Corría el año 2007, cuando un artículo de Time Magazine llamó mi atención. Sin ser una nota financiera, señalaba lo que a juicio del autor era una catástrofe ad portas: la brutal exposición de los actores financieros al riesgo inimaginable que representaban los productos derivados, en particular los relacionados con los subprimes.
Ocupado más allá de lo razonable con mi actividad profesional, le había confiado mis magras economías a la Gestión Privada del Crédit Lyonnais. Mi interlocutor juraba: «Un equipo de expertos altamente calificados analiza permanentemente la evolución de los mercados y modifica las colocaciones en modo tal que el riesgo es mínimo, en realidad inexistente». Debo alegar a mi cargo que mis conocimientos de economía, y mis propias intuiciones, decían exactamente lo contrario. No obstante, le entregué mi capitalito al Crédit Lyonnais que cobró una modesta remuneración que los banqueros se encargaron de aumentar con y sin razón, antes de cualquier resultado, positivo o negativo.
A poco andar el Crédit Lyonnais había perdido un tercio de mi dinero. Llamé pues a mi interlocutor, que vino a verme con una cara de funeral protegida por un fondo de maquillaje en plan ‘yo no fui’, y los ojos casi borrados por un eyeliner color papel mural. A mis preguntas respondió con una de las frases más estúpidas que haya escuchado jamás de boca de economista, que en la materia son eximios: «Los mercados juegan a asustarse», dijo, intentando convencerme de que el dinero había desaparecido en una volatilidad tan repentina como transitoria, no prevista porque imprevisible, hay momentos en que los expertos duermen. Confesando que el único tarado en el episodio era yo, le exigí que me devolviese lo que quedaba de mis ahorros. Así pude conservar, parcialmente, la tranquilidad diferida que había acumulado para los años de mi vejestud. Meses después estalló la crisis de los subprimes...
Las administradoras de fondos de pensiones, que de gestión financiera no entienden un cuesco, le confían los fondos extorsionados a los futuros jubilados a los bancos y otras instituciones financieras, para que estos que se ocupen de colocarlos y hacerlos fructificar, no sin antes haber cobrado una modesta comisión absolutamente ajena al resultado, ya sea positivo o negativo. Si por azar el resultado es positivo, el banco o la institución especulativa encargada de jugarse tus fondos en el casino bursátil vuelve a cobrar un porcentaje. Si el resultado fue negativo el único que pierde eres tú.
Todo esto ya te lo he contado más de una vez, pero las AFP siguen existiendo, y los dueños del dinero que las AFP dilapidan alegremente no saben qué hacen ni cómo lo hacen. Al parecer la estafa institucionalizada tiene derechos de propiedad intelectual. Lo que me hace regresar al tema son los titulares de la prensa planetaria.
«Fondos de pensiones más riesgosos registran su peor desempeño en los últimos 7 años», titula un diario santiaguino, dando a entender que los fondos menos riesgosos están en Jauja.
En Madrid, una portada da cuenta del descalabro: «El Ibex 35 termina 2018 con una caída anual de casi el 15%, la mayor desde 2010».
La nota periodística es aun más clara:
«España no es un caso aislado. Las Bolsas se tiñen de rojo en toda Europa. El Eurostoxx 50, el conglomerado de valores europeos, acaba el 2018 con una caída del 14,34%. Entre las grandes plazas, la Bolsa alemana se lleva el peor golpe, con una caída del Dax del 18,26%. Le sigue Milán, con el 16,15% de caída. Y algo mejor resultado, pero dentro del pesimismo, logran Londres (baja el 12,48%) y París (baja el 10,95%)».
Contrariamente a lo que pudiera creerse, el país de Donald no escapa a la morosidad ambiente. Si no me crees lee esto:
«New York (CNN Business) — 2018 fue un año de récords para las acciones, pero de los que los inversionistas quisieran olvidar».
El Dow Jones cayó en un 5,6%. El S&P un 6,2% y el Nasdaq un 4%. Fue el peor año para las acciones desde el 2008 y el segundo año de caída para el Dow Jones y el Nasdaq en la última década».
El año 2018 será recordado por su extrema volatilidad. El índice de volatilidad VIX alcanzó un máximo, y el índice Business’ Fear & Greed de CNN (índice de temor y codicia) estuvo atascado en ‘Temor extremo’ durante buena parte del año. El Dow Jones ha perdido 1.000 puntos en una sesión solo ocho veces en su historia, y cinco de ellas ocurrieron en el 2018».
En Francia, un analista previene:
«Parece que la fiesta se terminó en los mercados financieros. Cierto, los mercados estadounidenses rebotaron el 26 de diciembre, con un alza de cerca de 5%, pero los índices mundiales conocieron una triste velada de Navidad. Este mes de diciembre podría incluso ser el peor de la historia del índice Dow Jones desde 1931, año que estuvo marcado por la crisis financiera en Alemania, y la salida del Reino Unido del padrón oro».
Dos años más tarde Hitler llegaba al poder en Berlín…
Dicho en buen romance, tus ahorros previsionales están colgando de una frágil ramita mientras sigan en las manos de los estafadores profesionales. Contrariamente a lo que me ocurrió por boludo, tú no tienes la posibilidad de exigir que te devuelvan lo que queda.
Prevenido quedas.