Nada más triste en la vida de una persona que sentir frustración. Sentir que no tiene lo que cree merecer, sentir que lo que le rodea no cumple con sus expectativas vitales.
Vivir ya es un privilegio, de por sí. Cada uno de nosotros tenemos unas circunstancias que nos acompañan, unos obstáculos que superar, unas adversidades que nos sorprenden en nuestro caminar.
La peor adversidad con la que nos podemos encontrar es la de la enfermedad o la muerte. La pérdida de un ser querido. Lo demás lo vamos construyendo de dentro hacia fuera. El problema estriba cuando queremos construirnos de fuera hacia dentro. Nada nos llena porque siempre queremos más. Nada nos llena porque nosotros queremos que los demás sean de esa determinada forma que deseamos. Como no es así, nos enfadamos con el mundo, con los que nos rodean. Les culpamos de nuestra desgracia. Dejamos de disfrutar de ese regalo que es la vida. Nos convertimos en víctimas de nosotros mismos y vivimos en una tristeza y amargura que nos lleva a esa frustración que está a un paso de la angustia, la ansiedad y la depresión.
La mente, nuestra mente, es el principal elemento en la felicidad y el sufrimiento. Si nuestra mente está bien, nuestra vida, nuestro día a día, será agradable y positivo. Si está mal, todo lo externo, por muy bello y poético que sea, carecerá de sentido y significado para nosotros. La mente «da color» a lo que vemos y percibimos.
Si nuestra mente está sumida en la oscuridad, negra, llena de emociones negativas, el mundo que percibimos estará repleto de negatividades y no disfrutaremos de nada de lo bueno que nos rodea.
Si nuestra mente está pintada de colores vivos, hasta el día más tormentoso será un motivo para disfrutar y saltar pisoteando los charcos.
El auto sabotaje es un bloqueo que nos generamos a nosotros mismos. Si tú no dejas de pensar que no podrás hacer lo que hacen otros, tú mismo te estás negando.
El propósito de nuestra vida es obtener satisfacción o felicidad y evitar a toda costa lo opuesto: insatisfacción y sufrimiento.
Lo externo, por mucho que sea, nunca es suficiente para mantenernos satisfechos ya que, si no contamos con lo interno, con nuestra mente, no podremos obtener la auténtica paz, que es la auténtica satisfacción que reside en el interior de cada uno.
Elige tu actitud frente a la vida. Solo tú puedes. Todo lo que te depare, tanto si ocurre por decisión tuya como si es debido a otras circunstancias que no controlas ni pues decidir. Contemplar, ver, entender la realidad. Aceptarla y caminar. Transformarte. Cambiar.
Tu mente será tal como sean tus representaciones. Pues el alma se impregna de las representaciones. Por tanto, imprégnala sin interrupción de representaciones tales como que donde es posible vivir, también es posible vivir bien.
(Marco Aurelio)
Es necesario cuidar la mente, cuidar los pensamientos; son el color con el que verás tu vida. Cada pensamiento cuenta.
Hoy tengo más claro que nunca que, tanto la mente como la actitud son capaces de hundirte o levantarte. En la misma adversidad, alguien es capaz de no levantar cabeza y otros utilizar la caída para reinventarse.