Desde principios de los años 80, a partir de su estancia en Estados Unidos, Soledad Sevilla (Valencia, 1944) amplió su campo de acción a las instalaciones. En este medio artístico no sólo es una de las pioneras en el Estado español, sino también una de las que más ha desarrollado sus posibilidades, en muchas ocasiones en relación con diversas tipologías de espacios públicos. Aunque inició su andadura en los años 60 dentro de la pintura geométrica, su paso por el Centro de Cálculo acentuó su atención por algunos aspectos ligados a la repetición y a la variación de módulos y líneas. Estas últimas, las formas y los entramados que con ellas construye, han sido durante buena parte de su carrera elementos característicos de su forma de entender y construir no sólo su pintura, sino también diversas instalaciones de suelo y de hilos.
El proceso creativo de la artista se basa en la contemplación del entorno y en la reivindicación de la mirada que inicia el análisis y, posteriormente, la acción. También característico de su evolución es la rigurosidad y la enorme capacidad de trabajo que tanto sus series pictóricas como sus instalaciones requieren. La relación entre sus pinturas e instalaciones es compleja y participa de un proceso de retroalimentación continuo, siendo una u otra, según los casos, el desencadenante de una serie, para posteriormente requerir de la otra para su de sarrollo. Su claro interés y capacidad para entender el espacio, ya sea bidimensional o tridimensional, es una herencia de sus inicios en la pintura analítica y geométrica, que ha ido profundizando y amplian- do con los años.
Esta exposición en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo recorre Andalucía de occidente a oriente mediante tres paradas geográficas que son también tres tipologías de instalaciones en relación con los espacios históricos para las que fueron concebidas. La primera de ellas parte de su experiencia espacial y sensorial en una almadraba abandonada de El Rompido (Huelva) y que fue materializada para su exposición en el IVAM, en un antiguo convento, hoy Centro del Carmen. De esta instalación, donada recientemente al CAAC, partió la idea de esta muestra, que se expandió inmediatamente a Vélez-Blanco (Almería), siguiente parada tanto cronológica, como en el recorrido de la muestra. La intervención en el castillo supuso un hito y su recuperación ahora, reformulando su manera de ser exhibida en otro espacio monumental, es también una nueva ampliación de la colección mediante do- nación de la autora. Por último, las dos instalaciones con hilos de algodón blanco provienen de las que realizó en La Algaba (Sevilla) y cierran, de este modo, la exposición.