Hacia 1950, la investigación sobre las materias plásticas dio lugar a la producción de objetos que utilizaban el aire como «material». Estos descubrimientos, fruto del progreso en el sector aeroespacial, no tardaron en aplicarse a la construcción civil y el diseño.
Durante las décadas de 1960 y 1970, las estructuras hinchables irrumpen en la vida cotidiana en forma de muebles, edificios y ambientes. En arquitectura, abren una reflexión sobre nuevos modos de habitar en los que las personas estarían más en movimiento, los edificios se podrían desplazar y la ciudad se desarrollaría a pesar de las restricciones del entorno.
El mobiliario neumático contribuye a la idea de un hábitat transformable hasta el infinito. La membrana plástica se convierte en una extensión del cuerpo humano, provocando la interacción de este con el ambiente y los objetos hinchables, que se encuentran a medio camino entre la arquitectura y las artes plásticas.