El principal objetivo del Acuerdo de París es conseguir estabilizar el aumento de la temperatura media en 2 oC y hacer todo lo posible para que este aumento no sobrepase los 1.5 oC respecto a la temperatura de la época preindustrial. El Informe de Síntesis elaborado por el secretariado de la Convención Marco de Naciones Unidas del Cambio Climático (CMNUCC-UNFCCC), presentado el pasado 17 de septiembre, revela cuán lejos estamos de conseguir este objetivo. Objetivo que será inalcanzable, si a lo largo de esta década 2020-2030 no se realizan, de forma urgente, reducciones de emisiones muy ambiciosas.
El pasado 13 de septiembre la profesora Olga Alcaraz Sendra y yo mismo (ambos coautores de todos los artículos que difundimos en WSI) publicábamos «Llamado por la Madre Tierra. Una iniciativa para abordar la emergencia climática en Glasgow». Veremos en este artículo que, atendiendo a la desastrosa situación que describe el citado Informe de Síntesis, la iniciativa Llamado por la Madre Tierra es hoy en día aún más necesaria que nunca. Por lo que ahora y aquí volvemos a pedir la adhesión de todos nuestros lectores.
Respecto al objetivo del Acuerdo de París
La temperatura media en la superficie del planeta ya ha aumentado 1.2 oC respecto a la temperatura media de la época preindustrial. Este aumento de temperatura no se distribuye de forma homogénea a lo largo de la superficie planetaria. Hay zonas, como las latitudes boreales, donde el aumento ya ha superado los 3 oC con terribles consecuencias sobre los ecosistemas afectados.
El objetivo de estabilizar el aumento de temperatura en 1.5 oC para nada nos libra de seguir sufriendo los impactos adversos del cambio climático, pero sí serviría para mantenernos dentro de unos márgenes que harían compatibles la viabilidad de la vida de la especie humana y de la mayoría de los ecosistemas terrestres. La siguiente figura, extraída del último informe elaborado por el IPCC,1 nos muestra la distribución de temperaturas a lo largo del planeta que, según los modelos climáticos, conllevaría, un aumento de 1.5 oC, 2 oC y 4 oC. Las diferencias entre los distintos escenarios son tan evidentes que pensamos no merecen comentario alguno. Estas diferencias ponen de relieve la importancia de intentar estabilizar el aumento de temperatura cuanto antes y de hacerlo a los niveles más bajos posibles.
Así pues, conseguir el objetivo de los 1.5 oC no es «un capricho», es esencial para poder garantizar la vida de nuestra juventud y de todos nuestros descendientes. Este debería ser un objetivo de máxima prioridad para cualquier gobernante mínimamente responsable y comprometido con el futuro de la ciudadanía. Es triste decir que, de momento, nuestros gobernantes están muy lejos de dar la talla. El Informe de Síntesis elaborado por el Secretariado de la Convención Climática no deja margen de duda.
Fuente: IPCC. (2021). Summary for Policymakers. En: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.
Sobre el Informe de Síntesis presentado el pasado 17 de septiembre
El Informe de Síntesis sobre las Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC) presentado el pasado 17 de septiembre por el secretariado de la Convención Marco de Naciones Unidas del Cambio Climático (CMNUCC-UNFCCC) es la dramática «última» constatación de que los compromisos estatales, o NDC, que actualmente están presentados y registrados oficialmente en la Convención Climática, son absolutamente insuficientes para frenar la actual emergencia climática. Para ser más precisos, en vez de frenarla van a empeorarla más.
Dicho informe, entre otras cosas, evalúa el efecto conjunto de la suma de los compromisos de mitigación de emisiones, para la década 2020-2030, presentados por los países. El resultado es espeluznante: en 2030 las emisiones globales, lejos de disminuir, aún van a aumentar un 5% respecto a los niveles de 2019, o un 16.3% respecto a los de 2010.
La siguiente figura nos permite ver hasta qué punto el nivel de emisiones en 2030 (marcado en rojo) nos aleja de los escenarios de reducción de emisiones compatibles con los objetivos de temperatura de los 1.5 oC y 2 oC (franjas azules y verde).
Fuente: Informe de Síntesis sobre las Contribuciones Determinadas Nacionalmente del Secretariado de la Convención Climática.2
De hecho, la ciencia recogida en los dos últimos informes del IPCC nos dice que, para conseguir estabilizar el aumento de temperatura en 1.5 oC, las emisiones de CO2 en 2030 deberían reducirse un 45% respecto a los niveles de 2010. Este 45% de reducción, debería ser, por así decirlo, el norte —la referencia— en la lucha contra el cambio climático durante esta década. Cabe subrayar que, según el Informe de Síntesis, las emisiones en 2030 aumentarán un 16.3% respecto las de 2010. Para ser claros, vamos en dirección contraria a la que deberíamos seguir. ¡¡No hay palabras!!
Otro indicador recogido en el Informe de Síntesis que corrobora lo dicho hasta ahora es el del acumulado de emisiones de CO2 que las NDC actuales implican para el periodo 2020-2030. Según el Informe, este acumulado asciende a 445 giga toneladas de CO2. Esta cantidad se puede comparar con el denominado presupuesto global de carbono del 1.5 oC. El concepto de Presupuesto Global de Carbono (PGC) lo explicamos en uno de nuestros anteriores artículos. Muy resumidamente, el PGC es la cantidad de emisiones de CO2 que conducen a un determinado aumento de la temperatura. Bien, según los últimos datos publicados por el IPCC,1 el PGC compatible con un calentamiento global de 1.5 oC es, en estos momentos, de 400 giga toneladas de CO2. Esto quiere decir que, en 2030, ya habremos agotado dicho presupuesto y que por lo tanto en 2030 el objetivo de los 1.5 oC ya habrá sido superado.
Los desastrosos resultados de este Informe son un baño de realidad que debería movilizar, ya, a la sociedad civil, la ciudadanía mundial, los medios de comunicación, etc. para exigir a sus gobernantes que abandonen actitudes de postureo con tintes ambientalistas, sean realmente más serios, y pasen a la acción. Acción climática que debe poner sobre la mesa políticas que promuevan las ineludibles medidas drásticas y urgentes que permitan, en 2030, reducir las emisiones globales en un 45% respecto a las del 2010. Dichas medidas se deberían implementar desde hoy mismo.
El talón de Aquiles del Acuerdo de París
Teniendo en cuenta lo descrito hasta ahora, la pregunta que tal vez algún lector se esté formulando es: ¿Y de qué sirve el Acuerdo de París? La respuesta es que el Acuerdo tiene fallas que se deberían corregir a fondo cuanto antes mejor.
Como decíamos al principio, el Acuerdo de París fija su objetivo en su artículo 2.1.a en los siguientes términos:
Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 oC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5 oC con respecto a los niveles preindustriales.
Pese a que, durante las negociaciones que condujeron a su aprobación, se propusieron todo tipo de alternativas, las imperdonables fallas del Acuerdo, su talón de Aquiles, son:
- El objetivo de estabilización de temperatura no se traduce a objetivos de reducción de emisiones ni a nivel global ni para los países o Estados/parte.
- Deja únicamente en manos de los Estados/parte que cada uno decida cuál será su reducción de emisiones. Por esta razón sus compromisos se denominan Contribuciones Determinadas Nacionalmente (NDC).
- No prevé un mecanismo que permita reconducir situaciones graves —o no previstas— como la recogida en el Informe de Síntesis que analizamos en este artículo. Es decir, cuando se constata que los compromisos de los países nos alejan del objetivo hasta hacerlo inalcanzable, el Acuerdo no prevé ningún mecanismo efectivo que permita reconducir tal situación.
En este contexto el objetivo del Acuerdo se revela como un auténtico brindis al sol. Mientras los estados puedan seguir elaborando sus NDC, sin ningún marco que les oriente seriamente en la dirección de las reducciones de emisiones que deberían realizar para conseguir el objetivo de estabilización de la temperatura, el Acuerdo no estará al servicio ni a la altura que la actual emergencia climática requiere. En consecuencia, el resultado de su implementación puede ser cualquier barbaridad como la que se evidencia en este informe del 17 de septiembre.
De ahí que, sin ningún cambio realmente profundo, el Acuerdo de París nos lleva al más estrepitoso fracaso.
¿Y ahora qué? ¿Puede la cumbre de Glasgow servir para reconducir esta situación?
Ante este panorama tan desalentador la pregunta es: ¿está todo perdido? ¿hay algún planteamiento que permita reconducir los desastrosos resultados recogidos en el Informe de Síntesis? ¡Pues claro que sí! El mundo está siempre lleno de iniciativas esperanzadoras. Y así debe ser porque en nuestra modesta opinión, en la presente década la humanidad entera se está jugando tanto que nadie puede permitirse ni tan siquiera pensar en tirar la toalla.
Una de las iniciativas de acción es la propuesta Llamado por la Madre Tierra que presentamos en nuestro pasado artículo. Esta se revela como un posible camino para conseguir que la COP26 pueda servir para reconducir la situación actual. Nos alegra anunciar que el Llamado ya ha empezado a dar fruto, entre otras cosas, porque ya hay un punto en el orden del día de la COP26, concretamente el número 16, titulado «Reducciones de emisiones reales equitativas, justas, ambiciosas y urgentes ahora coherentes con una trayectoria para reducir la temperatura por debajo de 1.5 oC». Ahora es el momento que este punto, introducido por Bolivia, reciba el máximo respaldo posible. Así pues, terminamos este artículo de la misma forma que el anterior, pidiendo la adhesión de todos nuestros lectores.
Llamado por la Madre Tierra quiere ser una plataforma abierta a personas conscientes de que la humanidad forma parte de los ecosistemas del planeta. Nos sustentamos en ellos y debemos preservarlos para las generaciones futuras, tal y como los hemos recibido o incluso mejor. Apela a todas aquellas personas preocupadas por el cambio climático y por el devenir de la humanidad, por el futuro de las generaciones jóvenes, de la infancia y de aquellos que aún están por nacer. Personas comprometidas con la justicia, con la paz y la solidaridad en el mundo. La plataforma Llamado por la Madre Tierra pretende aglutinar la voz de todas estas personas, visibilizar su compromiso con nuestra Madre Tierra y proyectar su fuerza para que la COP 26 pueda dar y de respuesta a la ya mencionada pregunta clave: ¿cuánto debería reducir sus emisiones cada país, para que en conjunto alcanzásemos en el 2030 la reducción del 45% respecto a los niveles del 2010?
¡Si tú eres una de estas personas, no dudes a unirte y a extender la iniciativa!
Notas
1 IPCC. (2021). Summary for Policymakers. En: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. (MassonDelmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S. L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M. I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J. B. R. Matthews, T. K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu y B. Zhou, eds.) Cambridge University Press.
2 UNFCCC. (2021). Nationally determined contributions under the Paris Agreement Synthesis report by the secretariat.
(Artículo en coautoría con Olga Alcaraz Sendra, Doctora en Física y profesora en el departamento de Física de la Universitat Politècnica de Catalunya)