Muchas son las generaciones que crecieron escuchando a Gardel. Su voz, de timbre y potencia profunda, inconfundible, hizo que creciéramos con su registro vocal en el aire, como algo casi natural, especialmente en los tempranos años en que el canal principal era la radiofonía.
La Gardelogía es un campo de investigación, exploración, especulación e incluso de devoción casi interminable. Referirse a Gardel es agitar el caleidoscopio de su vida y su obra, donde aparecen interminables facetas, colores y matices que llenan casi por completo la existencia de sus aficionados.
La Gardelomanía también existe como una suerte de culto laico que recuerda la Santísima trinidad, es decir, «tres personas distintas pero un solo dios no más» (el cantor, el galán de cine y el leal amigo de sus amigos). El querido e inmortal «Zorzal criollo» ha llevado al punto paroxístico a sus más fervientes admiradores que se ocupan a diario, de encenderle y cambiarle «el pucho en los labios» a su estatua, en aquel templo votivo del Cementerio de La Chacarita, en Buenos Aires.
Si el dicho tradicional «Perón, ¡qué grande sos !» puede dividir de inmediato a la Argentina en dos bandos irreconciliables, un «¡Gardel qué grande sos!» crea el efecto contrario y une, salvo pocas excepciones, a la misma Argentina y una buena parte de los países Latinoamericanos.
Entre los países que recuerdan a Gardel con gran afecto están, Chile desde los inicios de su carrera, España, Francia, los EE.UU. y, desde luego, Colombia, donde su éxito artístico fue brutalmente truncado por el accidente que le costó la vida en 1935.
Con Chile el vínculo temprano fue doble
Osmán Pérez Freire, el conocido autor y compositor chileno, de cuyo mítico «Ay, Ay, Ay» aún nos queda vivo el recuerdo de nuestras tempranas clases de música, lo conoció en Buenos Aires gracias a sus amigos del hermético mundo de las familias de ricos ganaderos argentinos. Pérez Freire pertenecía socialmente a «los de arriba» …
En uno de esos encuentros de amigos en el famoso Café Armenonville, en diciembre de 1913, estando el incipiente dúo Gardel-Razzano invitado para amenizar la velada, Pérez Freire los acompañó al piano en su tema, el «Ay, Ay, Ay» composición acorde al estilo campero que por entonces ambos guitarreros practicaban1. Ese encuentro y el sólido contrato que ese día les propuso el Armernonville fueron decisivos en la carrera que el dúo comenzó.
Puesto que de canción campera se trata, podemos decir que Pérez Freire «les puso el pie en el estribo». El talento de ambos iba a hacer el resto.
La gira por Valparaíso, Viña del Mar y Santiago en 1917
Cuatro años más tarde, Gardel llegó a Chile por el ferrocarril Transandino, es decir, por el medio más sencillo de la época. Sus presentaciones en Valparaíso y Viña del Mar tuvieron mucho éxito, no así aquella de Santiago.
En Valparaíso, el dúo Gardel-Razzano actuó entre el 27 de septiembre y el 15 de octubre de 1917, en el Teatro Colón de ese puerto, luego en el Teatro Olimpo de Viña del Mar… y finalmente, en Santiago en el Teatro Royal donde el guitarrista del dúo, José Ricardo, y Roxana, una artista chilena, bailaron un «verdadero tango argentino» suscitando ácidas críticas del público bien pensante por el estilo provocador del tango canyengue. La «pudobondería» capitalina los estimó obscenos. Sin embargo, a su regreso por Mendoza y el norte de Argentina, Gardel y Razzano ya eran «personajes» y no los anónimos guitarreros que partieron a Chile.
Madrid y Barcelona
En diciembre de 1923 el dúo Gardel-Razzano y sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri hicieron su primera presentación en el Teatro Apolo de Madrid en la obra «Barranca abajo». Distinguidas personalidades se hicieron presentes al espectáculo2. Sus actuaciones en las urbes españolas, en los años 20, le inspiraron Pasodobles como Valencia (1926), Trianera (1929), Las Flores de tu Balcón (1930) o En un Pueblito de España (1928), grabados en Buenos Aires, pero de gran popularidad en la península hispana.
Gardel en Francia
A fines del S-XIX y a comienzos del S-XX, París era el centro referente de la elegancia y de la vida nocturna algo mundana donde prosperaba, por cierto, la bohemia. Lo dijo Neruda… «París, París para los señoritos, el pobre a la mina, al desierto…».
Un famoso bailarín, Ovidio José Bianquet, más conocido como «El Cachafaz», (sinónimo de bribón, descarado, insolente, pícaro, holgazán) había hecho sensación en la capital gala por su fino estilo atropellador. Actuó desde 1919, en la mítica sala El Garrón, donde la orquesta argentina del bandoneonista Manuel Pizarro, junto a Domingo, su hermano guitarrista, iban a oficiar a partir del año siguiente.
La crónica consigna que Manuel Pizarro, fue el pionero de más larga estadía en Francia. En 1920, la Société Lombard le propuso un contrato para tocar en el Cabaret Tabaris, de Marsella adonde llega en septiembre con Genaro Espósito (El «Tano» Genaro). Muy mal pagados, tres meses más tarde, Pizarro se va a París. Se aloja en Montmartre, donde vivían dos otros músicos argentinos, Celestino Ferrer y Güerino Filipotto. Con ellos y otros músicos franceses, Pizarro formó su primera orquesta debutando en el Cabaret Princesse, de la rue Fontaine. El cabaret cambió de nombre y pasó a llamarse El Garrón, por inspiración de su propietario.
Manuel Pizarro, ya gran vedette en 1928, oficiará con su orquesta típica en El Garrón durante diez años, actuando también en el Armenonville del Bois de Boulogne, en el Mimi Pinson de los Campos Elíseos, en el Perroquet , en el té danzante l'Elégance, en el Club des Champs Elysées, y en otras prestigiosas escenas, como la sala Pleyel. En suma, estuvo 40 años en París, realizando giras por toda Europa y Cercano Oriente. Conviene precisar que Manuel Pizarro, ya consolidada su posición en la bohemia de París hacia los años treinta, jugó un rol decisivo ante los promotores de salas y espectáculos para que Gardel viniera a la capital francesa.
Carlos Gardel y sus tres guitarristas, Ricardo, Barbieri y Aguilar, debutaron en París el 30 de septiembre de 1928 en el Teatro Fémina de los Campos Elíseos y luego en octubre en el Cabaret Florida, en el barrio de Montmartre. El Zorzal ya era conocido en España. En Francia sus presentaciones se extendieron hasta abril de 1929, actuando en los teatros Empire y Paramount de Paris, en Cannes y Montecarlo.
En su nuevo viaje a Francia, en 1931, combinó cine y canto. Al año siguiente grabó el tango Montmartre, sobre el viejo barrio noctámbulo de Paris y en 1933, tres versiones del emotivo tango Silencio. La historia de este tango da cuenta de la sensibilidad social de Gardel y nos sirve de título y tema de fondo para este artículo.
El lado íntimo de Gardel
Allí por donde el «Zorzal» pasó, fue dejando sentimientos de fresca gratitud no solo por su estilo de cantor y su arte escénico sino por esa elegante sencillez que cuantos pretenciosos artistas, de mucho menor talento, ya quisieran para sí.
Celedonio Flores, uno de los grandes poetas, letrista del tango, autor de Corrientes y Esmeralda, lo retrata en una sola frase: «…y en tu esquina rea, cualquier cacatúa, sueña con la pinta de Carlos Gardel» … Grandes personajes le testimoniaron su gratitud por su gentileza y convival atención, y es de esa dimensión del hombre que se hizo solo gracias a su talento que hablamos hoy.
Charlie Chaplin, emocionado, expresó su visionaria percepción al escucharlo cantar para él, en Niza, en abril de 1932, durante su cumpleaños, aconsejándole orientar su talento hacia el cine. Algunas semanas después de ese encuentro, Gardel firmaba su primer contrato cinematográfico con la Paramount.
Gardel hizo participar a Astor Piazzolla como figurante, siendo solo un «pibe» de 13 años, en uno de sus films en Nueva York, en 1934. La suerte o el destino hicieron que Vicente Piazzola, padre de Astor, no aceptara la proposición de Gardel de llevarlo en su gira a Colombia en 1935; ese espaldarazo dado a un chico de esa edad influyó poderosamente en la voluntad del bisoño bandoneonista de continuar su camino hacia la gloria, pero la negativa de su padre le salvó la vida.
Gardel dispensó casi paternal consejo a Frank Sinatra en esa misma estadía en Nueva York, de alejarse de las malas juntas, a petición de Nancy Barbato la novia del futuro crooner. Aconsejándole evitar dichas malas relaciones, lo incitó a participar en un concurso organizado por la cadena de radio NBC donde el «Zorzal» daba un concierto. Fue el golpe inicial de la gran carrera musical de Sinatra. Muchos años más tarde, en agosto de 1981, Frank aterrizó en Buenos Aires para dar su único concierto en Argentina, organizado por «Palito» Ortega3. Sinatra se dirigió al café del barrio del Abasto donde había comenzado Gardel. Allí pronunció algunas palabras de agradecimiento ante el edificio en ruinas ya, en parte, demolido.
Gardel en el cine
La carrera cinematográfica de Gardel es tema vasto y polémico, según la óptica de sus admiradores o la de sus detractores. Ella se desarrolló fundamentalmente en Francia y en los EE.UU., durante los años treinta, y no la trataremos aquí, por existir abundante y bien documentada información en las redes4.
El Silencio tango de Gardel, Le Pera y Pettorossi
En estos ingratos tiempos de guerra fratricida, conviene recordar este conocido tango que durante mucho tiempo fuera estimado como excesivamente dramático o quejumbroso.
Sus autores se inspiraron de una tragedia vivida, ocurrida a Paul Doumer, notable hombre de Estado francés. Fue presidente de la República Francesa entre el 13 junio de 1931 y el día de su vil asesinato en Paris, el 7 de mayo de 1932.
Su agresor y asesino, Paul Gorgulov, un emigrado ruso, desequilibrado mental, según se dijo, fue neutralizado por los inspectores de la policía, que lo salvaron de ser linchado por la gente. Gorgulov fue condenado a muerte y guillotinado, en público, cuatro meses más tarde, el 14 de septiembre de 1932.
El féretro del difunto presidente, expuesto al público en el Palacio del Eliseo durante algunos días, fue objeto de funerales nacionales organizados en la catedral Notre-Dame de Paris y en el Panteón. Paul Doumer fue inhumado en la cripta familiar del cementerio de Vaugirard de Paris.
Su esposa, Blanche Richel de Doumer, perdió a su marido, además de cuatro de sus cinco hijos varones, muertos en la Primera Guerra Mundial. No fueron los cinco del tango ni ella la «viejita de canas muy blancas» que cantó Gardel, ya que ella falleció un año más tarde que su esposo, el mismo mes de abril de 1933 en que fue estrenado el tango en el Cine Porteño de la calle Corrientes de Buenos Aires5.
Por otra parte, ninguno de sus hijos fue al taller obrero porque eran oficiales del Ejército Francés. Es seguro que los hechos fueron adaptados para darle dramatismo al tango, acentuando el contraste entre la vida laboriosa en tiempos de paz, y lo absurdo de la guerra.
Gardel hizo tres grabaciones de este tango. Dos con acompañamiento en guitarra de Julio Vivas, Ángel Riverol, Guillermo Barbieri y Horacio Pettorossi, en febrero y mayo de 1933, y la tercera con la orquesta típica de Francisco Canaro. Fue uno de los temas del film Melodía de Arrabal, realizado en los estudios de la Paramount en Joinville, Francia, bajo la dirección de Louis Gasnier. Gardel lo canta en dicho film.
Este duelo dramático conmovió a Gardel y muestra su sensibilidad social frente a las guerras, por sobre el drama de dicha familia, siendo probablemente, una de las canciones más tristes cantadas por el «Zorzal». También Le Pera y Pettorossi, interpretaron el dolor de la viuda Doumer.
La letra de Silencio es un homenaje a la soledad de las madres, mientras los soldados, sus esposos, hijos o hermanos, mueren en los campos de batalla.
Acaso, ¿no ocurre lo mismo hoy, con las madres y viudas de ambos lados de la absurda y fratricida guerra de Ucrania?
Referencias
1 En el Ay, ay, ay de Osmán Pérez Freire, por el dúo en 1919, Gardel estaba lejos aún del estilo que supo forjarse en los decenios siguientes.
2 Distinguidas personalidades se hicieron presentes al espectáculo, entre las que figuraban, la reina Victoria Eugenia y la infanta Isabel de Borbón.
3 «Palito» Ortega, organizador y financista de este concierto, perdió 2 millones de US Dlls, por la súbita alza del dólar, y quedó en la ruina. Sinatra le tendió la mano y le obtuvo la estadía en los EE.UU., y el derecho a trabajar en el mundo del espectáculo.
4 Un sintético sitio que recopila la filmografía de Gardel.
5 La historia completa de este tango se encuentra en el documento sitio TodoTango.