De acuerdo con la necropsia realizada por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia el 26 de noviembre, la muerte de Dilan Cruz, de 18 años, fue un homicidio. Todo ocurrió el sábado 23 de noviembre, en la tarde. El Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) empezó a disparar gases lacrimógenos a las personas que participaban en la tercera jornada de marchas —que empezaron el 21, luego de la convocatoria al paro nacional de ese día—. Todos los medios mencionaron que pese a la actitud pacífica de los marchantes, el Esmad decidió atacar. Dilan Cruz alejó una lata de gas, se giró y recibió en su cabeza, por detrás, el impacto de una recalzada de balines o bean bag, como aparece en el comunicado de Medicina Legal, disparada desde una escopeta calibre 12 —este tipo de municiones no son legales para usar en protestas—. Dilan murió el lunes 25 de noviembre en la noche.
Un día antes del ataque, el viernes 22 de noviembre, la Alcaldía de Bogotá declaró el toque de queda en la ciudad hasta las 6 de la mañana del día siguiente. Todo se debía, según argumentaban, a las difíciles condiciones de seguridad que se presentaban en diferentes partes de la capital: saqueos, enfrentamientos entre fuerza pública y algunos encapuchados. Conforme pasaba la noche, empezaron a rondar mensajes por redes sociales en las que se informaba de grupos de vándalos que intentaban entrar a conjuntos residenciales o unidades de vivienda —ni locales ni tiendas ni bancos—. Al mismo tiempo, empezaron a aparecer videos de cómo la policía transportaba o capturaba —y liberaba— a los vándalos (si quiere revisar algunos videos, solo tiene que dar clic aquí). El 21, el día del paro nacional, Cali vivió una jornada similar. Todo parece indicar que, apoyados en algunos casos reales, intentaron asustar a la gente con falsos vándalos. ¿Quienes? No es claro, pero la Policía estuvo involucrada.
El jueves 21 de noviembre, el día que todo empezó, se realizó la jornada de paro nacional en la que participaron sindicatos, estudiantes, grupos ecologistas y ciudadanos de todo tipo. Durante semanas, el Gobierno y sectores afines se dedicaron a asustar y advertir de la necesidad de usar a la policía y a las fuerzas militares para no repetir la experiencias de Ecuador, Chile y Bolivia. Efectivamente, días antes de la marcha, soldados fueron desplegados en diferentes puntos de Bogotá y de otras ciudades de Colombia. Los enfrentamientos de la tarde no lograron empañar una jornada en la que la gente marchó masivamente. Esa misma noche, se vivió el primer cacerolazo de la historia colombiana. La chispa y el descontento han dado para que, hasta el momento, vayan nueve días de protestas, concentradas en su mayoría en Bogotá.
El martes 26, luego de la muerte de Dilan, el presidente Iván Duque tuvo su primer encuentro con el Comité del Paro para escuchar sus propuestas, entre las que se encuentran implementar los acuerdos de paz firmados con las FARC, la reducción de los salarios de los congresistas, fortalecer la lucha contra la corrupción, desmontar el Esmad, detener el asesinato de líderes sociales en el país, entre otros puntos. No obstante, las trece propuestas que llevó el Comité no fueron recibidas, Duque dijo que debían revisarlas con otros sectores. El Comité convocó a otro paro nacional que tuvo menor afluencia que el del 21, pero reunió varias marchas en las que no hubo una sola muestra de violencia hasta que el Esmad empezó a perseguir manifestantes al norte de la ciudad.
El miércoles 27, el presidente Duque señaló a Gustavo Petro, senador y excandidato presidencial que perdió las elecciones presidenciales del año pasado, como culpable de las marchas. A Petro lo increparon desde varios sectores que apoyan la protesta por apropiarse de la marcha al mencionar que existía una correlación entre los ocho millones de votos que obtuvo y estas manifestaciones masivas. Hasta el momento, Petro no ha realizado ningún acto público en ninguna marcha. Añadió además en una entrevista radial que varios miembros del Comité de Paro no votaron por él.
Duque aún no organiza un nuevo encuentro y está en un momento crítico en el que el desempleo aumenta, la informalidad laboral aumenta, el peso colombiano se sigue devaluando y en las elecciones de gobernadores y alcaldes su partido, el Centro Democrático, no obtuvo ninguna victoria importante. A esto se le suma el escándalo por avalar un bombardeo que dejó 18 niños muertos y que fue presentado como una impecable operación militar contra las disidencias de las FARC —además, el hecho fue encubierto por meses y causó la renuncia de su ministro de Defensa— en el Caquetá.
Para el 8 de diciembre, varios artistas colombianos darán un concierto en Bogotá en pro del paro. Hasta ahora, ni Juanes —que hizo un concierto en pro de Venezuela— ni Shakira ni J Balvin ni Maluma se han pronunciado al respecto de la marcha o de su intención de participar.