Podríamos llamarle el vocabulario de los disparates, extranjerismos, barbarismos y demás corruptelas, pedanterías y desatinos introducidos en la lengua castellana.

Pero el lenguaje es libre. La cizaña existe desde tiempos memoriales y sirve para destruir o construir. A veces es un instrumento para malversar la reputación de alguien, en especial de algún escritor.

Diferencio rotunda y claramente que la desidia de la diatriba es muy diferente a la cizaña perpetuada para burlar o derribar la imagen del otro.

La diatriba

  1. nombre femenino
    Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo.

El significado de diatriba como escrito, aparece en el siglo III a. C., atribuyéndose a Bión de Borístenes, filósofo cínico griego. Otros escritores cínicos, como Teles (siglo III a. C.), y estoicos, como Musonio Rufo (siglo I), usaron la diatriba discursiva como su género.

Un ejemplo de diatriba actual la escribí hace algún tiempo suma de muchas otras.

Una de mis favoritas dice:

Cuidado y te nombro

No sé si es perverso decir:
Horacio,
Nelson,
Kid,
Eduardo,
San,
Ale,
David,
Rafa,
John,
tres puntos
o más putos seguidos

o decir,
segmentos,
caducos afectivos,
rastrojos de marea roja,
broza putrefacta de café,
cáscaras de reptil recién nacido,
perritos chiwuawua que se auto pringan de semen en las esquinas,
o simplemente,
seguir jugando con las opciones de charco
con sus argumentos de ranas principescas,
con mensajitos de texto alimentando su captura
entre lunes y jueves, menos fines de semana,
porque soy del calendario,
la del viernes

o seguir de cenicienta,
besarles sus orfandades,
remendar sus destrozos de impotentes,
de fracasados mujeriegos,

o abrazarles ese abandono por algo,
porque por algo los dejan,
por lobos aulladores,
porque exigen sin consentir,
porque no tienen ni idea
que sexo es tener sesos
y que no hay teorías en el amor

... los siguen dejando
por zorrillos que no huelen su ajenjo y potasa cerebral,
porque se hartan de sus malos olores,
por sus baratas filantropías,
o la mística de guardarnos en gavetas trabadas

por ser potrillos que relinchan y doman,
por asfixiar con medidas absurdas
del cómo se evalúa la belleza,

por eso los traicionan,
por sanguijuelas,
por cascarrabias,
porque se les traban los bolsillos de piedras,
por mantenidos
o frescos

a todos esos nombres…
nombres de prozac,
de oxidaciones,
de arterias,
de amnesia intencional,
les digo,
desde mi rencor flamenco,
desde la hendedura de las cavernas,
desde la podredumbre subterránea,
desde el Aconcagua hasta la ultratumba petrolera,
los seguiré nombrando,
los seguiré borrando…
¡¡amor, cuidado y te nombro!!

La cizaña del lenguaje

  1. nombre femenino
    Disensión o enemistad, usado generalmente con los verbos meter y sembrar.

El uso se da en las Escrituras bíblicas cuando se detalla como parábola, pero significa, por el contrario, la cizaña se representa como el mal, a las personas que no llevan a cabo prácticas de bondad, que actúan mal y dañan a sus semejantes, es decir, seres necrofílicos, alejados de lo espiritual.

Y hay mucha Literatura visceral que se usa para destruir y sembrar cizaña. La que no edifica, ni denuncia o se constipa por lo injusto, o un desgarre de furia por el dolor. Sino para demoler al otro, para atacar estilos, para mutilar creatividades que no se parecen, que anulan o invisibilizan.

Encontré un poema que explica con claridad la cizaña que habita en muchos hombres, en los poetas también. Y esa es la diferencia con la diatriba.

La cizaña

Igual que existe la venganza y el odio
cientos de lanzas acumulándose en el trastero
la cizaña los celos la envidia
como buenos hijos de Caín
la memoria en carne viva
estas heridas en el ojo del niño
el recuerdo que lanza misiles al mediodía
existe
la laguna el manantial la paz
hermosos parques en las entrañas de la ciudad
cansadas del espanto
existe el ejercicio atlético del corazón
endureciendo la piel a fuerza de costumbre
existe el hoy
como inicio de todo futuro
existe el barro que moldea tus manos
existe la actitud de tirar las armas
en cualquier contienda.

(Ana Isabel Alvea Sánchez)

No hay regla para escribir, pero usemos el lenguaje para ser libres, no para realizar daños. Para ser uno mismo y no para resaltar nuestro ego y ceguedad.