De la resaca que nos deja el día del libro todos los veintitrés de abril, con sus rosas para mujeres y libros para hombres (aunque a algunos les haga bastante falta), con sus apologías a la lectura, sus programas de radio especiales y, sobre todo, tantas declaraciones de intenciones fatuas y ficticias, la siguiente fecha importante para la constelación del alfabeto es el día de las Letras Gallegas, todos los diecisiete de mayo.
La pequeña nación de Galicia acoge, pues, un evento infrecuente en el resto de países del mundo: una efeméride para la literatura autóctona.
En los prolegómenos del evento, niñas, niños y asociaciones culturales del país realizan actividades que tienen que ver con la vida y obra del escritor o escritora reconocidos anualmente. Y, aunque el sistema escolar cada vez le dé menos consideración a la celebración y la sociedad general rehúya del conocimiento, la importancia cultural de un día feriado a causa de la conmemoración de la palabra escrita en el idioma propio es enorme.
Con el único fin de explicar la historia, contexto y personajes importantes de este día, en pocas líneas y de una manera diferenciada se presenta el siguiente cuento.
Crisol de cuento viejo (o leyenda antigua)
De un púlpito de hortensias se caen los personajes. Alza la voz la mujer oprimida de una época anterior a los derechos de su género, pero también a los de su identidad. Dice saudade desde su idílico país, denuncia lo peor de este y del otro de al lado. La amordazan y encierran en un baúl, sin embargo, rehúye a su castración y se suelta. Todas las noches corre libre detrás de su cantar, sobre las azoteas de la antigua ciudad donde está enterrada. Pisan sus huellas otros fantasmas que lanzan palabras de un idioma moribundo como si fueran flechas. Los asesinos tiritarán por siempre en sus pesadillas mientras que el resto de la gente lo observa todo, pero no dice ni hace nada, como la sociedad de la Alemania del Tercer Reich: cultivada, puesto que ostentara el record de libros leídos en su momento pero que no dijeron, ni hicieron nada; tampoco sentían, aunque todavía padezcan.
Se encuentran a algunas personas que entienden al bueno y al generoso:
aquellas que plantan una semilla en primavera para cosechar el alimento del verano
las que se detienen a escuchar al inquieto pajarito
manchan de pintura sus manos
vibran, golpean o soplan un agradable sonido
las que viven sentadas bajo un árbol y acarician a un gatito.
Hay una idea generalizada en este grupo de que una ciudadanía leída y culta no abandonaría a la humanidad y al planeta, sin embargo, el imperio existe y los stormtroopers, sin casco ni armadura, se asientan en los hemiciclos, en los juzgados y en las gerencias de bancos y multinacionales. En la quema orquestada de libros se encadena al libre a un mástil y su alarido se pierde a veces en el tiempo.
El ateneo ilumina en las tinieblas, pero su luz es contenida en su presente. Tan solo a toro pasado se reconoce su labor y se alaba la palabra, el verso. Surge la frase y refulge décadas más tarde: «si somos quién somos es por obra y gracia del idioma». La generación «nosotros» decrece cada día, a la misma velocidad que aumenta la cantidad de porras policiales. Antes muertos que esclavos… y se desvanecen balbuceando palabras extrañas en público (y privado).
Algunas luchadoras y guerreros brillan, al comienzo, como las niñas de sus ojos y a medida que avanza la contienda se sumen en el negro de su pupila. Es verdad que las asociaciones nos hacen fuertes, pero el lazo esquivo las limita y por ello asalta el pensamiento oscuro, la sensación oblicua, la carne trémula.
Las palabras de la mujer-poeta resuenan en la escena: «Cuando van, van como rosas; cuando vienen, vienen como negros».
Nota
Puesto que se trata de un cuento que sirve a modo de reseña para el público internacional, se toman algunas licencias en el sentido y la traducción del gallego al español. «Malo será» que mis paisanos no sepan perdonar dichas licencias, ya que fundamentalmente son ellos quienes sabrán reconocer implícitas las fuentes e inspiración del cuento que son:
- Rosalía de Castro
- Castelao
- Xeración Nós
- Star Wars.