Cuando alguien habla de un gastrónomo, todos saben que se refiere a una persona que tiene conocimientos y buen gusto a la hora de beber y comer. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la gastronomía es el arte de preparar una buena comida, la afición al buen comer, el conjunto de platos y usos culinarios propios de un determinado lugar. Valentina Story tiene un espacio en Instagram llamado La Gastronomist, pero en su vida diaria es bastante más que una gastrónoma o ‘gastronomista’. No solamente disfruta cocinando, tomando vinos y comiendo… ¡Ella cocina ideas!

Es venezolana, nació en Caracas y tiene ocho años viviendo en Miami. Es consultora gastronómica, desarrolla conceptos gastronómicos y es especialista en mercadeo. También estudió artes culinarias en Estados Unidos, después de haberse graduado en Venezuela como diseñadora gráfica. Cuenta que creció formando parte de una familia de cocineros por afición, en la que todos aman cocinar. Durante su adolescencia, tuvo el privilegio de ser la compañera de viajes de su papá, porque su mamá le tenía fobia a los aviones. Dice que él es todo un sibarita, les enseñó a comer, les transmitió sus conocimientos de vinos y de las tantas cocinas que logró visitar en sus viajes alrededor del mundo. “¡Ahora él aprende de nosotros, sus hijos!” dice con picardía y sonríe.

Así nació el entusiasmo de Valentina por la cocina. Lo que más le llamaba la atención eran los detalles y la dinámica de los menús de degustación en los restaurantes. Recuerda que en aquellos días la alta cocina, sobre todo en Europa, pasaba por una evolución constante en las novedosas técnicas de vanguardia.

¿Cuáles fueron los restaurantes que más te impactaron?

El restaurante que robó mi corazón fue La Chèvre d’Or. Hasta el día de hoy es el lugar más bonito que he visitado. Está ubicado en un castillo impresionante en Eze Village, en la Riviera Francesa. Sus jardines, la vista al mar, los atardeceres, el salón con ventanales panorámicos y una experiencia impecable hacen que La Cabra de Oro sea un lugar inolvidable. Entre otros restaurantes, diría que me impactó Azurmendi, en Bizkaia y de Eneko Atxa. Siento que es un lugar para visitar por lo menos una vez en la vida. Este es más que un restaurante de alta cocina, es un concepto llevado a cabo de manera impecable. Desde su construcción fue pensado y basado en la sostenibilidad.

Dice la Guía Michelin que Azurmendi -tiene tres estrellas- es una luz que guía en sustentabilidad, un ejemplo brillante de cómo trabajar con el medio ambiente alrededor de nosotros. De La Chèvre d’Or –con dos estrellas– resalta sus paisajes, las técnicas maestras, sus intensos y bellos zumos, salsas y el estilizado emplatado.

¿Qué es sentir pasión por la gastronomía?

Es la necesidad incansable de querer saber cada vez más de esta forma de arte, que existe desde los inicios de la humanidad. Cuando te apasiona la gastronomía y profundizas en ella, comienzas a enamorarte de su lado científico, de su lado histórico, cultural y es ahí donde entiendes que es algo más que restaurantes de moda y platos bonitos. Es un arte manual que ha evolucionado gracias a diferentes hechos históricos, gracias a investigadores y, por supuesto, gracias a nuestros abuelos y sus recetas.

¿Cuáles fueron algunos de tus primeros trabajos?

El primer restaurante en el que descubrí que esto es lo que me gusta hacer fue Seven Reasons DC, del chef venezolano Enrique Limardo. Tuve la oportunidad de unirme al proyecto de manera independiente, haciendo junto a su equipo el diseño de interiores de su primera locación. Luego hice toda la identidad gráfica, el logo, los empaques, los menús y los colaterales. Un año después me uní a su equipo de manera oficial como directora creativa. Durante esos cuatro años, participé en la apertura de Imperfecto –que actualmente tiene una estrella Michelin– y diseñé el concepto completo incluyendo el interiorismo de Joy, también del grupo Seven Reasons. Fui la creadora de los conceptos de The Saga y de su reciente proyecto Surreal.

Estudiaste artes culinarias en el International Culinary Center. ¿Por qué artes culinarias y no pastelería?

Estudié cocina pensando que algún día tendría un restaurante, ese programa era el más completo para mi objetivo. Luego la vida me llevó a ejercerlo desde otra perspectiva, sin abandonar mi primera carrera, como diseñadora.

La pastelería me parece un arte espectacular, pero por dos razones nunca fue mi preferencia. La primera es que no soy dulcera, prefiero mil veces la comida salada. Y la segunda razón es que, aunque la cocina profesional en general es precisión, concentración y disciplina, me gusta cocinar con libertad, sin medir, con instinto y es una flexibilidad que no siento al hacer postres. Me gusta cocinar para relajarme y la pastelería me estresa.

¿Cómo ha contribuido en tu trabajo el master en crítica gastronómica que hiciste con un grupo de periodistas especializados?

El master en crítica fue una avalancha de conocimientos. Profundicé en cosas que ya sabía trabajando día a día en restaurantes y aprendí más sobre temas que me encantan como la memoria del paladar, los sabores, la historia de las cocinas del mundo y aprender a escribir críticas. Ser crítica gastronómica es mi carrera frustrada. Por eso trato de no dejar a un lado contar de algunas experiencias interesantes cada vez que puedo.

¿En qué consisten las asesorías gastronómicas que haces?

Mi trabajo de asesorías y desarrollo de proyectos se basa, sobre todo, en el área creativa. También me encanta cuando chefs o mixólogos me incluyen en el desarrollo de menús para fusionar mis ideas con su talento. Trabajo con negocios relacionados con hospitalidad, más que todo con restaurantes y bares, grandes o pequeños. La mayoría son nuevos, a veces ya existen. Hay casos muy particulares, como una vez que me contrataron sólo para poner el nombre del restaurante.

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Tu objetivo es crear negocios innovadores con un concepto de marca sólido, con estrategia de mercadeo que lo haga productivo. ¿Cuál ha sido tu mayor reto y cuál tu mayor éxito?

Pudiera decir que Mita, en Washington D.C y con una estrella Michelin, ha sido mi gran reto y mi mayor éxito, las dos cosas. Desde hace unos años, cuando conocí a sus chefs Miguel Guerra y Tatiana Mora, comenzamos a trabajar en su proyecto. Comenzó siendo un Pop Up y tenía tanto potencial, que años después comenzamos a trabajar en el restaurante.

El reto fue grande en todos los sentidos, porque ellos siempre estuvieron muy claros sobre el concepto. Desarrollarlo tenía muchos factores para tomar en cuenta, por ejemplo: en la construcción no podíamos usar cuero real –porque el restaurante es vegano–. Había muchas cosas en las que uno por lo general no piensa, pero que definitivamente son detalles que le brindan coherencia y credibilidad a su propuesta.

Mita es un hijo para mí, fue mi primer proyecto siendo independiente y juntos hemos creado un lugar hermoso, con unos menús ilustrados únicos, con miles de detalles. Y con una estrategia detrás de su cuenta de redes sociales que ha causado sensación por su estética y dinamismo. Mita ha sido la escuela completa y es el segundo restaurante, con estrella Michelin, en el que he tenido el privilegio de trabajar.

¿Cómo cocinas tus ideas? ¿Cómo llega la inspiración?

Considero que una de mis virtudes es la creatividad, es algo innato, y por esta razón mi cabeza está todo el día literalmente soltando ideas, ideas que luego cobran vida en algo. Las noches son claves, me levanto mucho en la madrugada a anotar lo que imagino o sueño. Mi inspiración se basa en mis experiencias, sin duda. Mi vida gira en torno al mundo gastronómico y cada restaurante, mercado o chiringuito que visito queda en mi memoria, que es como un disco duro en donde están todas las ideas. Mi otra gran inspiración es la innovación porque siempre estoy en búsqueda de lo original, me aburren las copias, me aburre lo visto muchas veces. Por supuesto, lo clásico es lo clásico.

¿Por qué tu espacio se llama La Gastronomist?

“La Gastronomist” nace de la búsqueda de un seudónimo que me representara como persona y profesionalmente. Ser gastrónomo no trata solamente de conocimiento, trata de una pasión, de explorar, de ser curioso y de formarse a través de la experiencia.

La intención de que el nombre sea en “Spanglish” describe perfectamente mi vida actual. Soy una persona latina de sangre y corazón, viviendo en un país multicultural, aventurándome en proyectos que me unen a otros profesionales a través del inglés.

¿Qué quieres que te traiga el próximo año?

Para el 2025 me encuentro trabajando en lograr nuevos objetivos en mi laboratorio de marketing gastronómico, llamado Branddict –una fusión de dos palabras “brand” y “addicted"– y fundado en Enero 2024. Pretendemos irrumpir en el mercado venezolano impulsando los emprendimientos de mi país y tenemos como objetivo ampliar nuestro equipo para un crecimiento importante en el primer semestre del año. ¡Hay mucha ilusión con este proyecto!