El Tibidabo es la cima más alta de la sierra de Collserola, que discurre paralela al mar entre los ríos Llobregat y Besòs, delimitando de esta manera el espacio vital de la ciudad de Barcelona. Es una montaña que llega hasta los 512 metros de altitud sobre el nivel del mar, de manera que tiene un fuerte impacto visual sobre Barcelona. De hecho, desde muchas calles de la ciudad el Tibidabo se hace visible altivo y seductor. Cerca de la cumbre del Tibidabo de alzan edificios emblemáticos, como el Observatorio Meteorológico Fabra, la Torre de las Aguas, la Torre de Telecomunicaciones de Collserola y el Hotel Florida, todos ellos erigidos entre finales del XIX y finales del XX, diseñados por reputados arquitectos. Justo en la cima se alza el majestuoso Templo Expiatorio del Sagrado Corazón y el histórico Parque de Atracciones de Tibidabo.

Pero el Tibidabo no siempre fue así, de hecho, ni tan sólo tenía este nombre antiguamente, sino que recibía la denominación de “Puig de l’Àliga”, traducido al español: Pico de la Águila. Pero, con la moda historicista del siglo XIX de introducir topónimos religiosos en Barcelona, se cambió la Águila por Tibidabo, proveniente del latín «Tibi dābō», que significa «te daré», expresión que proviene de unos versículos de la Biblia Vulgata. El pasaje bíblico aparece tanto en el evangelio de Lucas como en el de Mateo, con ligeros cambios, y básicamente muestra al diablo junto a Jesús, en la cima de una montaña, mostrándole una ciudad, cuando el primero le dice al segundo: “Todo esto te daré si te postras y me adoras”.

Hasta la Exposición Universal de 1888 de Barcelona, la montaña del Tibidabo era un lugar lejano e inabarcable, rodeado por un espeso bosque, al que los barceloneses no se acercaban más que para recoger leña. Pero con la modernidad de finales de siglo XIX, la burguesía catalana, encabezada por el doctor Salvador Andreu, se lanzó a la colonización de la montaña. Para ello se fundó la Sociedad Anónima Tibidabo, que compró una gran parcela agrícola y forestal en los estribos del Tibidabo para urbanizar una amplia avenida de subida a la cima, avenida que pronto empezará a llenarse de sobrecogedoras torres de arquitectura modernista que competirán en lujo y suntuosidad, obras de los arquitectos Enric Sagnier, Josep Puig i Cadafalch, Joan Rubió, y Nicolau Rubió i Turudí, entre otros.

Por la avenida Tibidabo se implantará en octubre de 1901 un tranvía que acercará a los barceloneses hasta el final de esta amplia vía, situada en la plaza actualmente llamada Salvador Andreu. El tranvía (posteriormente bautizado como Tranvía “Blau”, en español “Azul” por el color de sus coches), recorría una longitud de 1300 metros y subía un desnivel de 93 metros. Lamentablemente, en la actualidad el tranvía está cerrado en depósito, en espera de obras de adecuación de la avenida.

Para facilitar el acceso hasta la cima desde la parada final del Tranvía Blau, la Sociedad Anónima Tibidabo construyó un funicular, inaugurado también en octubre 1901, artilugio mecánico pionero en el Estado español, que subía a los pasajeros de forma cómoda mientras disfrutaban de imponentes vistas de la ciudad de Barcelona. El histórico funicular fue modernizado en 1958, y otra vez en 2021, como un medio de transporte más seguro y sostenible, que actualmente recibe el cariñoso nombre de “Cuca de Llum”. El funicular tiene una longitud de 1130 metros, salvando un desnivel de 275 metros con una pendiente máxima de 25,7%.

Llegados a la estación superior del funicular, los barceloneses de inicios de siglo XX encontraban una estación de palomas mensajeras, instalada en 1903 por la Real Sociedad Colombófila de Catalunya, que tuvo mucho éxito hasta la Guerra Civil. El pico del Tibidabo estaba ocupado por el Pabellón de la Reina, que se mandó construir por la estancia de la reina Maria Cristina de Habsburgo con motivo de la Exposición Universal de 1888 en Barcelona. El inicio de la construcción de la basílica del Sagrado Corazón en 1902 obligó a trasladar el pabellón unos metros más abajo, cerca de la estación del funicular. También coronaba la cima del Tibidabo una pequeña ermita neogótica que los salesianos levantaron en 1886, por indicación de Don Bosco (sacerdote italiano que fundó la Congregación Salesiana, entre otras).

El 28 de diciembre de 1902 se colocó la primera piedra de la basílica del Sagrado Corazón, obra del arquitecto modernista Enric Sagnier Villavecchia. Durante los primeros años del siglo XX las obras se concentraron en la construcción de la impresionante cripta, con esculturas del artista modernista Alfons Juyol. La iglesia de la cripta se abrió al culto en 1911, y a partir de 1914 empezó la construcción del templo sobre la cripta y el gran mirador que la cubría.

En 1935 las obras estaban ya muy avanzadas, y se presentó y bendijo la gran escultura de Jesús que debía coronar la basílica, obra del reputado escultor Frederic Marés. Lamentablemente, los hechos incontrolados de la Guerra Civil provocaron la destrucción de la escultura en julio 1936. Pasada la guerra, las obras del templo se reanudaron, terminándose en 1961 con la colocación de una nueva estatua de Jesús en bronce, realizada por el escultor Josep Miret, a imagen y semejanza de la destruida anteriormente. Desde entonces la escultura de 8 metros de altura y cinco toneladas de peso preside el Tibidabo, un Cristo Redentor con los brazos en cruz, abrazando a la ciudad de Barcelona.

Aunque actualmente el Cristo Redentor es el punto más alto del Tibidabo, hubo un tiempo (en 1926) que este honor lo tenían dos altísimas antenas metálicas que emitían la señal radiofónica de Radio Barcelona, que fue la primera emisora de radio legalizada de España.

El actual Tibidabo es un lugar lleno de miradores, donde tener a la ciudad de Barcelona a tus pies, y a lo lejos el Mediterráneo. Pero también podemos mirar hacia el norte y ver las emblemáticas montañas de Montserrat, o hacia el noreste para avistar el macizo del Montseny, hacia el este las playas de la comarca del Maresme, y hacia el oeste para descubrir el parque natural de las montañas del Garraf. Forzando un poco la vista, y oteando el lejano norte, podemos llegar a vislumbrar los Pirineos.

Hay infinidad de lugares desde donde distraerse mirando las panorámicas: subidos a lo alto del Templo del Sagrado Corazón, desde su esplanada, o desde gran parte de las atracciones del vecino Parque de Atracciones, repleto de lugares históricos, y también de atracciones innovadoras, como la que se inauguró en 2024, una torre de caída libre de nombre Merlí. Aunque para describir a fondo como se merece el Parque de Atracciones del Tibidabo necesitaremos un nuevo artículo, que esperamos poder escribir próximamente.

Notas

Darner, J; de la Torre, A. (2001). Tibidabo, itineraris. Edita: Arxiu Municipal del Districte de Sarrià Sant Gervasi.
Castellà, R. (2021). Tibidabo desaparegut. Editorial Efadós.
Luna, G.; Bayés, P. (2007). Petita Història del Tibidabo. Editorial Mediterrània.