La actualidad de la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas me ha traído el recuerdo de un viejo proyecto que, como tantos otros a lo largo del tiempo, quedaron perdidos en algún cajón de los organismos y administraciones públicas implicadas. Me refiero al corredor intermodal para unir Kiev con la ciudad española de Orihuela, uno de esos sueños que plantean algunos hombres con visión de futuro, que podría haber generado bastante riqueza y una mejor comunicación entre las regiones del norte de Europa y la franja sur del continente. Aunque la idea original tenía una finalidad comercial, es fácil imaginar lo práctico que en estos momentos resultaría disponer de ese tren para llegar directamente a la capital ucraniana en cualquier viaje de solidaridad con este país.

Resulta que, hace la friolera de veinticuatro años, cuarenta Cámaras de Comercio de seis países de la Unión Europea constituyeron un comité promotor del corredor plurimodal (carretera y ferrocarril) Este-Sur de Europa que comenzaría en Kiev y se pretendía llegara hasta Orihuela (Alicante), con el objetivo de potenciar todo el Arco Mediterráneo. La hemeroteca que dejó mi padre contiene el amplio reportaje que dediqué el domingo 2 de agosto de 1998 a este trascendental tema en el diario La Verdad. Lástima que aquel recordado presidente del Consejo de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación de la Comunidad Valenciana, Arturo Virosque, se nos fuera el 12 de febrero de 2013 sin conseguir su objetivo. Lo he intentado por diversos medios, pero no he conseguido hasta ahora averiguar el motivo por el cual quedó congelada la idea de esta singular infraestructura.

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Este corredor plurimodal consistía en una gran autopista que discurriría junto al mar, lo que supondría desdoblar la A-7 en la Comunidad Valenciana y la conexión del tren de Alta Velocidad. Según el documento redactado, Valencia sería el nudo desde donde el corredor continuaría hacia Madrid y Lisboa, mientras que un ramal complementario se extendería hacia el sur de la provincia de Alicante.

Se trata de un ambicioso proyecto, muy beneficioso para nuestra Comunidad, y que se considera necesario para el desarrollo armónico de la UE y la ampliación a los países del Este”.

(Arturo Virosque Ruiz)

El proyecto fue puesto en marcha –en 1998- por un comité ejecutivo constituido en Milán por cuarenta Cámaras de Comercio, bajo la presidencia de Carlo Sangali, presidente de aquella Cámara italiana. De este comité formaba parte igualmente Arturo Virosque, que entonces también era presidente del Consejo de Cámaras de la Comunidad Valenciana.

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Acto celebrado en el Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Valencia. Al centro Arturo Virosque junto a la consejera de Agricultura del Gobierno Valenciano, Maritina Hernández y José María Berenguer, Prior y Cónsul Mayor del Consulado de La Lonja de Valencia.

El objetivo del Comité promotor era que la Unión Europea reconociera el eje Kiev-Orihuela como infraestructura prioritaria y destinara los fondos oportunos para contribuir a su ejecución. Según el presidente del Consejo de Cámaras, este nuevo corredor europeo, era el proyecto de mayor importancia para la Comunidad Valenciana en infraestructuras que se había planteado hasta entonces. El corredor contemplaba una gran autopista para unir el Este con el Sur de Europa, así como un tren de Alta Velocidad junto a la vía con conexiones en los principales puertos mediterráneos. Lo ideal –indicaba Virosque- era conseguir después prolongar la autopista y AVE hasta Algeciras, “vertebrando así todo el territorio de la Comunidad Valenciana que se constituiría den una plataforma de primer orden en el Arco Mediterráneo”.

El presidente del Consejo de Cámaras valencianas propuso en Milán prolongar hasta Orihuela el eje inicialmente previsto entre Kiev y Valencia, en una primera fase, y posteriormente llegar hasta Algeciras y el norte de África. Y esta propuesta fue aprobada por unanimidad de las cuarenta Cámaras que se encontraban representadas en la reunión del comité promotor del proyecto. Según Virosque, de ejecutarse este proyecto, que calificaba de vital para la Comunidad (“ya que se convertiría, junto a Milán, en el gran centro de distribución del Mediterráneo hacia el sur”), también se compensaría la gran concentración de infraestructuras que poseen los países del norte de la UE.

En los documentos barajados se planteaba que el corredor tuviera un recorrido que, partiendo de Kiev, llegara como mínimo hasta Orihuela. Desde Kiev se dirigiría a Kosice, Viena, Florencia, Turín, Milán, Montpellier, Barcelona, Valencia, Madrid y terminaría en Lisboa. Pero aparecían varias posibilidades en dos ramales complementarios al recorrido principal: Viena-Bratislava-Zagreb-puerto de Rijeka; y Milán-Génova, puerto del Pireo. Una vez en Valencia, desde la capital de la Comunidad Valenciana partiría un ramal hasta Orihuela, aunque el objetivo último era llegar hasta Algeciras, mientras que el ramal principal se dirigiría hacia Madrid y Lisboa. Estas son las opciones que se barajaban, a expensas de lo que resultara de las sugerencias que aportaran las Cámaras de Comercio, gobiernos estatales y autonómicos.

Las Cámaras de Comercio europeas que promovían en aquel momento el corredor plurimodal tenían claro el objetivo: impulsar un nuevo eje de relaciones sociales e intercambios económicos capaz de compensar el desequilibrio existente entre las regiones del norte de Europa y toda la franja sur del continente. El eje debía servir para crear (y potenciar los ya existentes) nuevos flujos de desplazamiento de viajeros y mercancías, y para dinamizar y potenciar las relaciones de todo tipo entre las zonas atravesadas por el corredor.

El presidente del Consejo de Cámaras valencianas defendió en la reunión de Milán la importancia que el corredor tenía cara a la plena integración de la Comunidad Valenciana en la dinámica socioeconómica del sur de Europa, “del que forma parte muy significativa el Arco Mediterráneo”. Para Virosque, el corredor permitiría no sólo que las empresas valencianas contaran con un acceso más ágil y directo a los países del Este de Europa, sino que mejoraría las posibilidades de nuestra Comunidad como destino turístico, favorecería los flujos de movimiento de viajeros y mercancías y supondría un acercamiento efectivo a las áreas de mayor influencia de la Unión Europea.

Entre las propuestas que Virosque llevó a aquella reunión de Milán, y que consideraba fundamentales para aportar al corredor plurimodal, aparecían proyectos de infraestructuras ya conocidos: ejecución del AVE-Valencia-Madrid, terminal de carga en el aeropuerto de Manises, desarrollo del puerto y su zona de actividades logísticas, y conexiones Sagunto-Somport y entre las autovías de Levante y Andalucía.

El proyecto del eje Kiev-Orhuela-Lisboa fue sometido a la consideración de los plenos de las Cámaras de Comercio participantes, así como a las autoridades de las regiones afectadas y posteriormente ante la Comisión Europea, que inicialmente se mostró receptiva. Las Cámaras de Comercio que promovían el corredor plurimodal tenían un claro objetivo: impulsar un nuevo eje de relaciones sociales e intercambios económicos capaz de compensar el desequilibrio existente entre las regiones del norte de Europa y toda la franja sur del continente.

El presidente del Consejo de Cámaras Valencianas defendió en su día, en la reunión celebrada en Milán, la importancia que el corredor tenía de cara a la plena integración de la Comunidad Valenciana en la dinámica socioeconómica del sur de Europa, del que forma parte muy significativa el arco mediterráneo.

Para Arturo Virosque, el corredor permitiría no sólo que las empresas valencianas contaran con un acceso más ágil y directo a los países del Este de Europa, sino que mejorará las posibilidades de nuestra comunidad como destino turístico, favorecerá los flujos de movimiento de viajeros y mercancías y supondrá un acercamiento efectivo a las áreas de mayor influencia de la Unión Europea. Entre las propuestas que Virosque llevó a Milán, y que consideraba fundamentales para aportar al corredor plurimodal, aparecían proyectos de infraestructuras ya conocidos: ejecución del AVE Valencia-Madrid, terminal de carga en el aeropuerto de Manises, desarrollo del puerto y su zona de actividades logísticas, conexiones Sagunto-Somport y entre las autovías de Levante-Andalucía.

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El recuerdo de aquel proyecto varado me sirve de sincero homenaje, que pretendo rendir con estas líneas, al que fuera ejemplar empresario Arturo Virosque Ruiz, un hombre que siempre tuvo presente el sur de la Comunidad para cualquiera de sus iniciativas en pro del desarrollo territorial valenciano.