Siempre es mejor hacer que no hacer; siempre es mejor ser que no ser.
Acepta que Eres. Observa que Eres. Es la única manera de deshacer el miedo. Tienes que ser consciente de ti porque tú eres la verdad. Lo que no es verdad no se puede deshacer.
Contempla tu verdad. Sé consciente de qué eres.
El ego te dice que puedes no ser.
Buscamos nuestra valía en los demás. Buscamos reconocimiento en los demás.
Pero tú Eres dentro de ti. Lo de fuera es falso.
Busca la felicidad en Ser. ¿Por qué puedes ser feliz? Porque eres. El Soy no puede ser amenazado. Ten conciencia de ser.
Piensa en Ser.
A veces el entorno te impide que seas. Pero no podemos culpar a los demás.
Si quieres vivir en paz tienes que ser consciente de La Paz.
«Cuando la gente del mundo busque la verdadera paz interna comprendiendo y aplicando correctamente la ley del perdón, la aparente paz externa será la consecuencia natural»
(Gary R. Renard)
¿Por qué hacemos de la vida un drama? ¿Por qué retorcemos la vida hasta el máximo incluso haciéndonos un daño tan extraordinario que es difícil de cicatrizar?
¿Por qué caminamos hacia atrás cuando deberíamos de hacerlo siempre hacia delante?
Según quieras ver, así sientes. Siempre ves lo que quieres ver. Eliges los sentimientos que experimentas. Tenemos que reconocer que somos libres de pensar. Libres. Pensamos lo que queremos. Eres libre de elegir la manera de ver.
Lo que ves es pensamiento y se deshace viendo las cosas de otra manera desde La Paz interior.
Todo lo que te sucede es lo que pides te suceda. Tienes que ser. Soy libre de elegir lo que siento. Soy. Soy. Desde La Paz se toman las mejores decisiones. Desde La Paz se extiende La Paz. Si tú estás en paz no hay que preocuparnos por nada.
Justificamos nuestras penas o acontecimientos negativos. Aceptamos que no queremos ver y no vemos.
Pensando que es más responsable perdonarse que culparse, sobre todo cuando la culpa paraliza. Hay una parte del texto de Un Curso de Milagros, exactamente en la página 500, que me ha dejado fascinado por su profundidad (creo que ya lo he anotado alguna vez). Si reflexionamos sobre ello tumbaría todo nuestro sistema de pensamiento actual, en el que continuamente nos sentimos afectados por sucesos externos (cosas que nos pasan en el mundo). Dice:
«Soy responsable de lo que veo. Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar. Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí. No te engañes por más tiempo pensando que eres impotente ante lo que se te hace. Reconoce únicamente que estabas equivocado, y todos los efectos de tus errores desaparecerán. Es imposible que el Hijo de Dios pueda ser controlado por sucesos externos a él. Es imposible que él mismo no haya elegido las cosas que le suceden. Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por casualidad o por coincidencia. Y ni las coincidencias ni las casualidades son posibles en el universo tal como Dios lo creó, fuera del cual no existe nada».
(Texto. Cap. 21-III)
Todo está en la mente, la cual es la causa de todo. Una vez sabemos que somos los responsables de lo que nos pasa, entonces sí tenemos el poder de cambiar de mentalidad y elegir la mentalidad correcta.
Muchos de nuestros problemas con otras personas nos vienen cuando queremos que sean como nosotros queremos que sean y no admitimos que sean ellos tal como son: «¡es que yo quiero que tú seas como yo quiero que seas!».
Tal vez deberíamos dejar ser y preocuparnos también de Ser nosotros como queremos ser y no como queremos que nos vean otros u otros quieran vernos.
Todo nuestro valor y nuestro poder está dentro de nosotros.
Busquemos cada uno nuestra Paz interna y la trasladaremos a los demás.