Dicen que la historia la escriben quienes ganan las batallas y construyen los imperios sobre las ruinas de los pueblos derrotados y conquistados. Que la historia y la cultura de los pueblos conquistados y sometidos queda en el olvido. O cuando mucho, queda relegada y suscrita a lo que la memoria de quienes sobrevivieron pueda transmitir de manera oral y escrita a quienes les precedan. Ya que ciertamente los historiadores del Imperio que ganó la batalla, querrán decir y expresar su propia historia y a su manera. Y, en consecuencia, celebrar y resaltar sus triunfos, no los de los vencidos.
Pero, ¿qué pasa cuando había una tradición oral y, por diversas razones, la escrita se perdió o nunca fue escrita? Que la tradición (oral) se convierte en mito o leyenda. Y eso es justo lo que ha pasado con la supuesta fecha de nacimiento o natalicio de Jesús de Nazaret. Falsamente atribuida al 25 de diciembre. Y tristemente, muy tristemente, tergiversada, ¡queriendo con querer!, para conservar el poder político y a la vez, conformar y dar forma al poder eclesiástico en la recién formada Iglesia Católica.
Así las cosas y aclarados los motivos, esto es lo que históricamente hicieron. O sea, el cómo reescribieron la historia los constructores del Imperio romano. En relación a los supuestos acontecimientos del 25 de diciembre.
Año 350: el papa Julio I sugiere que el nacimiento de Jesús ―de fecha desconocida― sea celebrado este día.
Año 354: el papa Liberio decreta este día como el nacimiento de Jesús de Nazaret.
Año 379: en Constantinopla, Gregorio Nacianceno realiza la primera mención de un «banquete navideño».
En otras palabras, el mito se convirtió en realidad histórica. Y la realidad histórica se perdió. A menos, claro está, que aún se conserve algún registro escrito. Pero que, por las mismas razones que se cambió la fecha real hace ¿dos mil? años, la fecha real y su registro histórico, no se den a conocer.
¿Qué celebramos entonces?
Aunque usted no crea, una fiesta pagana que se celebraba en la Antigua Roma con motivo del solsticio de invierno,, que tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre (por la diferencia entre el año astronómico y el año calendario). Y que por «política» se estableció «oficialmente», el día 21 de diciembre. Eran las fiestas conocidas como las Saturnales, en latín Saturnalia. Dichas festividades eran de gran importancia para los romanos porque celebraban el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, justa y precisamente 25 de diciembre; coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio. Pero eso no es todo, también eran festividades religiosas en honor al dios romano y también persa e hindú Mitra. Cuyo culto originó el mitraísmo. Muy en boga entre los romanos paganos de la época.
Así que, ¿qué mejor y más conveniente día para celebrar el «nacimiento» del nuevo y único Dios? ¡Qué el día en que culminaba la celebración pagana!
En honor al viejo y decadente dios al cual justamente, el nuevo orden político y religioso establecido e implantado por la nueva religión: no pagana y monoteísta quería destruir y borrar de la historia, tanto de la oral, como de la escrita.
¡Dos pájaros con una misma piedra! Pero hay más, no sólo desconocemos el día del natalicio de Jesús de Nazaret, celebrándolo incorrectamente el 25 de diciembre. Tampoco conocemos a ciencia cierta el año de su nacimiento. Por ende, no sabemos, a ciencia cierta en qué año estamos. Dos mil... ¿qué?
Según el teólogo James Dunn, *«se calcula que Jesús nació algo antes de la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 antes de la Era Común. Una fecha entre el 6 y el 4 antes de la Era Común concordaría con esa información histórica, como asume el relato de Mateo del nacimiento, y con la tradición de Lucas (capítulo 3, versículo 23) de que Jesús 'tenía unos 30 años' en el decimoquinto año del emperador Tiberio, estimado el año 27 o 28 de la Era Común».
Y eso parece respaldarlo que históricamente se conoce acerca de la Natividad y la Cronología de Jesús. Así que, Felices Saturnales (Saturnalia) y Próspero Año 20... ¿?