Los más entendidos aseguran que una estrella nace a partir de la condensación de materia en una región determinada de una nube de gas y polvo. Así, para Olga Suárez, investigadora en astrofísica, «cuando la densidad es suficiente, la temperatura aumenta hasta llegar al punto en el que comienzan las reacciones nucleares que hacen brillar las estrellas, y es entonces cuando se dice que se ha formado una de ellas».
No obstante, «para saber en qué momento de su evolución está cada estrella, es evidente que no podemos seguir a una durante toda su vida porque esta dura miles de millones de años. Lo que hacemos es observar las zonas en las que se produce el nacimiento de las estrellas; de hecho, en esas zonas de nuestra galaxia podemos ver desde estrellas antes de nacer, antes de que propiamente podamos llamarlas estrellas, hasta otras en etapas más avanzadas de su evolución», añade la científica.
Además, no hay que olvidar que existen estrellas de tamaños muy diversos: las hay medianas como nuestro Sol, las hay más pequeñas y las hay muchísimo más grandes. Pero como subraya Suárez, «sabemos que el proceso de formación de una estrella es diferente en función de su tamaño, y que en la misma nube de formación estelar nacen estrellas grandes y estrellas pequeñas, pero no sabemos por qué cada estrella individual acaba siendo de uno u otro tamaño».
Con todo, el proceso de formación de una estrella dura varios millones de años y se considera rápido comparado con lo que luego va a ser la vida de la estrella, que será de miles de millones de años. Y dando un paso más allá, «las estrellas se forman siempre en el interior de esas nubes de gas y de polvo, que llamamos de formación estelar, porque nacen a partir de la materia que contienen estas nubes; es más, una estrella no puede nacer aislada porque en el vacío no hay la materia que necesita para formarse», recuerda la astrofísica.
Igualmente, los expertos en el tema inciden en que «solo somos capaces de detectar la formación de estrellas en nuestra galaxia, aunque sabemos que en el universo hay algunas galaxias en las que hay muchas estrellas en formación, porque son galaxias más jóvenes; por otro lado, hay galaxias que son más viejas en las que el gas que existía inicialmente ya es parte de las estrellas que se han formado y entonces nacen muy pocas estrellas nuevas. Y en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, hay todavía muchas estrellas en formación porque aún queda mucho gas y mucho polvo».
Al hilo de todo esto, no viene mal apuntar que la vida de las estrellas define un ciclo; es decir, las estrellas se forman, están activas durante algunos miles de millones de años y después mueren. Sin embargo, en palabras de Olga Suárez, «durante su vida activa van a transformar el hidrógeno que las componía inicialmente en otros elementos químicos; y, hacia el final de su vida, expulsarán el material externo que las formaba para que de ese mismo material algún día se puedan formar otras estrellas». En otros términos, las estrellas nuevas nacen de los restos de las estrellas muertas.
Pero gracias a este proceso también existimos los seres humanos y todo lo que conocemos, «porque al principio del cosmos lo único que había era hidrógeno, un poquito de helio y una cantidad mínima de berilio y litio; el resto de los elementos químicos que conocemos y que nos componen se han producido dentro de las estrellas».
Bajo esta perspectiva, y «cuando nuestro Sol se extinga, que lo hará, los átomos que hoy nos componen pasarán a ser parte de nuevas estrellas y puede que también de otros planetas», concluyen los expertos. Así las cosas, solo cabe una pregunta más: ¿estamos hablando de astrofísica o de poesía?
Nota
Suárez, O. (2022). ¿Hay estrellas naciendo en este momento? El País. Abril, 19.