espacio? Y en relación a los inobservables: ¿no ‘observan’ los científicos átomos, protones, quarks y neutrinos? Ciertamente puede afirmarse que sólo se observan sus efectos (átomos, protones, quarks, neutrinos, etc.) pero, aunque no puedan ser observados directamente sino solo dar cuenta de sus efectos ¿es esto suficiente para clasificarlos como ‘inobservables’? algunas posiciones filosóficas sostienen que no se puede observar ningún objeto material, sino solamente los efectos que producen en nuestros sentidos o mentes.
Grover Maxwell en su estudio El estatus ontológico de las entidades ontológicas (1989) señala que el concepto de lo observable varía con la gama de dispositivos disponibles. Muchas personas son incapaces de observar mucho sin interponer trozos de vidrio (o plástico) entre sus ojos y el mundo; se puede observar más si se usan lupas, microscopios, telescopios y otros dispositivos.
Ahora bien, ¿en qué punto no se deben contar como reales las entidades que se cree que se están observando?
En su artículo, Maxwell sostiene una línea argumentativa que parte de una breve reconstrucción de las distintas posturas que analizan la dicotomía teoría-observación. En cada exposición Maxwell ‘desmonta’ las distintas tesis filosóficas que reseña. Siguiendo la reconstrucción crítica de Maxwell, se puede sostener que el problema de las entidades inobservables ha sido reducido por las corrientes filosóficas del realismo e instrumentalismo al ámbito lingüístico o terminológico; mientras que las corrientes fenomenalistas lo reducen a lo sensorial. Maxwell no se decanta por una posición u otra. Como se ha señalado al inicio, el filósofo americano asume una postura intermedia que denomina ‘realismo científico radical’4.
Sí bien la línea divisoria entre lo ‘inobservable’ y lo ‘observable’ es difusa no significa que se disminuya la importancia de la base de la observación. Es cierto que algunas consideraciones acerca del fenomenalismo pueden arrojar alguna luz sobre la dicotomía teórico-observacional, pero esto no implica dejar de lado el otro lado del dualismo (experiencia).
Para Maxwell el éxito de su postulación radica en una cuestión científico-teórica y no lógica, epistemológica o conceptual. Sostiene el filósofo que el punto clave acerca de la toma de decisión en torno a la verdad (o falsedad) de un enunciado de observación se centra en los avances científicos y la consecuente utilización del lenguaje de objetos-físicos (lenguaje de observación) y el tratamiento de los contenidos sensoriales como entidades teóricas. Cabe señalar en este punto que, la asunción de Maxwell no sostiene a los contenidos sensoriales como ‘únicas’ entidades teóricas, sino como un tipo de estas. Para Maxwell siempre es posible llegar a ‘observar’ otro tipo de entidades que otrora fueran teóricas, distintas a los contenidos del sense data.
¿Cómo es posible la ‘observación’ de entidades teóricas?
Desde la perspectiva de Maxwell la ‘observación’ viene soportada a través del avance en la instrumentación científica. Por medio del conocimiento del mundo adquirido, es posible ‘ver directamente’ muchos de los tipos de entidades teóricas (electrón, bosón de Higgs, etc.) Concluye Maxwell diciendo que:
…el trazar la línea teórico-observacional (…) es un accidente y una función de nuestra constitución fisiológica del estado actual de nuestro conocimiento y de los instrumentos que en ese momento nos sean accesibles y, por lo tanto, que no tiene ninguna significación ontológica.
(Grover J. Maxwell, 1989:130)
El debate sobre la realidad de las entidades inobservables que frecuentemente postulan las teorías científicas no ha terminado. Muchos filósofos al abordar el problema de los inobservables deben previamente atender la dicotomía teoría-observación y consecuentemente abordar otro problema: ¿qué es la ‘verdad’? ¿qué es lo real? ¿se ajustan mis ‘observaciones’ a la realidad? ¿qué garantiza que mis descripciones se adecúen a la realidad?
Creo que instituir dos categorías fundamentales como criterios de existencia que necesariamente deben reflejarse en conceptos sería la clave para tratar de responder estas preguntas de manera más adecuada que sin estos criterios.
Supongo que los términos teóricos que representan entidades procesales que probablemente existen pero que aún no se han probado con suficiente certeza de existencia no son lo mismo que no observables. En efecto, como hemos visto antes, toda la tradición positivista y gran parte de la analítica lo ha pensado. Busco una solución permanente a este problema en física y filosofía de la ciencia.
Para muchos, es natural pensar en la verdad en correspondencia con la realidad. La imagen que respaldan toma el lenguaje humano (y el pensamiento) para seleccionar cosas y propiedades en un mundo independiente de la mente y supone que lo que la gente dice (o piensa) es cierto en caso de que las cosas que escojan tengan las propiedades que les atribuyen.
Un enigma antiguo y profundo es como las palabras (o pensamientos) logran conectarse con determinadas partes de la naturaleza. Es claramente imposible para los seres humanos ocupar una posición desde la cual puedan observar simultáneamente tanto su lenguaje (pensamiento) como el mundo independiente de la mente y establecer (o determinar) la conexión. Esa imposibilidad llevó a muchos pensadores (incluido Kuhn) a preguntarse si la idea de la verdad en correspondencia con la realidad independiente de la mente tiene sentido.
Los problemas son complejos y llegan a áreas técnicas de la metafísica y la filosofía del lenguaje. Algunos filósofos sostienen que es un error seguir cualquier teoría de la verdad. Afirmar que un enunciado dado es verdadero, es simplemente otra forma de afirmar el enunciado en sí. De esta manera, el debate en torno a términos teóricos o inobservables inteligibles y términos no-teóricos u observables al interno de las teorías científicas sigue en plena vigencia en filosofía de la ciencia.
Sí bien la sofisticación de la instrumentación científica ha posibilitado la detección de entidades que anteriormente eran consideradas inobservables (ondas gravitacionales, bosón de Higgs, etc.…) persisten actualmente conceptos de observación que se aplican a inobservables. Un ejemplo lo encontramos en los términos teóricos: energía, campo gravitacional, campo electromagnético, relaciones espaciales-temporales, inercia, fuerza, etc.…Por tanto, el problema de los términos teóricos y su rol en la Ciencia resulta tema recurrente y abierto en filosofía de la ciencia.
Husserl y…¿Física?
La posibilidad de los inobservables en ciencia no es ajena a la fenomenología. Para Husserl la postulación de entidades inobservables, es propia del quehacer científico y contribuye al logro de la evidencia exigida a los enunciados científicos verdaderos.
Ahora bien, exponer las ideas de Husserl demanda uso y comprensión de su terminología la cual conlleva una considerable complejidad. Realizar una merecida y amplia exposición del desarrollo de la fenomenología excede el objetivo del artículo, por consiguiente, indicaremos sólo los aspectos fenomenológicos pertinentes a los intereses del estudio5. Tener experiencia de algo constituye un problema del cómo conocemos. En términos generales se da cuenta del conocimiento de un objeto sí un juicio sobre ese objeto se corresponde con el objeto en cuestión bajo la condición de que se presente de manera inmediata o directa. (Aguirre-García, 2014: 294) Sin embargo (y como hemos visto en el apartado anterior) esta postulación empirista no resulta adecuada para atender, dentro de la disyuntiva del conocimiento, a los inobservables o entidades teóricas.
Ahora bien, ‘conocer’ es la cuestión que atraviesa transversalmente el desarrollo de la fenomenología. A partir del estudio en la significación del conocimiento, surgen las interrogantes referidas a la garantía en la relación entre el ‘darse del objeto’ al conocimiento y la realidad. Bajo la premisa “volver a las cosas mismas” Husserl estudia el problema del conocimiento bajo la postulación del ‘Principio de todos los Principios’ (PP) en su obra Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y una Filosofía Fenomenológica (Ideas I)6. Así, en el apartado §24 titulado “Erróneas interpretaciones naturalistas” Husserl postula:
- PRINCIPIO DE TODOS LOS PRINCIPIOS: que TODA INTUICIÓN ORIGINARIAMENTE DADORA ES UNA FUENTE LEGÍTIMA DE CONOCIMIENTO; que TODO lo que se nos OFRECE EN LA “INTUICIÓN” ORIGINARIAMENTE (por decirlo así, en su realidad en persona) HAY QUE ACEPTARLO SIMPLEMENTE COMO LO QUE SE DA, pero también SÓLO EN LOS LÍMITES EN QUE EN ELLA SE DA7. (Husserl, 2013:129).
Ahora bien, la ‘intuición dadora’ es entendida por Husserl como “la primera esfera del conocimiento, la ‘natural’, y de todas sus ciencias, es la experiencia natural, y la experiencia ORIGINARIAMENTE dadora es la PERCEPCIÓN, entendida la palabra en el sentido corriente”8. [Husserl, 2013:87] de esta manera, y según PP, la clave consiste en comprender el ‘darse originario’ y esclarecer la noción de ‘intuición’ dentro del marco fenomenológico para así posibilitar una aproximación a la respuesta del cómo conocemos. Desde este punto de vista, resulta natural el alejamiento de posturas que pretenden fundar todo el conocimiento en la experiencia (empirismo) y el ‘darse originario’ en el ámbito sensorial o perceptual (Husserl, 2013: 120).
Enfatizando estas señalaciones, sostiene Husserl:
siempre, ya se manifieste en él algo meramente representado, o algo verdaderamente existente, algo real o algo ideal, algo posible o algo imposible, el darse es un darse en el fenómeno de conocimiento, en el fenómeno de un pensamiento en el sentido más amplio de la palabra9.
(Edmund Husserl, 1982: 88)
Es decir, para Husserl no es posible una intuición limitada a la experiencia sensorial. El ‘darse originario’ no se reduce al ver empírico.
Husserl argumenta críticamente que una percepción de objetos que pretenda establecer la adecuación en los estrechos márgenes de la percepción sensible está destinada al fracaso, debido a la inadecuación en la percepción de objetos. Por tanto, aunque las entidades teóricas sean del tipo de entidades vagamente indeterminadas, tanto el científico natural como el fenomenólogo tienen el deber de determinar rigurosamente, la cosa percibida, pero no exclusivamente en el terreno exclusivo de la percepción sensible10. (Aguirre-García, 2014: 296).
El PP debe comprenderse en un sentido más allá del marco empirista. No debe confundirse la intuición del ‘darse originario’ con la presencia inmediata de algo. No es lo mismo. Aunque las postulaciones críticas de Husserl dan cuenta suficientemente de la débil legitimación empirista entre el conocimiento y la percepción sensible, es el desarrollo del concepto de intuición de esencias el eje clave en fenomenología.
La noción de intuición husserliana tiene su génesis en las ideas kantianas, mostrando un carácter dual: la intuición ‘empírica’ que es entendida como conciencia de un objeto individual, y la intuición ‘eidética’ que es conciencia de las formas estructuradas. A partir del objeto empírico, la intuición eidética toma el objeto en general, es decir, universal, a priori y así bajo la descripción fenomenológica se analiza los diversos ‘modos del ser de la cosa’, es decir, la esencia o idea.
Así mismo, la duplicidad mostrada en la intuición husserliana posibilita entender el concepto bajo las connotaciones ‘primarias y secundarias’. Identificamos la intuición empírica como intuición primaria, y la intuición eidética como intuición secundaria. El sentido primario de intuición husserliana no da estatus especial al conocimiento intuitivo, más allá de la atención que debe brindarse a lo inmediatamente dado a nosotros en la experiencia. Haciendo énfasis en la distinción entre ‘ver inmediato’ y ‘ver en general’ se puede entender que la intuición primaria provee los cumplimientos de nuestros noemata, mostrando de esta manera que no es el sujeto quien libremente elige los cumplimientos, sino que éstos se dan en la experiencia. (Husserl, 2013: 121).
En tal sentido, la “visión general” es la forma de conciencia en que se da algo originariamente. Tener acceso a esa forma de conciencia pasa por las reducciones fenomenológicas que requieren para su ejecución la distinción entre actitud natural (ciencia) y la actitud intelectual filosófica (reflexión). Para Husserl acceder a una ‘visión crítica’ del conocimiento demanda un tránsito desde la actitud natural hacia la reflexiva. De esta manera, Husserl postula resolver los problemas inherentes al sentido y objeto del conocimiento a través de la esencia de conocimiento. (Husserl, 2013: 90-91). Siguiendo este orden de ideas, expone Husserl en La idea de la fenomenología: cinco lecciones (1982):
- A las diferencias esenciales entre las intuiciones (Q.V.) corresponden las relaciones esenciales entre “existencia” (aquí patentemente en el sentido de lo individualmente existente) y “esencia”, entre hecho y eidos. Siguiendo estos nexos, captamos intelectivamente las esencias conceptuales que pertenecen a estos términos y que de ahora en adelante están firmemente coordinadas a ellos, y con ello quedan pulcramente eliminadas todas las ideas, en parte místicas, que se adhieren sobre todo a los conceptos eidos (idea), esencia11. [Husserl, 1982: §3, 93].
Husserl define la esencia como un objeto de nuevo tipo, un objeto individual que se entrega en una visión eidética. La esencia es entendida por Husserl como una noción que deviene en distintas significaciones y mantiene relación con la concepción de existencia. La esencia es distinta a la noción de idea, pero tiene su ámbito en el eidos.
Asi, la esencia es universal que tiene su permanencia en el eidos y que se concretiza en la realidad a través de la subjetividad. La experiencia es, por tanto, una visión empírica, la conciencia de un objeto individual: lo que se ve cuando eso ocurre es la esencia pura correspondiente, o eidos, ya sea la categoría superior o una particularización de la misma hasta su concreción total. El carácter específico de ciertas categorías de esencias es tal que las esencias que pertenecen a ellas sólo pueden darse de forma unilateral, en una secuencia de muchas caras, pero nunca de forma generalizada, es decir, cada esencia relacionada con algo físico es una composición de diferentes capas de visión multifacética.
G.J. Mastrobisi en Fenomenología y Relatividad: Husserl, Weyl, Einstein y el Concepto de Esencia sostiene:
Este eidos debe manifestarse a través de todas las formas potenciales del ser mental en casos particulares, debe estar presente en todas las combinaciones sintéticas y todos encerrados en sí mismos, si ha de ser en absoluto pensable, es decir, intuitivamente concebible.
(Giorgio J. Mastrobisi, 2018: 352)
Bajo este punto de vista, Husserl formula el método que pueda esclarecer la esencia y objeto del conocimiento por medio del cambio de actitud, y dar acceso a regiones del ser a través de reducciones graduales y voluntarias por parte del sujeto que conoce. Así, por medio de la actitud fenomenológica (cogitatum o noema) la realidad se inserta en la conciencia, siendo una vivencia de conciencia (cogitatio o noesis) que preserva la garantía en cuanto las propiedades objetivas y extensión de la realidad a la que pertenece el sujeto que conoce. (Aguirre-García, 2014: 298).
De esta manera, lo que no es dado a la intuición en el sentido primario (percepción sensible) puede ser alcanzado a partir de las reducciones fenomenológicas permitiendo al sujeto que conoce explorar el sentido del objeto. A esto lo llama Bernet fenomenología constitutiva (Bernet, 2004: 2). Bajo la asunción de la actitud reflexiva da cuenta de la intencionalidad la cual pasa a mostrar la relación entre mundo y conciencia a través de la inquebrantable conexión entre sujeto-objeto.
Arguye Mastrobisi:
Husserl (1917) dice claramente que la experiencia de algo externo, de algo físico es en sí misma una experiencia mental, pero relacionada con lo físico a través de nuestra experiencia intencional.
(Giorgo J. Mastrobisi, 2018: 352)
Husserl reclama una actitud ‘específicamente filosófica’ es decir, reflexiva (o intencional) que fundamenta la pertenencia de los inobservables a la intellectio física. En sus Investigaciones Lógicas12 Husserl entiende el saber cómo la posesión de la verdad; precisando ‘verdad’ como ‘objeto de un juicio justo’ (Husserl, 2006: 41).
Al mismo tiempo, hace la aclaración de que:
no todo juicio justo, no toda posesión o avaloramiento de una situación objetiva, aunque concuerde con la verdad, constituye un saber, en el sentido más estricto y riguroso, es necesaria además la evidencia, la luminosa certeza de que lo que hemos reconocido es sabido es, o lo que hemos rechazado no es13.
(Edmund Husserl, 2006: 41)
Bajo los términos en los que se expresa Husserl cuando señala la ‘evidencia’ como “la luminosa certeza” se deja entrever el carácter absoluto que él otorga a la evidencia. Sin embargo, y a pesar de tales afirmaciones, Husserl está consciente que la ciencia no alcanza una ‘evidencia absoluta’, por tanto, apuesta por una ‘evidencia de la probabilidad’ (EP). (Husserl, 2006: 42).
Para Husserl el concepto de probabilidad se adecua a los conceptos de verdad y verificación por medio de la comparación de alguna representación mental con algún estado de hechos fuera de la mente14. (Husserl, 1986: 52).
Ahora bien, hemos sostenido ‘adecuación’ y no ‘igualación’ con la intención de dejar en claro que para Husserl ‘verdad’ no es ‘probabilidad’. De hecho, para Husserl la verdad resulta una idealidad supra empírica. (Husserl, 2013: 163). Así pues, la concepción de ciencia (física) de Husserl da cuenta de los inobservables, al no limitar el concepto de intuición a la percepción sensible; es decir, la posición husserliana sostiene la independencia de la visión esencial de la hyle.
A. Einstein afirmaba que “los conceptos y leyes fundamentales son invenciones libres del intelecto humano que no pueden ser comprobadas a priori ni por la naturaleza del intelecto humano ni de cualquier otro modo. Los conceptos y leyes fundamentales ya no reductibles configuran la parte inevitable de la teoría que la razón no puede comprender.” (Einstein, 1980: 118) Esa parte inevitable e irreductible de la teoría a la que refiere Einstein son los inobservables. ¿Resulta imposible dar cuenta de las entidades teóricas o inobservables en física tal? ¿Podría la filosofía de la ciencia ser el recto camino por el cual se pueda comprender las entidades teóricas que soportan las leyes fundamentales de la física?
B. Einstein sostiene que:
Todo intento de deducir los conceptos y leyes fundamentales de la mecánica a partir de experiencias elementales está condenado al fracaso. Pero si es verdad que la base axiomática no puede obtenerse de la experiencia, ¿es posible aspirar al hallazgo del recto camino? Aún más: ¿no existiría ese recto camino solo como ilusión? ¿Podemos creer que la experiencia nos guía correctamente, cuando existen teorías como la mecánica clásica que concuerdan con ella sin comprender los hechos en toda su profundidad? A esto respondo que, según mi opinión, sí existe el recto camino, y que además lo podemos encontrar.
(Albert Einstein, 1980: 197-198)
De la cita se desprende la importancia del problema y el vacío existente en cuanto al requerimiento (todavía en pleno siglo XXI) de una postulación amplia y renovada que posibilite la comprensión de los términos irreductibles (inobservables) de las teorías físicas. El camino recto (en términos de Einstein) debe estar constituido por una propuesta que este a la vanguardia de las exigencias que el progreso científico demanda y al mismo tiempo ser una perspectiva reflexiva y flexible.
La fenomenología de Husserl se presenta como alternativa a la cuestión de los inobservables en física, y consecuentemente comulga las visiones del físico y del filósofo a través del desarrollo de una fenomenología de la física (realismo científico fenomenológico) bajo la reformulación de la concepción de esencia y la inclusión de categorías físico-ontológicas.
En la introducción de Fenomenologia e Relativitá. Studio su possibilitá ed essenza nella fisica contemporánea, Mastrobisi expone la relación realidad/mundo-posibilidad-esencia15 bajo la consideración de la relación observador-observado16 reformulando la concepción de esencia husserliana al incluir la noción de ‘posibilidad’ pero manteniendo la intersubjetividad y la intencionalidad que refiere Husserl.
El rol del observador, así como la distinción entre ‘realidad externa’ y percepción del sujeto cognoscente es referida por A. Einstein17 cuando expresa que:
[L]a fe en un mundo externo (Auβenwelt) independiente del sujeto que percibe es la base de cada ciencia natural. Sin embargo, las percepciones de los sentidos dan indicios indirectos de este mundo exterior, de esta real físico, éste último no puede ser aprehendido por nosotros sino a través de la vía especulativa (teorética o filosófica).
(Albert Einstein, 1980: 167)
Para el quehacer científico, no resulta un problema admitir que muchas de sus basamentos conceptuales que soportan las teorías científicas no son verificados por la ‘observación directa’ que exige el empirismo, sino que fueron concebidas bajo la especulación teórica. Así, entidades teóricas o inobservables conforman el grupo de concepciones fundacionales de las teorías científicas (leyes fundamentales).
Aunque la física se soporta en entidades teóricas, paradójicamente exige a las postulaciones de filósofos de la ciencia la garantía de la ‘objetividad’ entendida en términos del quehacer de la ciencia natural. Entonces, ¿cómo garantizar la objetividad en ciencia desde una perspectiva filosófica? ¿cómo abordar los inobservables en física bajo una visión filosófica que sea aceptada tanto por físicos como por filósofos de la ciencia?
Bajo el marco de la fenomenología de Husserl y siguiendo las ideas de Weyl y Einstein, Mastrobisi postula la relación tríadica realidad/mundo-posibilidad-esencia como propuesta que posibilite un análisis adecuado de las cuestiones planteadas. Esta conjugación posibilita dar cuenta de:
carácter dinámico-multifacético de la realidad fenoménica;
estructuras invariantes de la realidad (esencias) y
el rol de la intersubjetividad en la relación objeto-sujeto-realidad mostrando la noción de ‘posibilidad’ como elemento clave dentro de las teorías físicas. El tema queda abierto.
Notas
1 “Varios autores, (…) denunciaron que la distinción teórica/observacional suponía la confusión de dos dicotomías, en algún sentido relacionadas, pero diferentes: la dicotomía entre lo observacional y no observacional y la dicotomía entre lo teórico y no-teórico” (Carman, 2016). También se recomienda consultar para una revisión exhaustiva del estudio del problema en la posible distinción entre teoría y observación en la ciencia la compilación de León Olivé y Ana Rosa Pérez Ransanz Filosofía de la ciencia: teoría y observación. (Olivé, L., y Pérez Ransanz, 1989).
2 En la primera parte de este estudio, transitamos entre ‘término teórico’ (en términos positivistas) e ‘inobservable’; más adelante, y luego de exponer la debida argumentación en las páginas siguientes, pasamos a comprender ‘inobservable’ como ‘entidades inobservables’.
3 Sostiene Carnap de manera más explícita: “Se han ideado varias semánticas que tienen como objetivo explicar cómo una teoría científica contribuye a la interpretación de sus términos teóricos y, como tal, determina qué significan y cómo se entienden. Todas estas semánticas asumen que la teoría respectiva se da de manera axiomática. Sin embargo, los términos teóricos también son reconocibles en las teorías científicas que hasta ahora se han resistido a una axiomatización satisfactoria. Esto se debe al hecho de que estas teorías contienen proposiciones generales que tienen la forma lógica de axiomas universales.” (Carnap, 1969:299-301).
4 Al respecto se puede revisar el artículo de Juan Manuel Jaramillo Uribe. (Jaramillo Uribe, 2014:171-193).
5 Es posible que sea requerido una comprensión del significado que otorga Husserl a ciertos términos claves para el pensamiento fenomenológico, en tal caso, se indica en una nota a pie de página los pasajes dentro de la vasta obra husserliana que se aconseja revisar. Nota del Autor.
6 No solo en esta obra Husserl atiende el problema del conocimiento; en la vasta obra husserliana encontramos como primer tratamiento al problema del conocimiento en Las Investigaciones Lógicas, escrita por Husserl entre 1900 y 1901. Nota del Autor.
7 Seguimos la refundición integral en español realizada por Antonio Zirión Quijano a partir de la traducción de José Gaos de Ideas Relativas a una Fenomenología Pura y una Filosofía Fenomenológica. Las letras mayúsculas están en el original.
8 Énfasis en el original.
9 Las cursivas están en el original.
10 Husserl: “SÓLO OTRA MANERA DE EXPRESAR eso mismo -TAL CREE EL EMPIRISTA- es la afirmación de que toda ciencia tiene que partir de la EXPERIENCIA, que FUNDAR su conocimiento mediato en una experiencia inmediata. Así, ciencia auténtica y ciencia de experiencia son para el empirista una misma cosa. “Ideas”, “esencias”, frente a los hechos - ¿qué otra cosa serían que entidades escolásticas, que fantasmas metafísicos? Haber redimido a la humanidad de semejante aquelarre filosófico, es justamente el gran mérito de la moderna ciencia natural. Sólo real, con la realidad experimentable, tiene que ver toda ciencia. Lo que no es realidad, es imaginación, y una ciencia basada en imaginaciones es precisamente ciencia imaginaria (…) de las imaginaciones hayan de brotar, por medio de una llamada visión esencial fundada en ellas, nuevos datos, datos “eidéticos”, objetos que son irreales, esto es -así concluirá el empirista- precisamente “aberración ideológica”, un “retroceso a la escolástica” o a aquella suerte de “construcciones especulativas a priori” con que el idealismo ajeno a la ciencia natural tanto obstaculizó a la ciencia genuina en la primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, todo lo que el empirista dice ahí descansa en malas inteligencias y prejuicios -por bien intencionado y bueno que sea el motivo que le guíe primitivamente.” [Husserl 2013: 119-120]. Énfasis en el original.
11 Husserl: Den Wesensunterschieden der Anschauungen (Q.V.) korrespondieren die Wesensbeziehungen zwischen "Existenz" (hier offenbar im Sinne von individuell Daseiendem) und 5"Essenz", zwischen Tatsache und Eidos. Solchen Zusammen-hängen nachgehend, erfassen wir einsichtig die diesen Terminis zugehörigen und von nun an fest zugeordneten begrifflichen Wesen, und damit bleiben alle, sich zumal an die Begriffe Eidos (Idee), Wesen anheftenden, z. T. mystischen Gedanken reinlich ausgeschieden.“ [Husserl, 1973:93]. La traducción y la cita original son tomadas del Diccionario de Términos Husserlianos [online] de Antonio Zirion Quijano.
12 Seguimos la versión en español realizada por Manuel García Morente de las Investigaciones Lógicas de Husserl.
13 Las cursivas están presentes en el texto original.
14 Se utiliza la versión en español de las Meditaciones Cartesianas de 1986 traducida por Manuel García Morente. Sostiene Husserl: “La verdad y la falsedad, la crítica y la adecuación crítica a los datos de la evidencia, son un tema cotidiano que desempeña constantemente su papel en la vida precientífica. Para esta vida cotidiana con sus fines cambiantes y relativos, bastan verdades y evidencias relativas. /53/ Pero la ciencia [53]busca verdades que sean válidas y continúen siéndolo de una vez para todas y para todos; y de consuno busca verificaciones de nueva índole y llevadas hasta el último extremo. Si la ciencia, como a la postre comprende necesariamente ella misma, no alcanza de facto a realizar un sistema de verdades “absolutas” y se ve obligada a modificar continuamente sus “verdades”, esto mismo demuestra que persigue la idea de la verdad absoluta, o de la auténtica verdad científica, y que vive en consecuencia dentro de un horizonte infinito de aproximaciones que aspiran a tocar esta idea.” (Husserl, 1986: 52).
15 En el original realtá/mondo-possibilitá-essenza.
16 Mastrobisi: “[L]a Fisica (...) oggi, il rigore stesso della sua rappre-sentazione matematica del mondo macro e micro-fisico le impo-ne di riconoscere la valenza costitutiva della relazione tra osservatore e
osservato.” (Mastrobisi 2015:9).
17 Traducción propia. Cita tomada de la obra de Mastrobisi. Se lee en el original: “[L]a fede in un mondo externo (Auβenwelt) inde-pendiente dal soggetto percipiente é allá base di ogni scienza del-la natura. Poiché tuttavia le percezioni dei sensi non danno che indizi indiretti su questo mondo esteriore, su questo reale fisico, quest’ultimo non puo essere afferrato da noi se non per via spe-culativa (teoretica o filosofica)". (Mastrobisi, 2015:9).