El uso del hidrógeno como combustible es más bien una estrategia geopolítica que medida para proteger el medio ambiente o «salvar al planeta».
Si bien algunos países europeos pretenden «descarbonizar» sus economías, mientras que con políticas de Estado se recurre a la estrategia más peligrosa de utilizar un recurso vital como lo es el agua. Como una materia prima para desarrollar un combustible que al quemarse produce el único gas de invernadero como lo es el vapor de agua. Perogrullo que el clima en el planeta está determinado por el ciclo global del agua.
Se detecta que es una estrategia geopolítica mal diseñada desde el principio, dado que se empezó a hacer referencia al gas carbónico y no a ningún otro componente o aditivo de los combustibles tradicionales, en ningún momento se habló de deterioro ambiental; mientras el gran consumidor de petróleo del planeta hacía su festín con la producción y además era proveedor de países socios en el negocio y su rentabilidad era muy buena como productores y exportadores no solo de petróleo, sino de gas licuado, sobre todo en el mercado europeo.
Hoy ante la competencia del mercado, cuando está casi listo el proyecto Nord Stream 2, aparecen las medidas salvadoras para ir reemplazando los combustibles biológicos (hidrocarburos) a nivel de la Comunidad Europea. Aunque recientemente se aceptó a empresas norteamericanas a participar en la venta de combustibles dentro de la Comunidad Europea, los obstáculos y trabas contra el Nord Stream 2 por parte del gobierno norteamericano han bajado de intensidad y ahora la miran con otra perspectiva.
Cualquiera por muy ingenuo que sea se percata de ello, pero lo que no se percata es de la desinformación en materia de ciencias que se ha implantado para llevar a cabo este propósito.
Por donde se tome la perspectiva sobre el tema, se detecta mal asesoramiento de parte de los «genios» que montaron esta película sin telón ni argumentos sólidos y con protagonistas tercerizados, como son los medios corporativos que por ignorancia se prestan para el juego sucio de esta estrategia geopolítica.
Lo curioso de esto es que tampoco miden las consecuencias que se derivarán de la propuesta de implementar el hidrógeno como combustible, pues es algo tan sencillo que, si se trata de implantarlo para uso en vehículos o usos industriales; a diferencia del petróleo, el hidrógeno lo puede producir cualquier persona en cualquier medio, sin estar atenido a la provisión de los monopolistas.
Por medio de este mecanismo será el uso masivo de hidrógeno como combustible y mediante este mecanismo vamos a depredar los ecosistemas, primero porque utilizamos, tal como se mencionó anteriormente, un recurso vital como lo es el agua, y segundo que al quemarlo tendremos incremento del verdadero gas de invernadero que es el vapor de agua.
Teniendo en cuanta los conceptos de ciencias básicas, bien podemos aplicar a través de un dispositivo diseñado para tal (un hidrolizador), ya que una de las propiedades químicas del agua es que ésta se descompone por acción de una corriente eléctrica, se disocia la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno, aprovechando la batería del mismo vehículo, cualquiera puede convertir su vehículo de gasolina a hidrógeno sin tanta complicación y además cualquier país con bloqueos y falta de suministros de petróleo también podrá hacer lo suyo para mover su parque automotor y sus industrias.
Se podrá vaticinar lo inconveniente de esta supuesta era del hidrógeno verde o hidrógeno multicolor ante la avalancha arrasadora del Nord Stream 2.
Favor asesórense muy bien para evitar un caos climático mundial derivado de una nueva estrategia geopolítica y no de una supuesta solución ambiental, porque la estrategia del hidrógeno se convertirá en un fiasco académico, ambiental, económico y la monopolización del hidrógeno como combustible será una utopía, pues nadie estará en condiciones de comprarlo a proveedores, si lo puede producir de forma artesanal.
Lo que si nos pondrá a pensar que con el hidrógeno y su producción masiva el mundo puede estar al borde de una carrera armamentista y cada país tendrá la ambición de elaborar su bomba termonuclear sin ningún tipo de restricciones. Además, muchas economías se liberarán de la dependencia del suministro de petróleo y serán autónomas, por lo que no habrá tanta hegemonía energética.