El invierno ha llegado. Después de siete temporadas y cientos de víctimas, los caminantes blancos, su ejército de zombies y su dragón han cruzado el muro y amenazan a los reinos de los hombres. El domingo 14 de abril se estrenó la octava y última temporada de Game of Thrones, el último gran fenómeno de la televisión, y millones de fanáticos estamos ansiosos por saber quién se queda con el Trono de Hierro.

La clave del éxito de Game of Thrones ha sido deconstruir la narrativa fantástica, mostrando un mundo peligroso, donde la muerte llega a todos, con personajes moralmente ambiguos y donde la realpolitik importa para ver quién se queda con el Trono.

A modo de ejemplo, podemos comparar la serie con otra gran obra de fantasía, El señor de los anillos, donde se vive la premisa medieval de «si el gobernante es un buen hombre, el reino será próspero». George R. R. Martin pone en duda dicha afirmación reconociendo que la calidad moral del gobernante poco tiene que ver con la prosperidad del reino, sino las políticas públicas, las alianzas y los estilos de liderazgo.

En la lucha por gobernar los siete reinos de Westeros hemos visto distintos tipos de líderes y liderazgos. Los empresarios y quienes estudiamos el quehacer empresarial hemos intentado a lo largo del tiempo clasificar y categorizar los tipos de liderazgos que se presentan en las empresas. Usando las familias y personajes más importantes de la serie podemos distinguir una caterología (incompleta pero útil), de los tipos de liderazgos.

Tipos de liderazgo en Game of Thrones

Recordemos que el dirigir empresas, países o reinos, es en el fondo dirigir personas. Un dirigente no hace cosas, logra que otros hagan cosas en su nombre. Así que la pregunta que todo líder debe hacerse es: ¿cómo hacer que los demás me sigan? ¿Qué acciones debo tomar para que los demás hagan lo que quiero que hagan?

A lo largo de la serie vemos al menos cuatro respuestas a esta pregunta; el modo autoritario, el basado en la nobleza, pusilánime y el de interés comunes.

1. Autoritario

El modo autoritario es el usado por la mayoría de los grandes líderes de Game of Thrones. Sin embargo, quienes mejor ejemplifican este modo son los miembros de la Casa Lannister, los guardianes del Oeste y familia real de facto a lo largo de la serie. Su símbolo es un león, el animal más asociado a la realeza y al poder, quizás sólo rivalizado por el águila. Su poder viene del oro que extraen de sus minas y de la estratégica red de alianzas que el patriarca de la misma Tywin Lannister ha formado.

En el modo autoritario se hace lo que el líder dice porque él lo dice, de lo contrario terribles consecuencias caen sobre el seguidor. Existe una disparidad de poder entre el dirigente y el dirigido y el primero no duda en hacer uso de la misma. El líder usa el miedo para comandar. Este es el método que usan Joffrey Baratheon, Tywin y Cersei Lannister. Es un método que en el corto plazo es muy eficiente; sin embargo su eficiencia decae con el paso del tiempo. Los subordinados solo trabajan cuando se saben en presencia del jefe, cuando él falta también lo hace el trabajo; no existen los incentivos para la innovación y los subordinados están más preocupados por dejar al líder que de seguirlo. Ya sea ocupando el tiempo de oficina para buscar trabajo o haciendo complot para envenenar al rey.

2. Noble

El segundo estilo de mando es el basado en la nobleza, en principios y valores elevados. Es el liderazgo de los héroes de toda historia fantástica. El ilustre rey cuya bondad lleva al reino a eras de paz y prosperidad. En Game of Thrones este estilo de liderazgo lo podemos ver en Jeor Mormon, su sobrina Lyanna pero sobre todo en los líderes de la casa Stark, Ned y Robb. Aquí el liderazgo emana de las virtudes y nobles intenciones del líder.

A diferencia de otras narraciones fantásticas, Game of Thones nos muestra los defectos de este tipo de liderazgo. No lo enaltece sino que lo exhibe como un modo incompleto. Un liderazgo solo basado en la nobleza y las altas aspiraciones, sin estar acompañado de prudencia falla en un mundo duro y cruel como el de la serie y el nuestro. Ned pierde la cabeza cuando su código de ética le indica que debe avisar a Cercei de sus planes para que ella pueda huir y no morir, sin darse cuenta le está dando tiempo para actuar en su contra. Robb buscando el amor de su vida rompe, de facto, la alianza con la Casa Frey, arruinando su campaña militar pues deshonró a un aliado prominente.

El líder noble tenderá al fracaso cuando tenga una visión ingenua de la realidad, pensando que el resto del mundo se comporta con los mismos ideales que él.

3. Pusilánime

El tercer estilo es el pusilánime, encarnado por el Rey Tommen. A diferencia de su hermano Joffrey, Tommen es de personalidad débil, pequeño de espíritu, incapaz de tomar decisiones. Siempre a la sombra de alguien más, deja la toma de decisiones en personalidades más imponentes que la suya. No hay peor líder que el inútil, el cobarde, el que no toma decisiones.

4. De intereses comunes

El último estilo de mando es el de los intereses comunes. En él, el líder debe reconocer que sus seguidores tienen sus propios intereses y metas; y su función es alinearlos al de la organización. Dirigir hombres libres es influir en sus voluntades, mostrarles cómo las acciones del dirigente contribuye a la consecución de los objetivos individuales. Se reconoce que el líder debe comunicar, entender a sus subordinados y conceder, reconocer que no siempre obtendrá todo lo deseado. Por lo que debe poner prioridades y saber cuándo ceder frente a sus seguidores.

Muchos son los ejemplos de este estilo de liderazgo. Y Game of Thrones nos muestra tres de sus características más importantes. Líderes como Jon Snow, Tyrion Lannister y Sansa Stark han logrado llegar a posiciones de poder, en la última temporada de la serie, logrando alienar sus intenciones a los intereses de quienes los siguen. Es el estilo de mando más eficiente al mediano y largo plazo.

Sin embargo, no es un método infalible. Es posible que el fracaso se presente. Al dirigir personas, instituciones y casas en Westeros, siempre existe la posibilidad de fracaso. Jamás se podrá anular a su totalidad el riesgo. Ejemplos de esto es la Casa Tyrell y el Rey Más Allá del Muro, Mance Raider. Esto nos debe recordar que en los asuntos humanos el fracaso se puede presentar incluso después de nuestro mejor desempeño. A su vez, este estilo de liderazgo no tiene una carga moral necesaria. Es usado tanto por hombres con las mejores intenciones, como Jon Snow y Lord Varys, como por hombres dispuestos a lo peor para lograr su objetivos, como Lord Baelish.

¿Qué nos queda al final? Una descripción adecuada de los estilos de liderazgo y los peligros y beneficios que estos pueden traer.

Posdata

Toda narrativa fantástica está cargada de símbolos que hablan de los problemas o condiciones de vida de una época. Símbolos escondidos que si están bien hechos resuenan en el espectador. Game of Thrones tiene un símbolo muy claro; el invierno que llega y los Whitewalkers simbolizan el cambio climático al que nos enfrentamos. Y la necesidad de abandonar los conflictos políticos coyunturales para enfrentar un problema que concierne a todos.

Existen otros dos símbolos escondidos en la serie que hablan sobre nuestros días. El primero son los intentos de independencia de Escocia. Es difícil no pensar en los intentos legales, referendos, por separar a Escocia del resto del Reino Unido cuando los Señores del Norte de Westeros proclaman, a Robb Stark y a John Snow, The King in the North.

En una trama secundaria, Arya Stark es encomendada para asesinar a una actriz de teatro. Usando el recurso de una obra dentro de la obra, muy usado por Shakespeare, la serie presenta una crítica muy severa a nuestros días. El teatro tenía la misma función que hoy tienen nuestros noticieros y periodistas profesionales, informar sobre sucesos políticos a la población. Sin embargo, lo que se presenta en la obra es muy alejado a lo que sabes que ocurrió. Percepción y realidad están separadas, sin sintonía.