El Gobierno de Sánchez hace ya algunos meses reconocía a Juan Guaidó como legítimo presidente de Venezuela. Pues bien, nuestro presidente no solo no lo recibió en Moncloa, sino que Ábalos, con una inverosímil visita ministerial, se subió en Barajas al avión de la vicepresidenta del régimen de Maduro. Delcy Rodríguez tiene prohibido pisar suelo europeo, básicamente por violar los Derechos Humanos de miles de venezolanos. Según fuentes diplomáticas incluso fue trasladada a dependencias VIP del aeropuerto, donde el secretario de Organización del PSOE se reunió con ella durante más de una hora y media.
Ábalos, apoyado por Sánchez, ha negado su encuentro 007 con Delcy Rodríguez en el avión de Barajas: eso significaría reconocer su complicidad con una ilegalidad. Pero es de chirigota las explicaciones que nos han dado cuando la situación era evidente. El PSOE argumenta que el señor Ábalos había quedado allí con el ministro de Turismo venezolano, intimísimo amigo, para saludarlo a las dos de la mañana con motivo de su visita a Fitur, casualmente en ese avión estaba la señora Delcy Rodríguez y simplemente la saludó.
Todo muy turbio... saludar a un «cuestionable» amigo con el que se podía haber encontrado posteriormente en Madrid, a altas horas de la madrugada, y en un avión. Súper lógico, a los mal pensados les dejaremos pedir el comodín del insulto a su inteligencia. Otra casualidad es el hecho de que el numerito espía ha sido cuando Guaidó estaba visitando España, el legítimo presidente de Venezuela. Y para seguir sumando casualidades, nuestro vicepresidente segundo, creo, he perdido la cuenta de las vicepresidencias, estuvo a sueldo del chavismo y esto obliga a Pablo Iglesias y sus socios del PSOE a llevarse bien con Maduro.
Algo se me escapa, porque es impensable dos casualidades juntas y aquí tenemos tantas que para mágico. Estoy tan anestesiada que ya no veo escandaloso saltarse la ley de esta forma, recibir clandestinamente a presuntos dictadores, después de lo de la Abogacía del Estado parece cumplir con la exigencia de los independentistas y obviando olímpicamente a Maquiavelo con el nombramiento de la ministra de Justicia a la Fiscalía General, todo es cuestión de acostumbrase. Para Pedro Sánchez darle cariño a Maduro y no tener tiempo para recibir a Guaidó, es otra de sus travesuras.
Yo lo entiendo, el presidente habrá pensado que a Guaidó, en su gira europea, le recibe Johnson, Macron y Merkel, y lo más indicado para España es que lo haga nuestra ministra de Exteriores. Teniendo en cuenta que Guaidó es el presidente de Venezuela reconocido internacionalmente, y Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno en España, el roto diplomático es bochornoso. La señora González Laya tras la visita dijo: Spain is back. Pero ¿a dónde ha vuelto España? Le tendré que preguntar a los seis millones de venezolanos exiliados y a los familiares de los opositores asesinados. ¡Poca broma! Es una demostración indignante para miles de personas que sufren el régimen de Maduro.
El PSOE opina que ha actuado de buena fe y que no se ha violado ninguna ley, de hecho, Ábalos, un ministro de España, se ha visto en secreto en un avión con la vicepresidenta de una dictadura bolivariana que no acepta ningún país del primer mundo, para salvar nuestro país. Pero yo creo que la huella de Venezuela en Podemos es muy poderosa. No hay que olvidar que cuando en abril de 2019 el propio Sánchez reconoció a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, Pablo Iglesias y el actual ministro de Consumo, Alberto Garzón, acusaron al líder opositor de querer dar un golpe de Estado y provocar un baño de sangre.
¡Todo es tan torticero que aún no podemos pedir la cuenta! Para aquellos que piensen que el PSOE está subyugado a la voluntad de sus socios de Gobierno, hay una vuelta más. Podemos sospecha que las reuniones de Ábalos con ministros de Maduro, incluida la de Delcy Rodríguez, apuntan a su financiación desde Venezuela. Los próximos a Pablo Iglesias admiten que su principal temor es que el PSOE esté recabando información sensible sobre su presunta financiación desde Venezuela, para utilizarla cuando surjan problemas en la coalición de Gobierno.
No creo que hayamos fallado a Bruselas porque España tradicionalmente siempre haya liderado la posición de la UE en América Latina, tampoco me importa si Ábalos nos ha mentido, aún menos me preocupa que la ministra de Exteriores no sepa que significa una crisis diplomática, lo que realmente me preocupa de toda esta situación es ver como el nuevo gobierno se salta la ley de nuevo argumentando un guion a lo James Bond.
Tengo una duda: ¿El Gobierno de Sánchez esclaviza las leyes sometiéndolas a su conveniencia?