El arte de la guerra es el libro más antiguo de estrategia y táctica militar.
Fue escrito y/o recopilado por Sun Tzu, general, estratega y filósofo chino que vivió alrededor del siglo V antes de Cristo. No hay fecha exacta de su nacimiento y fallecimiento y algunos historiadores dudan de que haya existido.
Nació en Ch'i, China.
Durante más de dos mil años ha sido estudiado por líderes políticos y militares. Tuvo influencia en la obra de Nicolás Maquiavelo y en las campañas de Napoleón Bonaparte. Maquiavelo bajo su influencia en El Príncipe dedica todo un capítulo a las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra. Escribe textualmente que: «Un príncipe, pues, no debe tener otro objetivo ni preocupación ni cultivar otro arte que el de la guerra, el régimen y la disciplina de los ejércitos porque esta es la ciencia verdadera del gobernante».
Así también el maestro Sun influyó en el pensamiento y la acción del revolucionario chino Mao Tse-Tung, en los militares japoneses y en el mismo ejército de los Estados Unidos. Hoy día su libro es texto de lectura obligatoria en las academias militares de China y del mundo.
El libro se conoció en París en 1772, gracias a la traducción al francés del jesuita Jean Joseph Marie Amiot.
Un libro de referencia
Más recientemente, la obra se ha convertido en un texto de consulta en las escuelas de ciencias políticas, liderazgo empresarial y administración de negocios. Se ha convertido en un clásico sobre temas del conflicto, la paz y la estrategia política y empresarial. El maestro japonés de artes marciales Morihei Ueshiba ha escrito y publicado El arte de la paz como una especia de alternativa al arte de la guerra.
Para el maestro Su, «la Guerra es de importancia vital para un país; constituye la base de la vida y de la muerte, el camino de la supervivencia y de la aniquilación; por ello, es absolutamente indispensable examinarla y estudiarla». Dice que el objetivo de la guerra es la victoria y ella solo se puede conseguir mediante el engaño y la estrategia.
Dice que la victoria se planifica en el Cuartel General, incluso antes de entablar la batalla y que va a ganar el que tenga una estrategia amplia y profunda.
En otro de sus capítulos nos alerta respecto de los riesgos de una batalla o campaña militar larga y recomienda; una batalla corta: «Por lo tanto, lo esencial en la guerra es la victoria, no las operaciones prolongadas». «Golpea al enemigo con la velocidad con la que el halcón ataca a su víctima».
En el tercer capítulo escribe: «Someter al enemigo sin librar combates es el colmo de la habilidad».
En el cuarto capítulo vuelve a insistir en la importancia de la estrategia: «La diferencia entre un ejército victorioso y uno derrotado, es la estrategia y los planes premeditados».
En otro de los capítulos aconseja a los ejércitos a no tener forma:
«Por lo tanto, el punto final de la formación de un ejército es llegar a la no forma. Cuando no tienes forma, el espionaje encubierto no puede descubrir nada». Una enseñanza que siguieron con frecuencia los grupos guerrilleros del mundo y América Latina.
Victoria en la lucha armada
El capítulo siete lo dedica a la lucha armada, dando una serie de consejos para salir exitoso.
Dice que «un ejército perece si no está equipado, si no tiene provisiones o si no tiene dinero».
Para obtener la victoria hay que conocerse a sí mismo y a los demás: «Cuando te conoces a ti mismo y conoces a los demás, la victoria no es un peligro; pero cuando conoces el cielo y la tierra, la victoria es inagotable».
El personaje o autor principal de la guerra es el General: «Corresponde al General ser tranquilo, reservado, justo y metódico».
Sus planes y su estrategia deben ser completamente secretos para que ni los adversarios ni nadie pueda descubrirlos. El General es el Jefe Supremo de la Tropa de Soldados y es el que define la estrategia en el Cuartel General. Pero por encima de él, está el Rey o figura máxima de poder político en la China de aquella época.
Ataque con fuego y espías
En otro de sus capítulos se trata del ataque mediante el fuego. Se dice que «existen cinco clases de ataques mediante el fuego: quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas». Pero curiosamente después de éste apartado se introduce o injerta un pensamiento que es de Lao Tsé: «las armas son instrumentos de mal augurio».
El último capítulo del libro es uno de los más controversiales e interesantes y se refiere a la utilización de los agentes secretos o espías, dice textualmente: «Una gran operación militar significa un gran esfuerzo para la nación, y la guerra puede durar muchos años para obtener una victoria de un día. Así pues, fallar en conocer la situación de los adversarios para resistirse a aprobar gastos para asuntos de espionaje es extremadamente inhumano. Por lo tanto, lo que posibilita a un Gobierno inteligente y a un mando militar sabio vencer a los demás y lograr triunfos extraordinarios es la información previa».
Y según el General dicha información «debe obtenerse de personas que conozcan la situación del enemigo" y dichas personas o espías pueden ser de cinco clases: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el espía liquidable y el espía flotante».
«Los espías nativos se contratan entre los habitantes de una localidad. Los espías internos se contratan entre los funcionarios enemigos. Los agentes dobles se contratan entre espías enemigos. Los espías liquidables transmiten falsos datos a los espías enemigos. Los espías flotantes vuelven para traer sus informes».
Pero para Su: «Solo un gobernante brillante o un General sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria. El espionaje es esencial para las operaciones militares y los ejércitos, dependen de él para llevar a cabo sus acciones». Y así concluye El arte de la guerra.
Otra recomendación esencial del libro para obtener la victoria es desbaratar las alianzas del enemigo: «No permitas que tres enemigos se junten». «Examina sus alianzas y trata de destruirlas».
Para el General Su, la guerra es de importancia vital para un país y constituye la base de la vida y de la muerte. Así mismo el objetivo de la Guerra es la victoria y dicha victoria se planifica en el Cuartel General. Según sus consejos, no habrá victoria sin una estrategia amplia y profunda y dicha estrategia no se puede construir sin información previa. Pero el colmo de la habilidad es obtener la victoria sin necesidad de ir a la batalla:
Es mejor ganar sin luchar.