Los países en desarrollo pueden dejar de extraer sus recursos naturales y al mismo tiempo mejorar sus desempeños económicos, de hecho, el país centroamericano de Costa Rica lo hizo y ha logrado un gran éxito que recién fue reconocido hasta por el mismo Príncipe William.
Entre 1950 y 1987, Costa Rica vivió un periodo insostenible que es típico de las economías extractivas de Latinoamérica: explotó desmedidamente a sus recursos naturales (i.e. madera de los bosques silvestres) y su economía anual creció de unos $164 millones en 1950 a $4.533 millones en 1987, mientras su cobertura forestal bajó de un 72% del territorio a un 21% en el mismo período. Fueron más de 30 años de una deforestación aterradora.
Con un cambio de rumbo, Costa Rica exitosamente aumentó su cobertura forestal del 21% al 60 % entre 1987 y 2020, un proceso consolidado con un esquema de pago por servicios ambientales (PSA) y una nueva ley forestal aprobado en 1996 que castiga fuertemente la deforestación ilegal. Durante este periodo, el PIB anual del país creció de $4.533 millones a $61.520 millones en 2020 (ver gráfico elaborado por Mauricio Castro). Aunque pareciera ser contra intuitivo que la extracción de menos recursos naturales permita que la economía crezca, la enorme transformación de la economía costarricense prueba que es posible. Su diversificada economía exporta a más de 150 países un menú de más de 4.355 productos y servicios, según datos publicados en el 2016 por la profesora de la UNED, Velia Vicarioli.
La reforma de la ley forestal en 1996 y la adopción de pagos por servicios ambientales marcaron un cambio en la estrategia de desarrollo nacional. Se pasó de una economía extractiva a una que se base en la sostenibilidad. Además, es una que incluyó a comunidades indígenas y afrodescendientes con propiedad comunal y/o tribal y a proyectos encabezados por mujeres jefas de hogar con derechos sobre pequeñas parcelas (usualmente entre 2 y 10 hectáreas).
Costa Rica ha dado por concluida su primera fase de recuperación de la cobertura forestal, proceso que culminó con el premio del Earthshot 20211 —otorgado al país el pasado 18 de Octubre 2021— y con los acuerdos recientemente firmados con el Banco Mundial y el Fondo Verde para el Clima que reconocen la reducción de casi 27 millones de toneladas de emisiones de CO2 en bosques regenerados y control de incendios forestales.
La segunda fase presentará al país otro reto formidable, más complejo, e intersectorial. Costa Rica se ha comprometido a convertirse en CO2 neutral para el año 2050. Lograr este objetivo implica un cambio de paradigma en todos los sectores productivos, ya sea reduciendo sus emisiones o mediante compensaciones a nivel nacional o internacional.
Aumentar la cobertura forestal en áreas aún disponibles (aproximadamente 3% para bosque y 5% para agroforestería) implicaría incorporar sistemas agroforestales, silvopastoriles y de usos múltiples que permitan sistemas de producción más sostenibles, pero también implicaría una evolución de los PSA para convertirlos en pagos de servicios ecosistémicos (o PES, una especie de «PSA 2.0»). El país deberá sustituir poco más de 1,2 millones de vehículos que operan con combustibles fósiles por vehículos eléctricos, y probablemente los vehículos de carga en unos operados con hidrógeno verde. Producir esa electricidad adicional y utilizar solo el hidrógeno verde requerirá agregar un uso sostenible de la biomasa proveniente de los residuos agrícolas y del raleo de plantaciones a la producción de electricidad.
Finalmente, los ingresos provenientes del impuesto a los combustibles (vigente desde la ley forestal de 1996) deberán ser sustituidos por otras fuentes de ingresos fiscales conforme los derivados del petróleo caigan en desuso. Una de las fuentes probables de ingresos podría ser la comercialización doméstica e internacional de títulos de CO2 de forma que el flujo de dinero permita financiar los nuevos PES.
Notas
1 Los duques de Cambridge, Reino Unido, establecieron el premio anual Earthshot para reconocer esfuerzos pioneros en pro del planeta y de la lucha contra el cambio climático, Costa Rica fue seleccionado para el premio del 2021.