Hace unos días conversaba con amigos venezolanos en España y una de las cosas que les preguntaba era como observaron la llegada de Leopoldo López a territorio ibérico. Al respecto, me comentaron que fue un tema, desde el punto de vista informativo, fugaz, pero que ha tenido un impacto en lo que se denomina la diáspora venezolana, pues hay posiciones encontradas, al igual que en la sociedad española en general. En Venezuela ocurrió igual, de tal manera que es propicia la oportunidad para reflexionar sobre relaciones entre Venezuela y el Reino de España, a partir de la fuga de López.
Desde la llegada de Chávez a la presidencia, las relaciones entre el Reino de España y la República Bolivariana de Venezuela se han caracterizado por ser tormentosas. Las tensiones han sido mayores cuando gobierna el Partido Popular, en cuya gestión por ejemplo: se reconoció el golpe de Estado de la patronal y a Carmona Estanga como presidente en 2002; pero, en esencia, la orientación de la política exterior hacia Venezuela no ha variado, recordemos que el gobierno de Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español) reconoció igualmente a Juan Guaidó como presidente encargado, aunque siguió las relaciones diplomáticas establecidas con el Estado venezolano, representado legalmente por Nicolás Maduro.
En estas semanas apreciamos un nuevo capítulo de estas tensiones, como consecuencia de la huida de Leopoldo López hacia territorio español. López, sobre quien pesa una condena firme por promover la violencia política, se encontraba como «huésped» en la residencia del embajador del Reino de España, desde que fingió promover un alzamiento militar en abril del año pasado.
En la actualidad, no están claras las condiciones en las que salió de la residencia del embajador español y recorrió más de ochocientos kilómetros de territorio nacional hacia la frontera con Colombia, sin ser detectado por los organismos de seguridad e inteligencia venezolanos. El gobierno bolivariano responsabilizó al embajador español saliente, Jesús Silva, de organizar la huida, lo cual implica al Reino de España en un quebrantamiento de la Convención de Viena, que regula las relaciones diplomáticas entre los Estados. Por otro lado, organismos de seguridad venezolanos, entrevistaron al personal nacional que labora en la residencia, para investigar detalles de la operación de fuga de López, lo cual generó la protesta de la cancillería española, que también acusó al gobierno venezolano de quebrantar la Convención de Viena, aunque los trabajadores y las trabajadoras nacionales no tienen fuero diplomático.
La situación se torna más tensa, ya que poco después de la llegada de López a Madrid, este se reúne con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, aunque en la sede del Partido Socialista Obrero Español, lo que atenúa el recibimiento, pues carece de carácter de Estado.
En término de relaciones diplomáticas, el Reino de España reitera su posición frente a las próximas elecciones parlamentarias en Venezuela, desconociendo el proceso, en clara sintonía con la Comunidad Europea que ahora extiende las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela hasta noviembre de 2021. Solo que ahora, mediante una declaración la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores para Iberoamérica y el Caribe, informa que no se designaría nuevo embajador, como se había anunciado, de tal manera que la misión en Venezuela será encabezada por un encargado de negocios, tal como lo han hecho otros países europeos, entre los cuales se encuentra Italia y Países Bajos. Venezuela, por su parte, ya había cesado a su embajador, Mario Isea, y lo que se acostumbra en estos casos es tener un gesto reciproco, por lo cual se esperaría que nombre un encargado de negocios. Este hecho se suma a la larga lista de acciones que contribuyen a la estrategia estadounidense de cerco, no solo económico sino diplomático.
De cara a la política nacional venezolana, apunto, para finalizar, que el desconocimiento público de las condiciones en las que se dio la huida ha hecho que surjan voces que afirmen que podría tratarse de una negociación entre los líderes chavistas y esta facción ultraderechista (Voluntad Popular) a la que pertenece López; sin embargo, tal suposición fue negada por López. De igual manera, el prófugo del sistema de justicia venezolano sostiene que no están buscando la conformación de un gobierno en el exilio y ratificó el respaldo a su pupilo político Juan Guaidó. En sus seguidores también encontramos desencanto, pues muchos opinan que, como otros dirigentes de oposición, se ha ido a un «exilio dorado», mientras que los que se quedan ven cada día más el deterioro de sus condiciones de vida.