Katya Budanova con once derribos confirmados encontró su destino final el 4 de agosto de 1943. Ese día ocho cazas monomotores soviéticos Yackolev Yak1 del Regimiento 65 tenían que escoltar un grupo de «tanques volantes» Ilushin Il2 Shturmovick. La formación rusa fue atacada por 14 Focke Wulf FW190 alemanes. Cuatro Yaks enfrentaron al más aventajado enemigo y el resto mantuvo la escolta. El precio de proteger a los aviones de ataque a tierra fue muy alto, tres de los cazas fueron derribados entre ellos el de Budanova. Los pobladores de una villa rusa que observaron el enfrentamiento vieron como el Yak1 de Katya aterrizaba con dificultad. Los locales corrieron a ayudar al caza con la estrella roja en su fuselaje, al alcanzar la cabina, notaron que el piloto era una mujer y que ya estaba muerta.
Alrededor de 5.000 rusas prestaron sus servicios como mujeres del aire durante los aciagos días de la Segunda Guerra Mundial en lo que la extinta Unión Soviética llamó La Gran Guerra Patria. Desde 237 oficiales pilotos, 862 sargentos, y más de 3250 auxiliares que incluían el vital personal de tierra mantenían y volaban desde la más obsoleta máquina del aire hasta los mejores bombarderos rusos.
Al principio de la invasión alemana a la Unión Soviética llamada Operación Barbaroja en el verano de 1941, las pérdidas fueron tan grandes que se comenzaron a reclutar forzadamente jóvenes voluntarios. Al comenzarse a agotar este recurso en el otoño de ese año, para contener la embestida nazi, hubo que requerir el esfuerzo femenino. En los inicios se manifestó cierto machismo que rechazaba a las mujeres; los pilotos varones no querían tener de compañeros de ala a una mujer y menos volar aviones reparados por mecánicos del «sexo débil».
La historia probó lo contrario, eran más competentes que el promedio de los hombres de las alas armadas rusas (Voyenno-Vozdushniye Sily, VVS). De todas estas, 29 mujeres de la VVS fueron condecoradas por la madre patria con la máxima presea: Zolotaja Zvezda «Héroe de la Unión Soviética», esta medalla era una estrella dorada de cinco puntas en relieve sostenida por una cinta roja.
Los escuadrones iniciales de pilotos rusas en octubre de 1941 fueron los regimientos número 586 equipados con cazas Yakovlev, desde la versión 1 a la 7; El 587 de bombardeo diurno que usaban los bimotores Petlyakov Pe2; y el 588 de bombardeo nocturno en el vetusto biplano Polykarpov Po2 Kukuruznik (cosechador de maíz); a este último escuadrón se le conocería como las «Brujas de la Noche».
Treinta y ocho derribos confirmados fueron acreditados a mujeres rusas en más de 125 batallas aéreas. La mayoría preparaban el camino para los bombarderos, otras muchas volaban el famoso revienta tanques rusos, el Il2, tanto como pilotos de ataque a tierra como siendo sus artilleros de protección.
Con 19 años, Marina Raskova fue la pionera; ella ya tenía un título de la academia aeronáutica rusa en 1934 como la primera mujer en pasar el examen de navegación aérea. Marina, junto a Valentina Grizodubova, completaron en 1937 el vuelo más largo sobre Rusia sin escalas, unos 1.445 kilómetros. Esta hazaña les mereció condecoraciones a los 25 años.
Al comenzar la invasión del Tercer Reich, Raskova, ayudada por su contacto con Josef Stalin en el Comité de Defensa, le preguntó sobre la formación de unidades de combate enteramente femeninas. Luego de concedida esta petición se entrenaron militarmente a las mujeres del club de vuelo. Apenas estuvieron listas fueron a la guerra aérea contra la poderosa Luftwaffe y sus letales expertos.
Con las necesidades y progresos de la guerra, estas mujeres tuvieron que entrar en los escuadrones tradicionales de hombres, incluyendo los regimientos de elite como el sexto, octavo y el famoso 73.
Los primeros combates de las «Brujas de la Noche» ocurrieron en mayo de 1942. Volando el monomotor biplano Po2 y comandados por Marina Raskova, las misiones iniciales fueron el hostigamiento nocturno de los aeródromos alemanes cercanos a Stalingrado. Los ataques eran tan eficientes que hasta oídos enemigos llegó el rumor de las mujeres, las cuales noche tras noche en sus lentos Polykarpov no dejaban dormir a los germanos. Ellos mismos las bautizaron con ese epíteto.
Lo más insólito era que los instrumentos de navegación y bombardeo de los Po2 eran muy pobres, no así, el objetivo era cumplido. La misión más memorable del Regimiento 588 fue cuando encendieron la noche del 25 de octubre de 1942 un depósito de combustible en el aeródromo de la Luftwaffe de Armavir. Seis Junkers Ju88 y un Heinkel He111 fueron destruidos por el fuego. Esto hizo que el escuadrón de bombardeo alemán II/KG51 fuera retirado de la Península de Kerch.
Como contramedida, la Luftwaffe organizó una improvisada unidad de caza nocturna de la 10(NJ)/ZG1 apoyándose en reflectores y los bimotores Messerschmitt Bf110. Estos cazas exterminaron a los Po2 que encontraban en el aire, de los frágiles «cosechadores de maíz» no había escapatoria en caso de caer; ya que no se les proveyó de paracaídas hasta el verano de 1944. El más famoso piloto alemán de esta unidad fue Josef Kozioc con 21 victorias aéreas nocturnas; sólo una noche destruyó cuatro Polykarpov en fila seguida. Serafima Amosova fue testigo:
«Esa noche, nuestro avión pasó sobre el blanco; fuimos iluminados por los reflectores, y los cañones antiaéreos dispararon contra nosotras. Luego los alemanes lanzaron un cohete verde desde tierra que iluminó la noche durante unos minutos. Un caza alemán despejó y en segundos destruyó cuatro de nuestros Kukuruznik que cayeron en llamas como velas ardientes. De retorno a la base lo primero que vimos fueron las ocho camas que permanecerían vacías hasta que llegaran los reemplazos».
A Kozioc se le otorgaría la Cruz de Caballero por esta acción, pero moriría más tarde sobre Kerch al colisionar en el aire con un avión ruso y fallara su paracaídas.
Por sus acciones, a las «Brujas de la noche» se las citaría por servicios meritorios el 6 de enero de 1943. En total el 588 voló 23.672 salidas dejando caer 3.000 toneladas de bombas, hay que notar que el biplano Po2 sólo podía cargar 300 kilos por misión. A veinte y tres mujeres de este regimiento se les daría la Zolotaja Zvezda, siendo el escuadrón más condecorado en la VVS.
En noviembre de 1942 Raskova tomó el comando del Regimiento 587 de bombardeo diurno, y todo el grupo de mujeres terminó su entrenamiento en el bimotor Pe2. Además, se mudaron a los diferentes frentes donde fueron requeridos entre ellos los famosos campos de batalla de Kursk, Smolenks y Borysov. Esta unidad acumuló 1.134 misiones de combate, descargando 980 toneladas contra los alemanes. La piloto más experimentada era la teniente Anna Yegorova que realizó 85 salidas exitosas. Las victorias más notables del 587 fueron logradas por Maria Dolina que derribó un Bf109 y un FW190 que atacaron su Peltyakov, y por la teniente Lidya Shulkina que hundió un barco enemigo.
Marina Raskova no logró ver el final de la gran guerra patria. De acuerdo a la capitana Valentina Savitskaya-Kravchenko que era la navegante en jefe de la unidad, en diciembre de 1942 había una gran necesidad de trasladar grandes cantidades de Pe2s cerca de Stalingrado lo más pronto posible. Debido a la perenne escasez de pilotos, Marina ayudó a pilotar durante los viajes. El 4 de enero de 1943, Raskova lideraba una formación de tres aviones durante una fuerte tormenta de nieve con muy baja visibilidad; esto hizo que se estrellara en un banco alto al oeste del río Volga lo que ocasionó la perdida de toda esa tripulación.
En cuanto al escuadrón de caza del Regimiento 586, se enfrentaría al ultra famosísimo grupo de caza de la Luftwaffe JG54. El máximo «as de ases» de todas las épocas logró sus 352 victorias aéreas confirmadas en esta unidad, su nombre Erich «Bubby» Hartmann. Nada más esto dice mucho de lo que enfrentarían estas mujeres.
En febrero de 1943 el comandante de la unidad de caza 586 sería Tamara Kazarinova. Por aquellos días de invierno sus Yak1 usaban un blanco camuflaje invernal e incluso sustituían sus ruedas por esquíes en sus trenes de aterrizaje (muchos historiadores han averiguado que hasta los neumáticos escaseaban por esos días y esta era la razón para no usarlos). Para abril, en plena primavera se camuflaron de verde y negro; siendo asignados al área de defensa de Moscú.
Otro revés para el desempeño era la falta de radios adecuados, sí los tenían, eran solo receptores. La habilidad del personal de tierra, que indiferente de ser mujeres, cargaban pesadas refacciones y municiones eran tan eficientes que dos especialistas en comunicaciones, Klavdia Volkova y Vera Shcherbakova, se las ingeniaron para adaptar los radios con transmisores, mejorando considerablemente las operaciones.
Una de las personalidades más destacadas fue Lilya Litvyak, nacida en Moscú en 1921 y conocida como el «Lirio Blanco» debido a su pasión por las flores que siempre llevaba cerca de su asiento adentro de la cabina de su verde negro Yak1 con el número 44 amarillo en su fuselaje. A pesar de su estilo rollizo como las típicas mujeres rusas de época, su rostro era de una belleza notable. Además, en el aire era implacable contra los nazis. En su segundo combate real obtuvo su primera victoria aérea el 27 de septiembre de 1942, derribando un Junker Ju88 en llamas el cual antes había fallado el Mayor Khvostikov, ella lo impacta a más de 30 metros de distancia.
El 22 de marzo de 1943 enfrentó otra escuadra de Ju88 protegidos por seis Bf 109G Gustav sobre el área de Kharkov. Litvyak derriba en quince minutos dos cazas Messerschmitt del 9th escuadrón de la 3ra. Ala de caza (9./JG 3). Entre ellos al teniente Franz Müller (código empenaje BH+XB) y al Unteroffizier Karl-Otto Harloff, este último portaba un «2» Amarillo en su fuselaje. Los registros alemanes confirman estos derribos, aunque los pilotos sobrevivieron; el resto logró regresar a salvo. El Yak1 de Lilya recibió impactos, pero lo peor era que ella misma estaba herida, logró regresar bien a la base, pero quedó hospitalizada en la capital durante varias semanas.
No completamente recuperada, el 5 de mayo regresó al combate, logrando otro Gustav bajo su mira. Dos días después otro más. Pero el 16 de Julio fue herida nuevamente al combatir contra una formación de treinta Junkers Ju86 Stuka y sus seis escoltas Bf109. Lilya alcanzó a derribar un Stuka y su escolta, ambos compartidos con el líder del escuadrón. Aterrizó su ya inservible caza numeral 44 en territorio ocupado, pero logró regresar a pie hasta su base donde al médico de la unidad le dijo: «Me siento suficientemente bien para seguir peleando».
Para el verano de 1943 ocurrió la batalla decisiva entre la Unión Soviética y Alemania, esta se escenificó en las llanuras de Kursk. Aunque el escenario principal fue un combate entre tanques (donde otras mujeres tanquistas dejaron su gloria), el apoyo aéreo fue crucial. Anna Yegorova fue una de esas que por esos días tripulaba el robusto Shturmovik con el cual destruyó algunos de los tanques alemanes desde el aire y hostigó a las tropas invasoras, esto le mereció la codiciada presea soviética.
El peso de la guerra sobre estas mujeres fue tan duro como el de los hombres. No solo la congelación que te muerde, el agotamiento físico de hasta más de 15 misiones diarias, el hambre (a veces no había nada que comer, los triunfos se celebraban con vodka que nunca faltaba y melones silvestres), además del miedo ante un enemigo superior e implacable. Las perdidas llenaban la estepa rusa con los cadáveres de estas mujeres que caían de los cielos, tanto por el fragor de la batalla como por los numerosos accidentes a bordo de los frágiles aviones soviéticos.
Como Marina Raskova, casi ninguno de estos pilotos y ases femeninos alcanzó a ver la llegada victoriosa de las tropas rusas en Berlín.
Finalmente, Lilya Litvyak volaba como compañero de ala del comandante Iván Golishev. Siete Bf109 los atacaron, ella lo protegió mientras Iván derribaba uno de los Gustavs; el precio fue que su nuevo caza con el número 23 fue alcanzado duramente y debió aterrizarlo de barriga. Este Yak1 volvió a volar al igual que ella.
El «lirio blanco» nunca descansaba o se quejaba, siempre presta al combate, en su tercera salida del día 1 de agosto de 1943 escoltaba un grupo de Shturmovick cuando fue sorprendida por ocho cazas Messerschmitt Bf109 que se concentraron sobre su Yackolev. Aquello fue demasiado, nunca regresó a base y se dio por desaparecida en combate. Un monumento con doce estrellas por cada una de sus victorias aéreas fue erigido en el lugar de Krasy Luch, cerca de la región de Donetsk. Litvyak había completado 168 misiones, 3 derribos compartidos más sus doce personales. Tenía 22 años cuando murió.
Sus restos fueron encontrados en la villa de Dmitriyevka en 1979. Fue enterrada bajo el ala de su Yak1. Diez años después su cuerpo fue recuperado para un ceremonial oficial, y el 5 de mayo de 1990 Mikhail Gorbachov le confirió póstumamente uno de los últimos títulos otorgados de «Héroe de la Unión Soviética».