Las palabras en una frase tienen una función particular y esta determina cómo debe ser escrita. Por ejemplo, «tú» es un pronombre personal y en este caso se escribe con «ú» acentuada. «Tu» puede ser también un pronombre posesivo, como en el caso de «tu casa». Siendo así, la «u» no lleva acento. «Esta» es un pronombre demostrativo y no lleva acento. Al contrario, «está», en ella está bien, es la tercera persona singular del presente indicativo del verbo estar y lleva acento en la «á» final. Menciono estos aspectos, porque a menudo se observan estos pequeños errores ortográficos y pienso que es legítimo e interesante hablar de estos temas. No porque los errores sean un delito, sino porque podemos aprender de ellos y evitar faltas menores con un mayor conocimiento del lenguaje escrito.
Hecho con «h» es el perfecto del verbo hacer. «Te echo de menos» es otro verbo y en este caso no lleva la «h» al inicio. Se es un pronombre reflexivo (tercera persona) y no lleva acento. Sé, en cambio, es la primera persona singular del verbo saber y también el imperativo del verbo ser, como en «sé valiente» y no tengas miedo. Cómo, al ser un pronombre interrogativo o exclamación lleva acento. «Como» de comer no lleva acento, tampoco cuando es usado como adverbio. Lo mismo sucede con cuándo y cuando, dónde y donde. Ir «hacia» adelante, usado como preposición no lleva acento. «Hacía tiempo que no te veía», en cambio, lleva acento y en este caso es usado como pretérito del verbo hacer. Lo mismo sucede con sí. Lleva acento cuando es afirmación y no lleva acento, cuando es condicional como en: «si lo hubiera sabido antes».
Otro problema que se observa a menudo es la falta de «h» al inicio de la palabra, o confundir la «ll» con «y», como en «vaya» de ir y «valla» de barrera. Además en el uso de la «c», que se cambia fácil y erróneamente por una «s» o peor aún, por una «z», o al contrario, en vez de usar la «s», usar la «c». Las redes sociales son el observatorio privilegiado de estos fenómenos y de ellos podemos aprender mucho. El uso del subjuntivo no está siempre claro, evidenciando un déficit gramatical. Me pregunto, si esto es grave y que podríamos hacer para reducir los errores sin pasar por pedantes ni desmotivar la escritura. Menudo tema, pienso que no existe un equilibrio fácil al respecto. Una posible solución sería no decir nada y tolerar los errores. Otra, evidenciarlos sistemáticamente. Pero esta última podría ser mal interpretada. Otro problema lo representan las reglas de puntuación. También aquí nos encontramos con sorpresas. Cuando usar una coma o un punto no está siempre claro para muchos.
En fin, la escritura exige reflexión y nos ayuda a usar la lengua con mayor precisión para entender y hacernos entender mejor. Un objetivo que todos deberíamos perseguir sin reaccionar negativamente, cuando alguien nos indica un error cometido, ya que en estos casos, lo mejor sería corregirlo y pensar en las reglas, como «seria» de seriedad, que no lleva acento y «sería» como condicional de ser, que a su vez, hay que acentuarlo.
Un mundo fascinante, el de la ortografía y la gramática, que, queriéndolo o no, nos acompañará durante toda la vida, permitiéndonos comunicar oralmente y por escrito, porque en realidad no existen lenguas sin reglas y conocerlas nos hace culturalmente más despiertos. Volviendo al inicio, concluyo que el déficit gramatical, que explica muchos de los errores ortográficos y que no permite distinguir la función de las palabras y su papel en la frase, es el resultado de un problema educacional, en el sentido que hay que mejorar la enseñanza de la gramática, haciéndola más funcional y concreta. En este campo, desgraciadamente observamos una conceptualización exagerada y sin un vínculo estrecho con el uso de la lengua de todos los días.