Cuando uno piensa en la diabetes lo hace en niveles de azúcar, en ocasiones en problemas o limitaciones físicas, pero sobre todo en un cuidado personal casi constante, y escasamente suele tener en cuenta aspectos de tipo psicológico ni emocionales. Pero, ¿tiene alguna incidencia la diabetes en la salud mental?
Esto es precisamente lo que ha tratado de responderse con una investigación realizada desde el Centro Médico Militar de la ciudad del Príncipe Sultán y el Ministerio de Salud (Arabia Saudí) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica International Journal of Medical Science and Public Health.
En el estudio participaron 230 personas, usuarias del sistema de salud de Arabia Saudita, todos ellos mayores de edad y diagnosticado con diabetes, del estudio se excluyeron a pacientes con retraso mental o alguna otra patología psiquiátrica.
Los resultados muestran un gran porcentaje de comorbilidad entre la depresión y la diabetes, pudiendo llegar a un 45%, superior al 30% de estudios anteriores, esto es, casi la mitad de los pacientes con diabetes sufren depresión.
Se encontraron también diferencias significativas entre hombres y mujeres, afectando la depresión mayoritariamente a las mujeres, frente a los hombres; igualmente el tiempo desde que se le diagnostica la diabetes juega un papel significativo, en la aparición de la depresión, así cuanto más tiempo lleve con la enfermedad, más probabilidades de sufrir depresión.
No se encontraron diferencias significativas en función de la edad del paciente, de su nivel educativo, residencia (campo o ciudad), estado civil, número de hijos, ni su ocupación (trabajando o parado).
Además, el estudio señala una comorbilidad mayor del 95% con otras patologías como hipertensión o las dislipidemias (alteración patológica de la concentración de lípidos y lipoproteínas).
Por lo tanto, el perfil con más riesgo de padecer depresión como consecuencia de una diabetes previa, es una mujer, que tenga diagnosticada la diabetes desde hace tiempo, la cual además va a sufrir otra serie de patologías que van a perjudicar a su salud general.
Es decir, al padecer una enfermedad que para algunos es crónica, esto va a ir poco a poco afectando al estado de ánimo de la persona y en ocasiones puede llevarla a padecer sintomatología depresiva leve o grave.
Por tanto, desde los servicios de salud, sobre todo entre aquellas personas que llevan más tiempo tratándose la diabetes, se debería de prestar especial atención a los aspectos emocionales del paciente, para evitar las complicaciones propias de sufrir una depresión, la cual está asociada a menos años de vida, al menos así lo afirma una investigación realizada desde la Facultad de Psicología Experimental, Universidad de Bristol, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Open Journal of Depression.
En el estudio participaron 1.413 personas, de los cuales 685 habían sufrido depresión (480 endógena y 205 reactiva), cuyas edades medias oscilaban desde los 44 a los 58 años en los que han sufrido depresión reactiva y depresión endógena respectivamente, de entre los participantes más de la mitad, el 67,7% fueron mujeres.
Como grupo control se usaron los datos del Registro del Servicio Nacional de Salud (de Inglaterra) donde se obtuvo los datos del número de ataques cardíacos sufridos, así como la tasa de supervivencia de las personas con sus mismas edades.
El ataque cardíaco es un problema preocupante en Inglaterra ya que anualmente provoca más de 82.000 muertes al año.
Los resultados encontraron que los hombres tienden a sufrir acortamientos significativos de la vida debido a problemas asociados al corazón, pero esta relación solo se produce en el caso de la depresión endógena.
El estudio no entra a valorar las diferencias entre hombres y mujeres, las cuales ya habían sido informadas en estudios anteriores, pero sólo durante la época fértil de la mujer, en que se produce un menor número de incidencias en el corazón, equiparándose en porcentaje de casos a partir de la menopausia.
Este estudio resalta la importancia de cuidarse tanto física como psicológicamente, sin perder de vista la interdependencia que hay entre ambos.