Cuatro soliloquios, cuatro actrices, cuatro tiempos y una nación se compilan en la producción teatral Matria, replanteando pasado y presente de Venezuela a través de los ojos de icónicas mujeres que pertenecieron a distintos períodos y entornos.
Inspirándose en eventos y personajes reales que registra la historia venezolana, el galardonado dramaturgo José Tomás Angola propone estas ficciones sobre damas atemporales, siendo los nombres de Ligia Parra Jahn, Luisa Cáceres de Arismendi, Sor María de los Ángeles y Teresa Carreño las consignas para reformular lo que somos como país.
Dentro de este conmovedor proyecto, tengo el gusto de compartir escena con las actrices Silvia De Abreu, Camila González y Sandra Yajure. Las cuatro, encargadas de encarnar a estas mujeres de legados trascendentales para Venezuela y el mundo.
Da inicio al ciclo la pieza ficcional Amor de página roja, basada en un sonado crimen pasional de 1948, cuando la joven caraqueña Ligia Parra Jahn acabó con la vida de su novio, quien la había abandonado tras haberle prometido matrimonio y embarazarla. Como actriz, brindé mi cuerpo, mente y emociones para llevar al teatro este caso que se convirtió en un referente latinoamericano de la justicia y la condición de la mujer maltratada, pues luego de haber sido condenada a siete años de prisión, todo un movimiento social se pronunció a su favor y, al poco tiempo, fue liberada en atención a los descargos.
Le sigue el soliloquio Vientre de tierra seca, donde Silvia De Abreu es Luisa Cáceres de Arismendi, esposa del general Juan Bautista Arismendi. En 1815, con quince años de edad, debió pagar cárcel como rehén de los españoles para presionar a su esposo a que bajara las armas. En su celda dio a luz a una hija que murió, por lo que ella es, en el registro histórico patriótico, el símbolo del sacrificio y el amor materno en pro de la independencia, alejándose del reduccionismo que limita a los próceres como simples personalidades militares.
Por otro lado, Ángeles es el título de la obra que deja en alto la figura de Sor María de los Ángeles, religiosa de existencia un tanto brumosa que es considerada como la primera poetisa de Venezuela, a principios del siglo XIX, tiempo en el que llevó una vida de claustro. En 1812, escribió dos poemas inspirados en el terremoto ocurrido ese año: Anhelos y El terremoto, únicos textos que nos han llegado de ella. Camila González reinterpreta el tema de la fe, cuestiona la relación con Dios y medita sobre el pecado, el castigo, el perdón y el dolor.
Finalmente, la primera actriz Sandra Yajure da cierre al proyecto Matria con Yo soy la Carreño, donde se convierte en la máxima artista del piano venezolano, la gran Teresa Carreño. Admirada por Liszt y Brahms y codeada con los genios de la música, paseó su talento por importantes escenarios europeos que pertenecían, en aquel momento, solo a hombres. Trabajado el texto desde la relación con Eugen d’Albert, su famoso marido, también pianista, se deconstruye el dilema que la Carreño tuvo que enfrentar: dedicarse al arte o a “ser una mujer”, una enorme disyuntiva para su época.
Estos textos, donde la esencia femenina es el combustible de la sociedad, han sido interpretados, en anteriores oportunidades, por reconocidas figuras del medio artístico como Aura Rivas, Julie Restifo, Diana Carolina Ruiz, Claudia Nieto, Neo Rodríguez, Catherina Cardozo, Rebeca Alemán, Abril Schreiber, Aymara Lorenzo, Florangel Quintana, Ilse Zacharias y Laura Crotte.
Vale resaltar que, además de las funciones lideradas por las actrices ya mencionadas, gracias a la producción ejecutiva de la Asociación Cultural Humboldt, Matria incursionó en el medio digital con la dirección de José Tomás Angola –Amor de página roja y Ángeles– y de Elizabeth Yrausquín de Postalian –Vientre de tierra seca y Yo soy la Carreño–, así como con la producción general de Carlos Silva. De esta forma, el proyecto está impulsado por la ACH, La Máquina Teatro y el grupo teatral Asklepión, y está disponible en YouTube.
La Asociación Cultural Humboldt nació en 1949 con el objetivo de difundir y fomentar nacional e internacionalmente las culturas venezolana y germánica, en sus aspectos científicos, literarios, artísticos y lingüísticos.
Con más de 20 años reafirmando su compromiso hacia el teatro de autor en las tablas venezolanas, la agrupación La Máquina Teatro fue fundada por José Tomás Angola, cuya obra dramatúrgica ha sido escenificada en naciones como Venezuela, México, España, Francia y Estados Unidos. Por su parte, el grupo teatral Asklepión, creado por Elizabeth Yrausquín de Postalian, continúa con su firme misión de brindarle al público experiencias teatrales estimuladoras de sentidos, razón y alma.
Todas las piezas que conforman Matria se encuentran permanentemente publicadas en el canal de YouTube de la Asociación Cultural Humboldt, como un ejemplo del gran alcance que la tecnología puede otorgarle a la difusión cultural a nivel internacional, pero, por supuesto, sin disminuir la indispensabilidad de presentar una obra de teatro ante el público en un mismo tiempo y espacio.
¿Hasta qué punto la espera es soportable? ¿Cuántas puestas de Sol somos capaces de contar, mientras cargamos con el peso ensordecedor de un silencio postizo? En mi caso, dos años después de haber filmado Amor de página roja, comparto una enseñanza actoral invaluable que Ligia me dejó: Ponerte al servicio de un personaje significa que no eres; es.
El ciclo de soliloquios Matria es una prueba más del enorme poder que posee el arte como ventana de voces silenciadas, vidas olvidadas y futuros por construir, siempre desde la genuinidad y la entrega del artista.