Eva ha decidido hoy pensar su encierro, su enclaustro, ha pensado como resolverlo, sin la ayuda de nadie, ha pensado una y otra vez, en resolver su encierro. Ha contado nuevamente los lápices de colores con la exactitud de diez, se ha peinado dividiendo la esfera en la mitad precisa, con los dos puntos perfectamente equidistantes, ha dejado ordenada la casa completa, en cada baño un jabón especial, en cada habitación brillan las puertas. Eva busca la palabra precisa, la sonrisa perfecta, Eva quiere comunicarles que el mundo funciona de extraña manera, que las sociedades producen riqueza, las sociedades son las mismas que las generan, y radica en la capacidad de generación de esa riqueza la magnitud del disfrute de la misma sociedad, no es acaso a ciencia cierta, que si la sociedad produce alimentos para todos, todos podrán comer, y los bienes son cosas a las que todos accederán, si la sociedad se nutre de los servicios que ella misma provee habrá más servicios de excelencia.

¿Estará la humanidad avanzando a un seguro social de supervivencia producto del gran excedente de la producción primaria?. Son todas preguntas, que se nos plantean, sin una clara respuesta. Creo que todo se medirá por el grado de satisfacción o plenitud que los seres humanos puedan alcanzar en su día a día, eso marcará la brecha.

Entonces porque nos complicamos tanto la existencia, si las cosas están a la vista, están tan claras sobre la mesa, porque los seres humanos no vemos las cosas que se evidencian, y ¿por qué no vemos las cosas que se evidencian?
La producción de bienes y alimentos tiene que abastecer también aquellos que prestan servicios, porque sería la forma de su sustento. Si los servicios se prestan al exterior entonces habría ingreso de divisas, alguien más estaría proveyendo riqueza. Si alguien estuviese vendiendo la producción de bienes al exterior el sustento se lo estaría pagando desde el extranjero.

Si el acento no se pone en la producción de bienes y servicios, todo intento sería obsoleto.

Podría haber sin embargo otra alternativa, aprender a vivir despojados de todo, aprender a consumir lo necesario, dejar nuestros cuerpos esbeltos y centrarnos en la economía circular contribuyendo al medio ambiente y al ecosistema. Los recursos se están agotando y ya no resiste el planeta. Entonces tomamos las cosas que ya están usadas y las volvemos a usar y vestir. Tomamos los lápices de colores y en vez de poner los diez largos e inmutables, ponemos los dispares de diferentes marcas y tamaños, los ponemos todos en las cartucheras, y ahí van menos árboles, y los productores y vendedores de lápices tendrán que buscar otra forma de sustento, desbaratándose toda su cadena de producción, distribución y comercialización.

Esta carrera se tiene que detener, entonces escuchamos la música, hacemos deporte y bailamos, entonces leemos y escribimos nuestros pensamientos, entonces todos contribuimos al bienestar general, al bienestar en un sentido que incluya un medio ambiente sano, con todos los recursos que gozaron nuestros ancestros. Es tan difícil la ecuación la de menor consumo, mayor incremento del bienestar general, o en el medio debemos crear alternativas de sustento que contemple ingresos y redistribución de excedentes provenientes de las economías primarias, para no dejar a los productores de bienes afuera del sistema.

La cuestión esencial es no dejar a nadie fuera del sistema, y mantenerlos altamente ocupados y activos, ¿será la alternativa la prestación de servicios de excelencia? Y mientras corren las horas entre el sur del continente americano, con visitas ráfagas a los centros de poder económico mundial, estar de un lado y otro es básicamente lo mismo, la diferencia radica en el disfrute de los espacios abiertos, y los largos paseos al aire libre, el recorrido de extensas calles y paseos, la gran apertura, la gran inmensidad.