Un vespertino soplo de tradición gitana (romaní).
Revolución sonora de un asomo primaveral.
Son tus manos de fuego...
Noches de Agosto azul y días de cristalinas cadencias en las curvas de tu violín...

Entre un suspiro
y jurar de amores
las yemas de tus dedos engalanan las csárdás húngaras,
danza de amplias faldas rojas de ilusiones y colores...

Y en la senda viajera
de tu eterna melodía
de brisa miel y cielo de nata
es la sangre del abuelo
que te acompaña.

En este valle de tímpanos agudos,
es tu violín
un jazmín fragante
que deja sueños de amor y versos musicales.

('El jilguero del violín' de Verónica Paredes)

Verónica Ana Paredes Nieto es una poeta y escritora de prestigio internacional. Nació en Quito de madre burguesa y padre indio, por lo que mezcla en su cultura y en su figura las características de las dos personalidades, la amabilidad y la elegancia, por un lado, la espontaneidad absoluta, casi infantil, de una 'niña' quien curiosamente descubre al mundo, por el otro lado. Tuvo la gran suerte de adquirir de su abuela, una campesina andina, la sabiduría milenaria de las tradiciones de su pueblo.

Al verla moverse en los escenarios poéticos, con su presencia escénica y con su natural postura, nos enseña aquel aspecto de la Madre Naturaleza que los pueblos andinos llaman Pachamama, una feminidad generosa y maternal, acogedora con todo ser vivo.

Verónica se parece a uno de esos personajes de cuentos de hadas, muy curiosa y cada vez dispuesta a dejarse asombrar por todo. Es capaz de transmitir un sentido igualitario con el que trata a cualquier ser vivo, al mismo tiempo sabe nadar en los mares atormentados y en las aguas tempestuosas de la vida sin temor a enfrentar riesgos y peligros, sombras y tragedias. Parece que la magia del viaje le permite encontrar una multitud de caminantes que quizá faciliten su camino, un conjunto variegado de personas que le dan aliento en su accidentado recorrido y a quienes ella les brinda sus conocimientos; además puede contar con una multitud de espíritus elementales que le infunden energía. En mi imaginación la veo hablar con animales, plantas, piedras, fuego, agua, como un chamán capaz de sentir a cada criatura llorar, alegrarse, sufrir, al igual que un ser humano. O quizá vea yo en ella la mirada primordial de su abuela que, poniendo sus manos en la Madre Tierra, lograba sacar de ella un alimento especial.

La conexión con la vida es una de las sensaciones que afloran de nuestra poeta, de mirada infantil y a la vez traviesa, capaz de entregarse totalmente al prójimo sin esperar nada a cambio.

Y su esencia se vierte en su poesía que brota directamente del corazón y de sus raíces, raíces que pertenecen a una tierra mágica y rica, ubicada justo en el Ecuador, en una ciudad encantadora, situada justo al pie del poderoso volcán Pichincha.

En sus versos está presente la Naturaleza entera, con sus maravillosos paisajes, pero también flota toda la riqueza de los paisajes del corazón. La amapola y la mariposa se mueven como espíritus de la Tierra y del Aire, el Amor por la Creación asoma a cada suspiro. Sabe bajar a las entrañas de la Tierra y a su inconsciente, sabe captar los mensajes divinos que le llegan del Aire, casi logra sumergirse en aquel líquido amniótico de donde brota toda forma de vida y poesía. Sabe manejar el fuego de la destrucción siendo capaz de sublimarlo hasta llevarlo a lo sagrado, como una sacerdotisa de las nueve Musas.

Y desde aquellos lugares encantados llegó muy joven, a los 20 años, a la Ciudad Eterna, trayendo de las montañas un soplo de viento fresco y un fuego ardiente de creatividad.

Se la puede definir como una poeta y escritora de rara sensibilidad e inspiración: en sus poesías alterna temas de amor con temas humanitarios y sociales, compromiso que ha llevado a cabo con gran atención participando en diversas campañas de sensibilización mundial con los Estados Unidos, España e Inglaterra, a veces colaborando cpn su organización.

Es una artista polifacética y excelente fotógrafa, realiza composiciones creativas, donde resalta su atenta mirada a cada respiro del mundo que nos rodea.

Desde el 2018 se ha convertido en el punto de referencia en Italia del grupo Millons Missing Italia, un movimiento internacional para el reconocimiento de la Encefalomielitis Miálgica/Síndrome de Fatiga Crónica.

Ha participado en varios eventos literarios en Italia, España y América del Sur y hoy colabora con Kultura Project, una organización internacional donde se comparte el trabajo intelectual, que promueve las artes y la cultura italiana en el mundo.

Su gran disponibilidad, su compromiso incesante, su pasión innata junto con su enorme curiosidad han creado un gran consenso en torno a esta artista que fusiona con éxito sus dos almas, la italiana, adquirida gracias a su larga estancia en la Capital, y la suramericana que le pertenece por nacimiento, logrando crear una armonía perfecta y original.

Todo su trabajo artístico será publicado muy pronto, mientras tanto es posible seguir a Verónica en las redes sociales donde mantiene un diálogo ininterrumpido con sus lectores.

Verónica Paredes es ganadora de varios premios nacionales e internacionales: fue nombrada Embajadora de la Cultura en Italia por la Cámara Internacional de Escritores y Artistas CIESART, con el apoyo de la UNESCO, así como Consultora Internacional para la Culturalmente Toscana y Alrededores.

¡Como una amapola!

Erguida de cuatro pétalos
espíritu frágil y silvestre
habapaura dulce semilla
de sagrado opio
donde el cándido
y encantado sueño
calma el alma
en los brazos
del griego Dios Morfeo...

Es el campo
que admira
tu solitaria belleza,
en tus silenciosos cielos
no te aprisiona
el ruido del mundo...
Y yo por un momento
quisiera ser una amapola.

(Verónica Paredes)

A continuación, les brindamos una entrevista con la poeta Verónica Paredes.

¿Qué impulso te trajo a Italia?

Mi historia es similar a la de millones de emigrantes que, en busca de un futuro mejor, se arrojan a los brazos de la tierra prometida para encontrar un brillante bienestar. Quienes abandonan su propio país se ven obligados a hacerlo por el hambre, la guerra, las epidemias, la sequía, los desastres naturales o porque han sido perseguidos por sus creencias, su etnia, su religión o por prejuicios de género.

Yo también vine a la Tierra del Sol. Me parecía que en mi país, la delincuencia, la pobreza, la falta de recursos podían ser insoportables por lo que nunca me he arrepentido de este salvífico y hermoso viaje. Al mismo tiempo, dejé mi tierra, mi hogar, la ciudad donde nací, la belleza de un territorio incontaminado, una naturaleza imponente, las tradiciones de mis antepasados. En un primer momento fue un gran salto en la oscuridad...

¿Qué descubriste en el entorno cultural de la Capital?

Al principio me rompí la espalda trabajando y eso me permitió comprar una casa y darle una vida digna a mi hija; más tarde me di cuenta de que existía en Roma aquel bullicio cultural que me atrajo. La verdad es que he tenido mucha suerte, gracias también a la acogida de muchos amigos que me invitaron a lugares maravillosos involucrándome en numerosas actividades. Empecé a escribir poemas desde muy joven: sentía la necesitad de verter a un papel las emociones que brotaban de mi corazón, tanto si se tratara de algo alegre como doloroso. Escribí un sinnúmero de poemas, en un primer momento de forma anónima: los di al mundo, los di al consuelo de los enfermos, o de las almas atormentadas por el dolor; a veces solo los escribía para crear un momento de alegría. Era mi forma de existir y de sugerirle a mi corazón el camino que estaba recorriendo. Fue precisamente el mundo romano que me estimuló a escribir poesía de una manera más estructurada, ya sea porque me invitaban a alguna reunión, ya sea para participar en un concurso literario, o quizá, también por otras razones, tanto sociales como humanitarias.

La Capital me ofreció la posibilidad de ver a importantes amigos en lugares muy hermosos. También me permitió participar en estimulantes encuentros de poetas e intelectuales que enriquecieron mi alma incansablemente en busca de nuevos misterios.

¿Qué riquezas traes de tu tierra?

Llevo dentro de mí los colores de cada flor, llevo en mis ojos el vuelo de nuestras coloridas mariposas, las luces de los primeros tímidos destellos, los rojos y violetas de los ardientes atardeceres, los sonidos de los instrumentos andinos, los olores de la tierra al amanecer. Llevo el recuerdo del Tucán, símbolo de los bosques tropicales de mi tierra. Crecí con tucanes, animales inteligentes y juguetones, coloridos y alegres. Mis tíos y primos los criaban, mi abuela chamán decía que uno tenía que ser como un tucán, abierto a hablar de todo lo que hay que decir, que uno debe hablar solo desde el corazón. El Tucán representa el don de la palabra: la mejor forma de compartir tus conocimientos con el mundo es la palabra escrita. Naturalmente llevo dentro de mi alma la sabiduría de mi abuela, una mujer india, sin educación, pero llena de amor por la vida y por todo ser viviente. ¡Todavía tengo viva la imagen de su rostro y su sonrisa, siempre tengo en mis ojos el brillo de su inteligencia y su belleza interior!

¿Qué significa para ti ser poeta?

Significa mirar con los ojos del corazón, sentir cada latido de cada ser, empatizar con los hombres, las mujeres, los lugares, escuchar el misterio de cada momento. Tener la mirada de una niña curiosa y emocionarse con cada regalo que nos da la vida. Es soñar, atar sueños a una cometa y hacer volar por el cielo la magia de las palabras. El poeta sabe leer los recuerdos del pasado, capta la esencia del presente e imagina un futuro maravilloso. Porque la imaginación ‘gira y teje’ nuevos diseños.

Combinas la creatividad de las palabras con la genialidad composicional de los gráficos publicitarios, ¿qué es lo que más te llama la atención?

Observo a cada persona y cada objeto que nos rodea. Me llama la atención un color, una mirada, una expresión, soy como los japoneses, me gusta fotografiar e inmortalizar instantes, llenar mi mundo de fotos y luego me encanta componer los mosaicos, como una niña que busca un sentido y saca de él magia y belleza. Me gusta tanto crear y jugar, que hace unos años me ofrecieron un trabajo en el campo de la publicidad, desde entonces me divierto como un niño y me pagan por hacer exactamente lo que quiero. ¡Tuve mucha suerte!

¿Cuál es tu sueño más grande?

¡Que mi vida y la de mis seres queridos sea llena de serenidad y belleza!

¿Cuáles son tus proyectos futuros más importantes?

Encuentros poéticos, premios literarios, un mes de trabajo en España, un libro con mis poemas, una serie de relaciones con los países de América Latina. Y luego Poesía, Poesía y más Poesía…

Si tuvieras que expressar un deseo relativo a nuestro planeta, ¿cuál sería?

Simple: ¡Bienestar y paz para todos los pueblos del mundo!

¿Cómo ves tu futuro?

Volcánico y explosivo, colorido como la más brillante de las auroras, lleno de cielos centelleantes, estrellas, estrellitas, cometas.

Quito

Son las faldas de mi volcán
el Guagua Pichincha que
acoge el compás de mis
latidos, el sol de mis Andes
que me enseña a deslizarme
por el mundo con la armonía
de mis alpargatas.

Quito la ciudad coqueta de
sonrisa abierta mi Capital
querida que alberga
en mi corazón, soy el color
del cacao de mi abuela,
la alegría de mi gente,
la libertad de mi Cóndor, soy
la esperanza, el alma del
colibrí, yo soy la poeta andina, la Embajadora de la
Paz que ama el prójimo y la
vida.

(Verónica Paredes)