Una reciente investigación publicada en la prestigiosa revista científica The Lancet Psychiatry, asegura que, en pacientes infectados con SAR-CoV-2, la existencia de trastornos mentales, les expone al doble de riesgo de desarrollar COVID-19 en su forma severa y de fallecer por la misma.
La investigación sobre casi 1.5 millones de personas con COVID-19 encontró que los trastornos de salud mental pueden duplicar el riesgo de que alguien muera o sea hospitalizado por la enfermedad.
Los trastornos psicóticos y del estado de ánimo, así como el tratamiento previo con medicamentos para reducir la ansiedad y la depresión, aumentaron el riesgo de muerte por COVID-19.
La investigación también encontró vínculos entre los trastornos por abuso de sustancias y las tasas más altas de hospitalización con COVID-19.
Durante la pandemia, los expertos en salud pública han advertido que ciertas afecciones médicas pueden aumentar el riesgo de enfermarse gravemente y morir a causa de la COVID-19. Si bien esta lista ha consistido principalmente en afecciones físicas, como cáncer, enfermedades pulmonares, diabetes y VIH, una nueva investigación sugiere que los trastornos de salud mental también pueden hacerlo más vulnerable a los malos resultados de la COVID-19.
The Lancet Psychiatry publicó recientemente la revisión sistemática y el metaanálisis más grande realizado hasta la fecha sobre los resultados de las personas con trastornos psiquiátricos que contrajeron COVID-19. Un análisis de los datos sobre casi 1.5 millones de personas con COVID-19 encontró que aquellos con trastornos de salud mental preexistentes enfrentaban el doble de riesgo de hospitalización o muerte después de haber sido infectados con el coronavirus. Los hallazgos podrían tener implicaciones sobre las medidas de prevención de la COVID-19 y quién se considera de alto riesgo.
Para este informe, que fue iniciado por la Red de Inmunoneuropsiquiatría del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, los investigadores analizaron datos de 33 estudios de 22 países. Los datos incluyeron información sobre 1,469,731 personas con COVID-19, casi 44,000 de las cuales tenían trastornos de salud mental. En este análisis, hubo casi el mismo número de hombres y mujeres con trastornos de salud mental.
Las personas con enfermedades mentales graves tendían a tener tasas de mortalidad más altas por COVID-19. Las personas con trastornos psicóticos y del estado de ánimo, así como las personas que previamente habían sido tratadas con medicamentos para la ansiedad, la depresión y las psicosis, también se encontraban entre los grupos más vulnerables a morir por COVID-19. Por otro lado, los trastornos por abuso de sustancias se asociaron particularmente con un mayor riesgo de hospitalización por COVID-19.
Existe una variedad de posibles explicaciones detrás del mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19 entre las personas con trastornos de salud mental. Podría tener que ver con una combinación de diferencias biológicas y factores de estilo de vida. Un factor importante que puede contribuir a un mayor riesgo para las personas con enfermedades psiquiátricas es que el estrés en sus cuerpos debido a la ansiedad y la depresión puede ejercer efectos deletéreos sobre su sistema inmunológico. Tienen niveles más altos de cortisol, por lo general duermen menos en cantidad y calidad, y es menos probable que se dediquen de una forma especial tanto al cuidado personal como a una dieta adecuada, el ejercicio y la higiene.
Todo esto pueden contribuir a una mayor probabilidad de exposición al SARS-CoV-2, una mayor gravedad de los síntomas y una menor búsqueda de atención.
El riesgo de muerte por COVID-19 también puede verse agravado por otras afecciones subyacentes que a menudo no se diagnostican en personas con enfermedades mentales graves. Sabemos que la esperanza de vida de las personas con enfermedades mentales graves es de 25 a 30 años menor que la población general. Esto se debe a enfermedades no tratadas, pero tratables, como la diabetes y las enfermedades cardíacas. También sabemos que las personas con enfermedades médicas crónicas también corren un mayor riesgo de contraer COVID-19. Esto agrava aún más el riesgo para las personas con enfermedades mentales graves. La combinación de un mayor riesgo debido a problemas médicos comórbidos y un menor acceso a la atención hace que se enferme más rápidamente sin un acceso rápido al tratamiento.
A pesar de los últimos hallazgos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aún tienen que enumerar la mayoría de las afecciones de salud mental como razones para tomar precauciones adicionales contra la COVID-19. La comunidad médica se centró en la presentación física de la infección y en la lucha contra la enfermedad, ya que afectaba al sistema inmunológico y respiratorio. Las poblaciones de alto riesgo se relacionaron con las personas comprometidas, incluidos los ancianos y las personas ya inmunodeprimidas.
Aparte de la investigación limitada, el estigma sobre los trastornos de salud mental también puede haber llevado a que este factor de riesgo no se reconozca en gran medida. Romper estas nociones preconcebidas es fundamental para mejorar la atención y los resultados de salud entre las personas con enfermedades mentales. La consciencia pública y la reducción del estigma son fundamentales para apoyar y mejorar la vida de esta población tan vulnerable. Tener una enfermedad mental grave o un trastorno por consumo de sustancias da como resultado un aumento de los problemas médicos no tratados, lo que a su vez resulta en una menor esperanza de vida. Lo que se necesita es sensibilizar sobre las enfermedades mentales y los riesgos asociados de muerte prematura. Los expertos dicen que esta conexión probablemente involucre una combinación de factores, como cambios biológicos, estilos de vida y disparidades en el acceso a la atención médica.