El pasado fin de semana en Roma y Madrid se convocaba a las personas que están confinadas a brindar un aplauso al personal sanitario que forma parte del sistema asistencial y que está teniendo una ardua labor por estos días. Me parece valioso el reconocimiento, solo que faltaba personal por reconocer. El personal sanitario, forma parte de una noción mayor en la jerga del manejo de crisis, denominada personal esencial.
Cuando se lee «personal esencial en situaciones de crisis», socialmente se tiende reducir a aquellos que tienen labores sanitarias, pero nada más alejado de la realidad, pues para que nuestro mundo siga funcionando en los mínimos necesarios, hace falta la labor diaria de muchas personas.
El personal sanitario está en uno de los frentes de acción, quizás el más visible; pero dentro de estos no solo hay médicos y enfermeras, también hay administrativos, conductores de ambulancia, personal de limpieza, entre otros y otras, que, como recién apunté, garantizan variados aspectos de la operación, tras las primeras líneas.
Dentro del personal esencial encontramos al personal de seguridad, bien sea público o privado, los primeros son el mayor contingente y están garantizando el orden público y el acatamiento de la instrucciones del Estado; así también están los privados que custodian el patrimonio no público. Cuando las condiciones recrudecen, en este ámbito, entran en la escena las fuerzas armadas nacionales.
Son personal esencial aquellas personas que forman parte del circuito de comercialización de alimentos, medicinas, de tal manera que usted solo ve al dependiente que le suministra el producto, pero este forma parte de otros y otras que van desde los transportistas, almacenistas, hasta los gerentes.
Hay que seguir generando bienes de primera necesidad, de tal manera que hay actividades de manufactura que no se detienen, así como las agrícolas, que se mantienen en los límites necesarios. Hay personas elaborando alimentos y otros elementos de primera necesidad.
En lo público (o privado) hace falta que funcionen servicios esenciales, como agua potable, electricidad, gas, saneamiento básico (recogidas y procesamiento de desechos y limpieza de áreas claves) y telecomunicaciones. En estas actividades mujeres y hombres hacen trabajos cada día, independientemente de las condiciones.
Los vemos cada día, pero no los incorporamos dentro de la idea de personal esencial, estos son los trabajadores de la prensa. Son un entramado que hace posible que usted este leyendo esta nota y que cada día esté informado de los acontecimientos que van marcando las crisis y la gestión de las mismas.
Finalmente existen un gran número de personas que deben tomar decisiones en el Estado, y estas no serían posible sin un gran contingente que las viabilice y las soporte. Utilizaré una palabra, con poca reputación, pero de la que rescato su esencia, la burocracia. Sin estas personas los líderes políticos que están al frente de los Estados no podrían tomar las decisiones adecuadas.
Seguro estoy que si escudriñamos más, encontraremos otros oficios y saberes esenciales, pero la idea por ahora es visibilizar por lo menos, las grandes áreas de trabajo que por estos días siguen laborando y con ello garantizando unas condiciones adecuadas para la población que debe acatar un confinamiento obligatorio. Debo aclarar, sin embargo que el orden en que los presento no significa un orden jerárquico alguno.
En estos momentos los diversos liderazgos en los Estados del mundo buscan gestionar la situación de pandemia que adquirió el coronavirus. La responsabilidad de ninguna manera es minúscula, en dimensión alguna; pues al final sus decisiones definen, aunque suene dramático; quienes viven o quienes mueren. Una decisión inoportuna o errada se traduce en número de decesos o lo contrario, como se quiera ver, sin aludir a un caso en particular, ya lo estamos viendo, solo que es temprano para balances definitivos. Esto no solo aplica a la población general, tiene una especial repercusión en el personal esencial, de allí que no solo es necesario el reconocimiento, sino el cuidado de las personas que forman parte de esta categoría.
Una crisis se agrava si el personal esencial se ve comprometido y esta situación es causada por la falta de control de los procesos peligrosos a los que se encuentran expuestos, por ejemplo la atención a pacientes (o presuntos) sin las protecciones debidas, u otro menos visible relacionado con la organización del trabajo, es decir largas jornadas o falta de tiempos de descanso.
Solo para ilustrar, haré referencia a que he escuchado declaraciones de representantes laborales del personal sanitario en Madrid, denunciando que existen personas que empiezan a experimentar fatiga laboral, gracias a las largas jornadas que deben realizar. Tal situación, no solo compromete al trabajador o la trabajadora en cuestión, sino a la persona que es atendida. Solo pregúntese ¿qué condiciones tiene un médico para hacer un diagnóstico después de doce horas de intensa jornada?, ¿sus habilidades de observación se mantienen?
No se ignora que desde los Estados se realizan acciones para ubicar personal, que de no encontrarse habrá que recurrir a otro componente en situaciones de crisis, el voluntariado, que es otro tema.
Así que la próxima vez que se aplauda para reconocer, incluyamos a todos y todas los que hoy en el mundo están realizando una labor para hacer que los estragos de esta pandemia se reduzcan a su más mínima expresión. Y no solo eso, demandemos los cuidados necesarios para conservar la salud del personal esencial, pues de no hacerlo serán víctimas colaterales de la crisis, que seguro se ignorarán en el balance oficial final, que a lo sumo los presentarán en una coletilla, al pie de la página.