La mayoría de las veces nos preguntamos cómo podemos potenciar nuestra salud a través de los alimentos, y sin más respuesta del tipo de investigación, podemos decir que comer de forma variada nos permite lo necesario en la obtención de macro y micronutrientes. Pero ¿qué pasa cuando nos encontramos con alguna deficiencia? La respuesta es suplementarse según indicación médica, pero ¿qué podemos hacer nosotros para potenciar nuestra salud?
Son muchas las respuestas que podemos obtener para esta pregunta, y una de ellas puede ser consumir alimentos innovadores, para poder mejorar o recuperar nuestra salud.
Existen muchos productos alimentarios de este tipo. Los que con más facilidad podemos ir encontrando serán aquellos que tengan mayores tendencias alimentarias de los consumidores, por eso es vital estudiar las prácticas de consumo antes de realizar algún lanzamiento de productos al mercado. Si bien, por lo menos en Chile, se han utilizado como parte de políticas públicas algunos productos alimentarios que tienen innovación, y quizás ni siquiera son de conocimiento público.
Algunos ejemplos que podemos encontrar son la sal, que viene yodada para evitar déficit de yodo, y la harina, que viene suplementada en acido fólico para prevenir problemas del tubo neural en recién nacidos (como es muy baja la población que planifica un embarazo son altas las posibilidades de producirse deficiencias, ya que dentro del primer trimestre de embarazo es donde se forma parte del sistema nervioso). Y una de las últimas tendencias realizadas fue la suplementación de la vitamina D en los lácteos, ya que la recordada pandemia del año 2020, dada por COVID-19 y que nos trajo el confinamiento, conllevó la baja en la exposición al sol y produjo deficiencia en dicha vitamina. Estas medidas forman parte de una mirada más estatal y del gobierno, pero como personas comunes siempre nos encontramos en continuos cambios; ahora más que recuperar la salud, es poder mejorarla y prevenir enfermedades.
Se dice que las tendencias actuales de la innovación en productos alimentarios sería que las carnes fueran proteínas provenientes de insectos, así como los alimentos de orígenes de plantas, alimentos en 3D, prebióticos y probióticos para el microbiota intestinal, los alimentos de V gama por la rapidez en que nos movemos y que logren facilitar el poco tiempo que tenemos para la preparación nuestros productos, y otros que se irán sumando al mercado. Siempre y cuando cumplan con ser productos alimentarios que tengan bajo impacto medio ambiental, que potencien la sostenibilidad, que cuenten con un etiquetado limpio, y que sean lo menos procesados posibles (ya que otra de las tendencias es volver a lo natural, “alimentos sin tantos preservantes ni colorantes”). Ojalá que, con la suma de estos factores, se consigan alimentos funcionales que logren potenciar aunque sea un área de nuestra salud, lo que nos permitirá un cambio positivo.
Todo esto son desafíos para la industria alimentaria y quienes nos movemos en ella, la cual conlleva a competitividad en el mercado, pero nos obliga a innovar en productos y en tecnologías alimentarias. Siempre se debe realizar con una mirada hacia el futuro, para adelantarse a los cambios, y estar preparados. Se debe lograr solucionar las problemáticas que se pueden ver afectadas como humanidad, y nos dejen una solución viable y mantenible en el tiempo (como lo es, por ejemplo, el cuidado de un recurso natural esencial como es el agua). Es por esto por lo que es fundamental recordar que podemos innovar en alimentos no solo desarrollando nuevos, si no que también mejorando los ya existentes, y transformarnos en seres humanos que nos importe más allá de comer como necesidad básica, sea una alimentación consciente tanto como para el medio como para nuestra salud, y la de los demás.