La historia cuenta como el Titán Prometeo, había robado el fuego de los dioses para entregárselo a los mortales, por esta razón, el dios Zeus, el más poderoso de los dioses griegos, lo castiga porque no quería descubrir el secreto de la persona que le derrocaría. El secreto era que si Zeus tenía un hijo con Tetis, este sería más poderoso que su padre. Esta revelación Prometeo la conocía por una profecía que se negaba a revelar.

Es por este motivo, por lo que Zeus manda que lo encadenen a una roca en la región de Escitia. Es en ese lugar, donde su rostro azotado por el viento y las mareas lunares, sentirá los estragos de la soledad, pero ni en los delirios de la vigilia, ni en la oscuridad opresiva de la noche, su voluntad se quebrantará y cederá ante la opresión del tirano.

Prometeo representa la síntesis de la lucha del hombre con la divinidad. El fuego simboliza no sólo la fuerza poderosa que puede hacer posible transformar el medio ambiente y adaptarlo a las necesidades físicas de cada pueblo, es sobre todo el elemento básico para la creación de culturas y civilizaciones. El fuego representa también la luz de la inteligencia y la espiritualidad que hay en el hombre y su sublimación.

El valiente Titán se lamenta de su suerte y confiesa que preferiría haber muerto, antes que nadie pudiera contemplar su desgracia, su dignidad y su orgullo le impiden ceder ante la injusticia, aunque haya tenido que sofocar los latidos de su corazón, palpitando de indignación ante la iniquidad del dios Zeus.

Prometeo en la mitología griega era un Titán. Los Titanes eran una poderosa raza de dioses que habían gobernado en la legendaria edad dorada, que consistió en un tiempo ideal en los que la humanidad se mostraba muy pura.

El titán Prometeo es la imagen de la rebeldía y la lealtad a sus principios, es consciente de que Zeus no le liberará, si no le revela la profecía sobre un matrimonio que le hará perder su trono. Pero Prometeo, obstinado, no cuenta su secreto y al final será sepultado al derrumbarse la roca sobre él.

Para la cultura occidental Prometeo es un titán, amigo de los mortales, que se arriesga por los seres humanos, y constituye el símbolo más arraigado en nuestra forma de pensar actual. La figura de Prometeo rebelándose contra la injusticia simboliza la sublevación de la mente lúcida frente al tirano.

Es la representación más clara de la voluntad hacia la libertad, el hombre no está sujeto a nada, ni a nadie, porque nacemos libres. Sólo somos responsables ante Dios que es quien nos tiene que juzgar.

Prometeo

Mirad con que torturas desgarrado, por un espacio de años infinito, aquí he de padecer tormento horrendo. Tal es el lazo de cadena infame, que contra mí inventó el rey de los dioses.

(Esquilo, Prometeo Encadenado)

Tú contemplaste al hombre
desnudo y sin cobijo,
y tu corazón de amor henchido
de él se apiadó.

Te atreviste a robar el fuego
de los dioses,
autor de la sabiduría,
que enciende la sagrada luz
que alumbra al hombre
para que avance en la verdad
y aclare las tinieblas de la vida.

Trágico Titán, gigante de bondad,
quisiste hacer justicia con el hombre
y ser faro de luz para humanidad.

Tu hermoso gesto fue
por Zeus castigado
atándote a la roca del dolor.

¡Mas el dios tirano
jamás podrá privarte
de tu leyenda inmortal!

Te rebelaste contra la injusticia
y el hombre alcanzó su libertad.