El mes de marzo es el mes de la lucha por la liberación femenina. El reflejo de la tragedia del 8 de marzo de 1857 demuestra que la lucha por los derechos y libertades para las mujeres no está acabada sino que por el contrario necesita de muchas más reivindicaciones en todo el mundo.
Sin embargo, en Medio Oriente la lucha femenina tiene otra connotación, en algunos casos es inexistente, las mujeres sufren no solo la represión de un sistema patriarcal, sino que además son abusadas en sus derechos básicos por una interpretación integrista y purista de las normas de las religiones que guían la vida de las personas en la zona. En algunos casos estarán quienes creen que su divinidad es hombre y los ataques a las mujeres una labor santa.
Sin embargo, hay claros contrastes entre las mujeres de Medio Oriente cuando se utiliza como ejemplos a israelíes y palestinos, razones que se podrán ver a continuación.
Israel, el país de Wonder Woman, las mujeres del muro y las haredim
El Estado judío es una de las excepciones más claras en cuanto al trato de las mujeres en la sociedad civil del Medio Oriente, ya que tienen técnicamente garantizados todos los derechos civiles, sin distinción de religión, color de piel, y demás. Las mujeres son altamente participativas en los asuntos del Estado, incluyendo que la historia marca a una primera ministra del país en los años 1969 hasta 1974, y hay en la actualidad mujeres en todos los espacios de importancia de la sociedad.
Pese a que el país tiene muy marcada su naturaleza judía, la mayoría de la población es laica tradicionalista y la religión queda muy en el ámbito de lo privado, tanto así que, aun siendo un país para los judíos, confirmado además por una ley nacional de carácter «constitucional», se garantiza la libertad para otros cultos, y quizás los problemas más graves que viva la mujer en Israel esté sujeto al sectarismo de los grupos religiosos en los que se desarrolla a lo interno de las comunidades de las que pueda formar parte; no es lo mismo vivir en un barrio de Tel Aviv que en la aldea de Umm al-Fahm.
Y es que la religión en Israel no se ha querido quedar en el lugar que le han dado y en los últimos años gracias al auge de la coalición conservadora, hay espacios que siguen siendo mantenidos por medio de la administración religiosa ortodoxa.
En lo anterior se puede ver en el caso del Muro Occidental (Muro de los Lamentos) que posee una normativa basada en esa interpretación de la religión y ha chocado con otros grupos que exigen tener su espacio para llevar la religión a su modo, entre estas las denominadas Mujeres del Muro, que corresponden a un grupo de mujeres de las líneas conservadora y reformista que junto con otros adeptos han reclamado su espacio en el lugar de culto, lo que les ha llevado a tener choques contra los ortodoxos al querer romper con el statu quo de la zona de rezo.
En la naturaleza de igualdad de Israel esto debería de estar garantizado, pero para contener la coalición con los votos de los más conservadores, el Gobierno ha decidido posponer una solución efectiva que incluiría un espacio mixto de rezo para que los grupos no ortodoxos puedan llevar a cabo sus rituales según su propia interpretación religiosa.
De igual manera se puede mencionar el hecho que el matrimonio en Israel es solamente de naturaleza religiosa; no existe el matrimonio civil, y ante eso al ser administrado por la ortodoxia, una mujer que desea divorciarse puede quedar confinada en medio de un matrimonio no deseado ante la negativa de su cónyuge de firmar el guet (acuerdo de anulación).
A lo anterior se suma que entre las comunidades ortodoxas (haredim) el tema de la emancipación femenina es un tabú, y ocurre también en algunas aldeas árabes israelíes (musulmanas principalmente) donde las mujeres quizás no cuentan con la posibilidad de autodeterminarse so pena de repudio por parte de su núcleo social más cercano. En el caso de las primeras en muchas ocasiones por la naturaleza de su comunidad que no reconoce el derecho de existencia de un Estado secular israelí, los casos de violencia de género no quedan registrados correctamente para las estadísticas del Estado lo que hace complejo medidas correctivas a tiempo, aunque no son casos que queden impunes desde la ley civil.
De igual manera, entre las poblaciones árabes musulmanas de Israel se han dado casos de crímenes de honor contra mujeres, los cuales se excusan en razones que ellos mismos han creado como “deshonra” para la propia familia. Sin embargo la ley penal de Israel regula este tipo de hechos y lleva a la cárcel a quienes lo ejecuten, pero sigue siendo un tema que se maneja muy a lo interno de los grupos árabes musulmanes de Israel.
Violencia contra la mujer palestina: entre la resistencia y la alcahuetería
En la “Encuesta Internacional de Hombres e Igualdad de Género” (IMAGES), al menos uno de cada cinco hombres palestinos reconoció haber aplicado violencia contra su pareja, en el tanto que al menos 21% de las mujeres que fueron consultadas en la encuesta admitieron que han sufrido de este tipo de violencia.
Palestina se adhirió en el 2014 al Convenio de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y entre los compromisos adoptados está la redacción de una ley contra la violencia que no ha sido ejecutada y más bien se debate su contenido por cuanto el presidente Abbas ha procurado involucrar a los jueces encargados de la Sharia (Ley islámica), lo que ha generado disgusto entre las mujeres palestinas por cuanto exigen una ley que no esté limitada por las normas de la relgión, sino que por el contrario esté como normativa civil y esté separada de la actual.
En cuanto a los alcances de esta ley existe un vacío existencial sobre su aplicación en los territorios que por la naturaleza en disputa en el marco de la resolución 242 del año 1967, algunos territorios bajo administración israelí no podrían por ahora tener la posibilidad de aplicar una normativa palestina al respecto si no existe una coordinación con el Estado de Israel.
Nuevamente destaca el aspecto de los asesinatos por honor, donde si bien en los últimos tres años solamente se reportan tres muertes de este tipo, las acciones de estudio de CEDAW, desde el 2004 hasta junio de 2018 se habrían contabilizado al menos 50 muertes de este tipo, lo cual no es menos porque se suma a otra serie de vejaciones contra las mujeres palestinas.
Otro aspecto importante a destacar es que al igual que otras poblaciones que habitan en los territorios palestinos, las mujeres están sobre expuestas a la propaganda de violencia que las lleva en ocasiones a unirse a grupos subversivos con intenciones de ejecutar atentados terroristas. Se exaltan figuras que han sido parte del terrorismo que ha asesinado sin contemplaciones a civiles israelíes, como fueron los casos de Shadia Abu Ghazaleh, Dalal Mughrabi, Wafa Idris, Ayyat Al-Akhras y Darin Abu Aisheh, a quienes las propias autoridades palestinas se han encargado de “endiosar” o convertir en ejemplos a seguir.
Conclusión general
La situación de las mujeres en Israel y Palestina sin duda es otro elemento que genera grandes diferencias entre ambos pueblos. Está claro que las circunstancias en las que viven cada una las condiciona, pero también es evidente que por las características de quienes lideran en los distintos territorios los avances en mejorarles su calidad de vida, o al menos protegerlas y garantizarles los derechos fundamentales y castigar a quienes las reprimen no está en los intereses prioritarios de sus gobiernos necesariamente, o al menos en el caso palestino los avances no son tan sustanciales como sí ocurre en el gobierno israelí, donde además la participación femenina es mucho más activa en todos los ámbitos del Estado.