Con seguridad algunos de ustedes quienes leen esta nota han podido admirar el templo griego quizás más reconocido del mundo, el Partenón, en Atenas, Grecia. Desafortunadamente, este templo consagrado a Palas Atenea, la diosa de la guerra, la civilización, la sabiduría, las ciencias, la justicia y la habilidad, debió sufrir las depredaciones de la guerra, el vandalismo, la contaminación y los anticuarios bien o mal intencionados, debiendo ser restaurado en varios momentos de su historia. Pero en otras regiones del mundo aún podemos encontrar otros templos griegos que rivalizan con el Partenón, aunque hayan sido literalmente olvidados. Curiosamente, tal aislamiento en algunos casos sirvió para resguardarlos de los estragos que afectaron a ese templo dórico octástilo períptero que por tantos años ha mostrado la vista más destacada de la ciudad de Atenas.
Hace apenas semanas, antes de escribir esta nota, mi esposa y yo, acompañados de su hermana Gisela, nuestros sobrinos Gustavo y Antonieta, y la graciosa sobrina-nieta Stephanie, tuvimos la suerte de visitar el Parque Arqueológico de Paestum. Localizado a unos 40 km al sur de Salerno, en la región de Campania. Esta ciudad, hoy Patrimonio de la Humanidad, fue parte de la llamada Magna Graecia (nombre asignado por los romanos a las zonas costeras del sur de Italia, frente al mar Tirreno, pobladas por colonos griegos quienes trajeron consigo la cultura helénica, dejando una relevante e interesante impronta en esta región de Italia).
Paestum es el nombre romano de la ciudad que, al ser fundada, se llamó Posidonia, en honor al dios del mar. Esta ciudad amurallada, vestigio de la invasión romana, aún conserva tres templos dóricos y un heroon (santuario dedicado a algún héroe o figura importante) de origen griego. Estas tres estructuras están notablemente intactas, pero fueron abandonadas por años durante la época medieval, al estar rodeadas por lo que llegó a convertirse en un pantano maloliente, fétido, insalubre, pero inintencionalmente protector. La ciudad seria redescubierta en el siglo XVIII, tiempo después de encontrar las ruinas de Pompeya y Herculano, unos cuantos kilómetros más arriba, durante la construcción de la carretera costera que uniría a Nápoles con el sureste de Italia.
Tal parece que Posidonia fue construida luego de la llegada de colonos provenientes de Trecén, en el Peloponeso, o Síbaris (aparentemente trecenos expulsados de Síbaris), en el golfo de Tarento. Una vez establecida, la ciudad se convertiría en un exitoso puesto comercial de la red de colonias griegas del sur de Italia. Tres templos de estilo dórico serían construidos, dos de ellos dedicados a Hera, reina de los dioses, diosa del matrimonio, el cielo y las estrellas, esposa de Zeus. El tercero dedicado a Palas Atenea (como es el caso del Partenón).
El más antiguo de los templos, construido alrededor de 600-550 a. C., en el extremo sur de la ciudad, estuvo dedicado a Hera. Más amplio que la mayoría de los templos griegos, ya que posee siete columnas al frente y en su momento, contaba con dos puertas, características poco usuales. En su lado norte, totalmente diferente al primero, encontramos el segundo templo de Hera, aparentemente construido unos 100 años después y uno de los templos griegos mejor preservados que existen. Alguna vez se pensó que fue dedicado a Poseidón, dios de los mares. Aunque es posible que el templo estuviera dedicado a ambos. Sus columnas son anchas, permitiendo un menor intervalo entre columnas. Es posible que este templo también fuera utilizado para adorar a Zeus y otra deidad aún desconocida. Su doble orden de columnas es único, pero de alguna manera recuerda al diseño que alguna vez tuvo el templo de Zeus en Olimpia.
En el área más alta, al norte de la ciudad, algo alejado de los dos templos anteriores, se encuentra un tercero, construido poco antes que el segundo de Hera. Este templo fue incorrectamente atribuido por sus descubridores en tiempos modernos de haber sido dedicado a Ceres, diosa de la agricultura. Sin embargo, tiempo después, arqueólogos encontraron indicios de que el templo fue dedicado originalmente a Palas Atenea. Posee una arquitectura de transición, aunque está construido en un estilo dórico temprano. Curiosamente, al ser redescubierto, tres tumbas cristianas se encontraban en su piso, de manera que este templo fue utilizado alguna vez como iglesia cristiana.
En el centro de la ciudad encontramos los restos de un foro romano. Los arqueólogos estiman que fue construido sobre un ágora griega. Las ágoras, literalmente «lugar de reunión o asamblea», eran un espacio público central en cada ciudad-estado griego. Allí se reunían para discutir asuntos relacionados con la vida deportiva, artística, empresarial, social, espiritual y política de la ciudad.
Cercano al Foro, encontramos el otro relicto griego de la ciudad, el heroon. Probablemente un cenotafio, ya que al excavarse no se encontraron restos humanos. Este heroon posiblemente honraba al fundador de la ciudad. Debe haber consistido originalmente de un pequeño túmulo (montículo de tierra o piedras levantado sobre una tumba o tumbas) rodeado de paredes formando un rectángulo, a su vez rodeado de piedras. Fue excavado en 1954, descubriendo en su centro una cámara baja de piedras con un techo a dos aguas. La mitad inferior de la cámara está por debajo del nivel del suelo circundante. Dentro de esta cámara se encontraron varias vasijas de bronce que contenían restos de miel en su interior. Posiblemente no fueron elaboradas localmente. También se encontró una gran ánfora de cerámica de origen ateniense, con figuras negras pintadas. Todas están ahora en el museo dedicado a la ciudad y cercano a la entrada de esta.
Como comenté anteriormente, Posidonia fue fundada por griegos, muy posiblemente refugiados provenientes de Síbaris, luego que dicha ciudad fuera conquistada por Crotona, a comienzos del siglo V. Posidonios y sibaritas parecen haber formado algún tipo de sinecismo, y estos, eventualmente ayudarían a refundar a Síbaris. A fines del siglo V, la ciudad fue conquistada por los lucanos. Ya para esta época la ciudad es reconocida por sus rosas.
Aunque algunos autores han comentado que los lucanos conquistaron a los griegos de Posidonia, sometiéndolos, la evidencia arqueológica sugiere que ambas culturas pudieron prosperar estando juntas, fusionándose en algunos casos. Esto se nota en la presencia de caballos y carreras de estos en varios frescos (conservados en el museo del lugar) que adornaban a las diversas tumbas encontradas en el área. Los lucanos, a diferencia de los griegos, eran grandes aficionados a los caballos.
Luego de las guerras samnitas, los romanos comenzaron a establecer su hegemonía sobre el centro y partes de sur de Italia, aliándose con varios pueblos itálicos. Algunos de los pueblos de origen griego del sur de Italia se mantuvieron en la periferia de influencia romana, hasta que Tarento, en la costa de Bruttium (Calabria) y Lucania, decidieron atacar a los Romanos y buscaron la ayuda y apoyo de Pirro. Los romanos les declararon la guerra a estas ciudades griegas. A pesar de que Pirro obtuvo unas victorias iniciales, al final de las guerras pírricas, los romanos tomarían aquellas ciudades. Fue así como Posidonia, se transformaría en ciudad romana llamándose Paestum a partir de entonces.
Los romanos, además de grandes guerreros, fueron excelentes ingenieros, especialmente hidráulicos. Eventualmente reconstruirían a Paestum a su estilo. Sin embargo, los romanos eran respetuosos de los monumentos religiosos, tumbas y cenotafios. Por esta razón, se mantuvieron intactos los templos, pero prácticamente arrasaron la ciudad griega original, construyendo encima una ciudad al estilo romano. Aquella próspera colonia griega se convertiría en una ciudad marginal romana cuando las rutas comerciales terrestres comenzaron a alejarse de la ciudad durante el siglo II a. C.
De acuerdo el arqueólogo John Griffiths Pedley:
Los habitantes de Paesto llevaban vidas libres del estorbo de las grandes posesiones en una ciudad que declinaba en importancia, convirtiéndose poco a poco en un remanso.
Luego de la invasión cartaginesa de Italia por parte de Aníbal y sus tropas, durante la segunda guerra púnica, la ciudad se mantuvo fiel a Roma. Esto le valió que posteriormente se le concedieran algunos favores especiales, tales como la acuñación de su propia moneda. La ciudad prosperaría durante el período imperial romano, convirtiéndose eventualmente en obispado con el título de Diócesis Católica Romana de Pesto alrededor del año 400 d. C.
Desafortunadamente, luego de esta época se comienza a notar un descalabro y la comunidad comienza a desintegrarse. Algunos pobladores permanecen en los alrededores del templo de Atenea, convertido en basílica. Los manantiales que surtían de agua a la ciudad comienzan a secarse, y llenarse de sedimentos. Es muy posible que hubiera también algunos cambios en las orillas del cercano mar, así como de las condiciones de la desembocadura del rio.
Toda el área se convertirá entonces en una pantanosa ciénaga maloliente, lugar excelente para la cría y proliferación de zancudos de la especie Anopheles claviger, portadores del Plasmodium falciparum, quizás la más peligrosa especie de parásitos causantes de la malaria.
Varios artículos científicos o históricos sugieren que la malaria ya estaba presente y activa en Sicilia, al sur de Italia, para el siglo V a. C., siendo posiblemente responsable de la epidemia que afectó a la armada ateniense en las afueras de Siracusa, durante la guerra del Peloponeso.
Investigaciones más o menos recientes acerca del entorno físico del territorio de Siracusa han concluido que el área de pantanos cerca de la ciudad era mucho más grande en la antigüedad de lo que fue en los primeros tiempos modernos. Esto fortalece los argumentos de varios historiadores quienes indican que el entorno natural alrededor de Siracusa era altamente favorable para el desarrollo de la malaria hace unos 2500 años. De la misma manera, varias colonias griegas establecidas a lo largo de las costas del mar Tirreno sufrirían de malaria intensa. Paestum, donde se construyeron los hermosos templos griegos mencionados en esta nota, es uno de los ejemplos más conocidos. La ciudad declinó a causa de la presencia de las marismas insalubres circundantes.
Precisamente aquellas condiciones insalubres obligaron a los habitantes a abandonar el lugar, siendo invadido por la maleza y la vegetación. En el siglo XVIII, cuando el rey Carlos III de España, entonces rey de Nápoles, ordenó construir un camino que facilitara conectarse con el sur, encontrarían la abandonada ciudad que permaneció oculta varios siglos.
Hoy pudiéramos decir que gracias a los zancudos Anopheles y a la malaria, es posible admirar estos templos de la antigua Grecia en un estado excepcional de preservación.
Notas
Del Verme, L. (2013). Paestum. The archaeological park. The museum. The temple of Hera Argiva. Nápoles: Arte’m. 96 pp.
Martinez, A. M. (2013). Mosquitoes preserved the temples of Paestum, Italy, a World Heritage Site. Antiquitatem, History of Greece and Rome.
Museo Archeologico Nazionale di Paestum.
Nature. (2000). 100 and 50 years ago. 407: 955.
Pedley, J. G. (1990). Paestum: Greeks and Romans in Southern Italy. Londres: Thames Hudson Ltd. R.
Sallares, R, Bouwman, y Anderung, C. (2004). The Spread of Malaria to Southern Europe in Antiquity: New Approaches to Old Problems. Medical History. 48(3): 311-328.