Una exposición colectiva que ensaya revertir la dramaturgia del museo y poner las obras en el centro para atender de este modo a su voluntad, su energía y su intención poética.

¿Qué sucedería si desvinculásemos la obra del contexto museográfico que la rodea? ¿Sería posible considerar la museografía como una suerte de afasia y proponer la desarticulación de la dramaturgia del museo, eso que nos dice cómo movernos en unos espacios, cómo observar las experiencias artísticas que nos ofrecen y cómo aprehender el conocimiento que de ellas se desprende? Si asumiéramos ese giro como posible, ¿qué otros significados se generarían para la interpretación de la obra, pero también para la resignificación del museo como institución? ¿Podríamos, desde dicha posición, atender a la voluntad de la obra, a su deseo, a su energía, a su intención poética? Partiendo del poeta y filósofo martiniqués Édouard Glissant, cuando afirma que el poema nunca debe negar el camino del mundo, ¿puede el museo poner las obras y sus modos de experimentar el mundo en el centro de todo?

Intención poética, que toma su título del libro homónimo de Glissant, se entiende como un ejercicio que plantea una ruptura con el marco institucional, ofreciendo un espacio de reflexión y de crítica en el que el concepto y la experiencia «arte» se presentan como un principio generador y emancipador. Esta nueva aproximación a la Colección se sirve, en gran parte, de obras adquiridas en los últimos años que buscan nuevos escenarios de relación con obras existentes de la Colección, pero también con obras en préstamo de artistas de dentro y fuera de la misma. Se configura así un nuevo relato de historias que abarca ausencias y favorece otros discursos, en tanto que espacios comunes y escenarios de lo posible, para cuestionar y actualizar las formas de relación que establecen las prácticas artísticas con los sujetos.