Pepa Caballero (Granada, 1943-Málaga, 2012) fue la única mujer en el grupo fundacional del Colectivo Palmo, compuesto por artistas residentes en Málaga. Palmo estuvo activo desde 1979 hasta su disolución en diciembre de 1987. Sólo algunos artistas del Colectivo se adentraron como Pepa Caballero en el estudio de la composición abstracta, pues la heterogeneidad fue una de las principales características del grupo, más interesado por la implicación sociocultural de sus actividades que por buscar un lenguaje común. En cualquier caso, pese a que Palmo fue uno de los núcleos impulsores de la renovación artística y cultural de la capital de la Costa del Sol, ha sido tratado como un grupo periférico, del mismo modo que la propia ciudad de Málaga hasta hace poco tiempo. En el caso de Pepa Caballero, como de otros abstractos de Palmo, a excepción de Manuel Barbadillo (1929-2003), el hecho de que su producción no siguiera los caminos marcados por la nueva figuración e insistiese en la abstracción en época tan tardía, creemos que fue determinante para que fuese y sea prácticamente aún desconocida fuera de Málaga.
Desde su llegada a esta ciudad, la actividad artística de Pepa Caballero creció exponencialmente marcada por su adscripción, muy personal, al informalismo abstracto, caracterizado en su caso por el uso de una paleta muy restringida de tres o cuatro colores, que no admitía variaciones de matiz, aunque sí de saturación.
Se aprecia en la trayectoria de Caballero un periodo de varios años mientras residió en Zamora, desde finales de los 70 hasta finales de los 80, en los que trabaja con una hasta entonces inusual paleta de color. En estas piezas, que se agrupan bajo el título de Después de la poda, la alegría y la pasión por la vida parecen alentar unas investigaciones no exentas de grandes dosis de racionalidad y conceptualismo formal. En ese momento empezó a indagar sobre la repetición, las variaciones dentro de la repetición, la pincelada-módulo y la retícula.
Al instalarse de nuevo en Málaga a finales de los 80 del siglo XX, Caballero inició nuevas investigaciones en las que los sucesivos viajes a Grecia, Roma y Estados Unidos dejaron la impronta de la cultura y los modos de vida del Mediterráneo, así como un gran bagaje de artistas abstractos contemporáneos.
Durante la primera década del siglo XXI, periodo muy prolífico, encontramos cuadros de muy diversas composiciones de campos de color y líneas, que retoman algunas de las investigaciones realizadas en series anteriores. Indaga Pepa Caballero sobre la abstracción constructiva y, si bien trabaja sobre todo con zonas cromáticas, más que con formas, estas siguen estando presentes aunque con mucho menor protagonismo. Por otro lado, la tendencia a la verticalidad de las líneas, muy marcada en las series anteriores, se hace menor e introduce en las obras de su última época líneas horizontales o diagonales; además, abandona por completo la retícula. La tendencia a la configuración de polípticos se hace en este momento muy pronunciada. Al decir de la propia artista, los polípticos podían presentarse en combinaciones muy diversas y para las cuales dejaba entera libertad. En este periodo, trabajó también intensamente en la revisión abstracta de grandes obras, particularmente renacentistas y barrocas.