La profunda crisis política, social, pero principalmente económica que se vive en Venezuela con una hiperinflación sin precedentes, altos índices de escasez de alimentos y medicamentos, la vertiginosa pauperización de las condiciones de vida, la pérdida de beneficios laborales, la pulverización de los salarios de la clase trabajadora, la desaparición de la capacidad de consumo de la población, el incremento en el número de personas subalimentadas, así como, el progresivo colapso de los servicios públicos como salud, electricidad, agua potable, gas, transporte público, telecomunicaciones; han creado las condiciones para que una importante proporción de la población de distintos estratos sociales, pero cada vez más de aquellos con pocos o ningún recurso, se traslade y radique en otras latitudes de la región y del mundo.
Según el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) el número de migrantes venezolanos — hasta octubre del año 2018 — en todo el mundo alcanzaba los tres millones. Del total de migrantes venezolanos hasta ahora registrados, 1.032.016 se encuentran en Colombia, según el informe Todo lo que quiere saber sobre la migración venezolana y no se lo han contado, publicado en el mes de diciembre de 2018 por Migración Colombia: el 55,5% se encuentran en territorio colombiano como regulares, el 23,2% se encuentran en Proceso de Regularización, y el 21,1% se encuentran en condición de Irregulares; además el 44% son mujeres.
En muchos casos estos procesos migratorios representan sin lugar a dudas una mejora en las condiciones y calidad de vida de las mujeres y sus familias, así como, en el paliativo de la precarización y sufrimiento de familiares y dependientes en el país de origen. Sin embargo, estos procesos migratorios también pueden profundizar las condiciones de vulnerabilidad y riesgo de las mujeres venezolanas. Naciones Unidas (2018) estima que un 2% de las mujeres venezolanas en el exterior con edades entre los 15 y 49 años son sobrevivientes de violencia sexual; mientras que un trabajo de investigación realizado por Efecto Cocuyo que incluyó el conteo y revisión de casos reseñados en diversos medios de comunicación desde marzo hasta el 22 de noviembre 2018, encontró que 188 venezolanas en nueve países han sido rescatadas por autoridades judiciales de esas naciones tras haber sido víctimas de trata, 88 de ellas en Colombia, lo que equivale al 46,8% de las víctimas. Así mismo, una cantidad importante de migrantes venezolanas en Colombia se han visto en la necesidad de ejercer la prostitución como uno de los medios para atender sus necesidades económicas y la de sus familias, situación a la que se ven expuestas en mayor medida las migrantes en condición de irregulares.
De acuerdo al trabajo de investigación titulado Caracterización de Personas que Realizan Actividades Sexuales Pagadas en Contextos de Prostitución en Bogotá, 2017 realizado por el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá (OMEG) de la Secretaría Distrital de la Mujer (2018), se pudo conocer que, de 7.094 personas consultadas que realizan actividades sexuales pagadas en contextos de prostitución en la ciudad de Bogotá, 2.316 de estas personas son extranjeras (32,7%), y de estas extranjeras, 2.312 son venezolanas (99,8%). Esta investigación también muestra que el 84,1% de ellas se iniciaron en la actividad sexual pagada tras su llegada a Colombia y, aunque el 33,1% de las prostitutas venezolanas en Bogotá tienen educación superior, el 36,1% consideran que la actividad sexual pagada es la opción más rentable, el 23,7% considera que es la única opción que tiene y el 20,2% afirma que es la actividad a la que esta forzada a realizar.
El 6,7% de las mujeres venezolanas que se prostituyen en Bogotá continúan residiendo en Venezuela, el 71,2% viaja frecuentemente a Bogotá a prostituirse desde hace menos de 1 año, y el 20,2% lo hace desde hace menos de 5 años. El 69,3% de las mujeres venezolanas en condición de prostitución en la ciudad de Bogotá tienen entre 18 a 26 años, el 25,3% tiene edades comprendidas entre los 27 a los 35 años, el 4,8% oscila entre los 36 a 45 años y el 0,1% forma parte del grupo etario entre 46 a 59 años. Respecto al lugar donde ejercen esta actividad el 92,5% de las venezolanas manifestó que se prostituye en algún establecimiento y el 7,3% en la calle. El 54% reside en un cuarto en el establecimiento donde se prostituye, el 7,8% de ellas debe pagar arriendo por la habitación en el establecimiento y el 35,8% debe pagar el arriendo con una periodicidad diaria; este hecho permite identificar los niveles de vulnerabilidad y desprotección de estas mujeres pues, si no cumplen con los mínimos de clientes exigidos y no producen el dinero suficiente para cancelar el arriendo diario no cuenta ni siquiera con un lugar donde pernoctar. Ante esta situación el 7,7% de las prostitutas venezolanas que hacen vida en Bogotá atiende al día en promedio 1 cliente, el 21,5% a dos, el 25,9% a 3, el 16,7% a 4, el 15% a 5, el 4% a 6, y el 9,2% de ellas atiende a 7 personas o más al día; además por cada persona que atienden el 66,2% recibe en promedio entre $25.001 y $50.000 pesos colombianos (entre 8 y 16 dólares).
La referida investigación también evidencia que de las venezolanas que se prostituyen en Bogotá, el 10,3% ha vivido violencia física por parte de los clientes, el 7,6% violencia sexual por parte de los clientes, el 9,5% violencia física por parte de otras personas que ejercen actividades sexuales pagadas, el 4,3% ha experimentado abuso policial, el 2,8% violencia física por parte de las personas que la emplea en el establecimiento, al 4,5% les han sido retenidos sus papeles de identificación, un 2% han sido retenidas en contra de su voluntad dentro del establecimiento, al 2% le ha sido retenido su dinero por parte del dueño del establecimiento, y el 2,1% ha sido víctima de trata de personas. Así mismo, las migrantes venezolanas en general por su pertenencia de género y su condición de migrantes se encuentran en particular riesgo de sufrir violencia por razones de género y femicidio/feminicidio.
Ante la ocurrencia de estos hechos la respuesta del Estado venezolano ha sido el silencio, no existen informes o investigaciones rigurosas sobre esta situación, la cual es apenas reseñada y visibilizada por los medios de comunicación venezolanos y extranjeros; empero, estos de forma sistemática y repetida revictimizan a las venezolanas victimas de femicidio en el exterior, recurriendo al sensacionalismo y el empleo de narrativas mediáticas hipersexualizadas donde con frecuencia sus vidas son escrutadas y expuestas en busca de indicios, situaciones, conductas, que permitan naturalizar y justificar los crímenes contra ellas cometidas. Esta situación motivó que el Observatorio de feminicidios Colombia de la Red Feminista Antimilitarista elaborara y publicara durante 2019 el informe especial Vivas nos queremos. Feminicidio de mujeres migrantes venezolanas en territorio colombiano abril a diciembre de 2018 en el cual dan cuenta de la ocurrencia de 16 feminicidios de mujeres de nacionalidad venezolana y 1 en grado de tentativa, lo que representa el 1,9% de los feminicidios cometidos en Colombia para el periodo de abril a diciembre de 2018.