La semilla andina es exportada a más de 60 países por sus cualidades alimenticias.
Este superalimento de primera sale fuera del país, mientras el consumo interno está a merced del uso de plaguicidas.
Desde que tengo uso de razón, la quinua, una pequeña semilla de dura consistencia, era remojada y hervida por mi madre para luego prepararla en jugo con leche, con la ferviente promesa de ser un superalimento que me haría más fuerte y sano. La verdad es que le creí, y esta preparación era sumamente deliciosa. Ella no mentía, y la ciencia lo demostró.
Al igual que yo, millones de peruanos, asentados en la zona costera, la inhóspita sierra o la enmarañada selva, consumen la quinua desde tiempos inmemoriales, debido a que se trata de un excelente alimento.
Se puede consumir en jugos o en platos más tradicionales, como el pesque de quinua (guiso salado mezclado con leche y otros acompañamientos), que es muy consumido en la sierra peruana, o el chaufa de quinua, que es una reciente innovación del chaufa peruano que se basa originalmente en el arroz.
La fama de la quinua hoy en día se ha extendido a nivel mundial, porque se ha industrializado a tal punto que en Perú se pueden encontrar barras energéticas a base de quinua, galletas, jugos y hasta cócteles, entre muchas otras presentaciones. De igual forma, su exportación creció exponencialmente, llevando al Perú a ser el principal exportador de este pequeño pero gran alimento.
¿Qué es la quinua?
Aunque todos creen que se trata de un grano integral, técnicamente es la semilla de la planta del mismo nombre y es nativa de los Andes, que comparte Perú con otros países como Bolivia, Chile y Argentina. Es un cultivo tradicional empleado por las culturas prehispánicas asentadas en Perú, y se domesticó fácilmente porque es resistente al clima y tolerante a la escasez de agua, siendo muy adaptable, ya que soporta temperaturas extremas que van desde los -4 a los 38 grados centígrados. Motivo por el cual su cultivo se ha extendido a países como Ecuador, Colombia, Estados Unidos, e incluso Europa y Asia recientemente.
El superalimento
La quinua es muy valorada porque en su composición aporta aminoácidos esenciales y tiene una alta calidad proteica, superando en valor biológico a lo que aportan cereales como el trigo, maíz, arroz o avena. Contiene calcio, hierro y magnesio, un 23% de proteína, y vitaminas C, E, B1, B2, niacina y fósforo. Además, es fuente de omega 6, fibra soluble e insoluble, y su índice glucémico (azúcar) es muy bajo.
Por tal motivo, su demanda, tanto en el mercado interno como externo, ha crecido de manera exorbitante, lo que ha hecho que su producción se masifique y se vuelva rentable a gran escala.
El mayor productor y exportador
Desde 2014, Perú ostenta la categoría de mayor productor y exportador de quinua en todo el mundo, debido a que el cultivo de la quinua incrementó su área, pasando de la zona andina a cultivarse en zonas más cálidas.
Tan solo entre enero y junio de 2024, se recaudaron por concepto de exportación de quinua 70.1 millones de dólares, siendo el principal destino Estados Unidos, que adquirió más de 12 mil 400 toneladas. De acuerdo con el reporte emitido por el ente supervisor de las exportaciones peruanas (SUNAT), el valor total corresponde al despacho de 28 mil 253 toneladas de quinua, dirigidas principalmente a Estados Unidos, Canadá, Italia, Reino Unido, Países Bajos, Chile e Israel, países que absorbieron el 68.5% del volumen exportado.
Perú exporta este producto a más de 60 países, y la tendencia para el segundo semestre de 2024, así como las proyecciones para 2025, apuntan hacia un crecimiento sostenido. Para hacer posible esta exportación, se exigen a nivel gubernamental, es decir, por parte del Ministerio de Agricultura peruano, que los productos sean inocuos y cumplan con los altos estándares exigidos en los países receptores. Sin embargo, esa exigencia no sería la misma para el consumo interno.
Desvelando un oscuro secreto
La otra cara en torno a la producción de la quinua en Perú no es tan pintoresca ni maravillosa como la que expone con bombos y platillos el Estado. Recientes estudios realizados por investigadores de dos universidades revelaron que millones de peruanos están expuestos al consumo de quinua contaminada con trazas de agentes químicos prohibidos en otros países e incluso en territorio nacional.
El estudio liderado por las investigadoras Angie Higuchi y Matilde Schwalb, realizado en conjunto con la Universidad del Pacífico y la Universidad Mayor de San Marcos, reveló la presencia de 9 pesticidas tóxicos en la quinua que a diario forma parte de la mesa de millones de familias peruanas, lo que genera seria preocupación en torno a la seguridad alimentaria y la salud pública.
Esta investigación surgió, como lo cuentan las investigadoras, tras la devolución de 200 toneladas de quinua desde Estados Unidos en junio de 2015. Diez contenedores de este producto retornaron al país luego de no pasar los controles de calidad exigidos en EE.UU., por el uso de plaguicidas prohibidos en el país del norte.
Schwalb, quien es directora del Centro de Ética y Gestión Sostenible de la UP, se preguntó: "¿A dónde irán a parar esas 200 toneladas y de dónde vienen?" sobre el destino y origen de estos productos y decidió investigar a fondo.
“Realizamos un estudio piloto que demostró que varias marcas de quinua contenían pesticidas tóxicos. Esto nos llevó a un análisis más amplio”, explicó Schwalb.
Un estudio final abarcó 29 marcas de quinua blanca, un producto popular tanto en el mercado local como en el internacional.
Pesticidas prohibidos
Los resultados del estudio fueron sorprendentes. De 27 bolsas de quinua analizadas, 10 se comercializaban como orgánicas, pero contenían pesticidas prohibidos por la Unión Europea y EE.UU. Estos pesticidas están relacionados con graves problemas de salud, como trastornos endocrinos y cáncer. Además, su uso afecta negativamente al medio ambiente, especialmente a las abejas, cruciales para la polinización de los cultivos.
“Es un tema que no solo afecta a los consumidores, sino que también pone en riesgo la biodiversidad agrícola”, señala Angie Higuchi, coautora del estudio. La investigación ha despertado la preocupación de diversos sectores, desde consumidores hasta ambientalistas.
La investigación identificó plaguicidas como carbofurano, clorpirifos, malatión y cipermetrina en las muestras analizadas, incluyendo aquellas que se comercializaban como productos orgánicos.
Daño a la salud
Pero más allá del uso indebido de productos químicos que están prohibidos, los daños que pueden provocar en la salud humana ante su exposición o consumo varían desde trastornos hormonales, problemas renales y ciertas variantes del cáncer, como la leucemia. Así que el asunto es grave, porque involucra a toda la cadena productiva en desmedro de la salud pública, involucrando en esta vorágine perniciosa tanto al agricultor, como a quienes expenden productos prohibidos, así como a las empresas que comercializan estos productos a sabiendas del grado de contaminación existente y a la propia autoridad, cuyo rigor en la fiscalización es nulo o simplemente deficiente, ya que tienen puesto el control solamente en los productos destinados a exportación y no al consumo interno.
¿Por qué usan productos dañinos?
Una de las explicaciones de este grupo investigador señala que esto obedece en gran medida a la demanda de producción de la quinua.
Originalmente, esta semilla andina crece en la zona de la sierra, donde su cultivo ha sido parte de la tradición local durante siglos. Sin embargo, la creciente demanda internacional ha llevado a los agricultores a expandir la producción hacia la costa, donde las condiciones climáticas son diferentes. Este cambio ha resultado en un aumento del uso de pesticidas, lo que compromete la calidad del producto.
Jaime Delgado, abogado en defensa del consumidor y coordinador del monitoreo ciudadano sobre agroquímicos, explicó que muchos agricultores, especialmente los pequeños, se ven obligados a utilizar pesticidas para combatir plagas a medida que intentan satisfacer la demanda del mercado. “La presión por obtener mejores rendimientos los lleva a recurrir a agroquímicos que a menudo son más baratos, pero peligrosos. Esto ha sucedido principalmente en la zona costera del país”, advirtió en su momento.
Este ensayo no resulta descabellado, ya que se sabe que la quinua en la zona andina crece solamente con el riego de agua, sin ningún tipo de fertilizante o plaguicida. Este hecho fue advertido por los agricultores de esta zona, en reclamo a los de la zona costera que usarían plaguicidas para erradicar una variedad de polillas que diezman sus plantaciones, tal como se difundió en medios locales en el año 2015.
Austero control
A pesar de la gravedad de los hallazgos, la respuesta del gobierno peruano es lenta y limitada. La falta de controles adecuados en el mercado local permite que productos supuestamente orgánicos contengan pesticidas nocivos.
“Los consumidores creen que están comprando productos saludables, pero no existe la vigilancia necesaria para garantizarlo”, afirmaron los investigadores.
A ello se suma la informalidad en la producción de la quinua en ciertos sectores, sobre todo los pequeños agricultores que no siguen las regulaciones necesarias. “El consumidor promedio no tiene forma de saber qué hay realmente en lo que está comprando”, añade Delgado.
Marketing y publicidad engañosa
Un producto orgánico es aquel que se obtiene libre de pesticidas, es decir, se cultivó y cuidó de la manera más natural posible. Pero, además, debe contar con la certificación de entidades acreditadas, que es costosa y complicada debido a la burocracia de los trámites públicos, especialmente para los pequeños agricultores.
Entonces, muchos optan por certificaciones colectivas, pero estas tienen una duración limitada y no son renovadas por falta de recursos. Otro problema asociado a este aspecto es que muchas marcas simplemente etiquetan y empacan sus productos como si fuesen orgánicos y los distribuyen a diestra y siniestra sin mayor control.
En realidad, se marketean como productos orgánicos y saludables, usando incluso publicidad engañosa, cuando la única forma de demostrar que alguien expende un producto saludable es con la certificación de calidad del producto.
“Hay un vacío en la educación del consumidor sobre lo que realmente significa un producto orgánico. Muchos simplemente se dejan llevar por el marketing”, explica Delgado. Esto permite que productos con pesticidas se vendan a precios superiores, basándose en una falsa percepción de calidad.
En busca de la transparencia
Ante la falta de acción gubernamental, varios grupos ciudadanos han comenzado a tomar medidas para investigar y denunciar la presencia de agroquímicos en los alimentos. Los monitoreos realizados en supermercados han encontrado niveles alarmantes de pesticidas en diferentes productos, lo que ha llevado a llamados a la acción para una mejor regulación.
En ese sentido, resulta fundamental que los consumidores exijan transparencia sobre la procedencia de los alimentos y que el Estado exija su cumplimiento. La educación y la sensibilización son clave para empoderar a los consumidores y fomentar una demanda informada, aunque hay muchas aristas que se deben atacar.
Desde el productor que adquiere químicos prohibidos por el Estado, pasando por quienes expenden ilegalmente estos productos, hasta quienes comercializan indebidamente esta semilla ancestral y el mismísimo gobierno, encarnado en el Ministerio de Agricultura y sus programas asociados al control de los alimentos, así como el Ministerio de Salud, tienen mucha responsabilidad en el control y correcta producción de la quinua que se distribuye en los miles de mercados a lo largo del territorio peruano, así como lo hacen con la quinua que se exporta al exterior, libre de plaguicidas y que sirve como verdadero alimento para millones de personas en todo el mundo.
El interés en una producción responsable que beneficie tanto al consumidor del ámbito externo debe estar a la par con los derechos del consumidor del mercado interno, por simple respeto a la vida y los derechos humanos que ostenta cada ciudadano de esta enorme aldea global.
Es prioritario un profundo cambio en las políticas agrícolas y que los consumidores sean educados sobre lo que realmente implica el consumo inocuo. Cuando ese día llegue, se podrán escribir nuevas líneas acerca de la quinua, el superalimento de la cultura peruana que traspasa fronteras y alimenta a su gente de forma segura y sostenible.