Biarritz, capital del País Vasco francés, es la simbiosis perfecta entre el lujo francés y los aires bohemios que les regala el surf y el océano; entre los restaurantes más delicados y los chiringuitos más relajados; entre las tiendas de moda más selectas y los puestos hippies; entre sus edificios clásicos franceses y los surfistas con sus tablas...
La notoriedad y el prestigio de Biarritz despertó en el siglo XIX con la emperatriz Eugenia que trasladaba su corte al sur del país cada verano porque su médico le recomendó que realizara baños de agua por motivos de salud. Por este motivo construyó su maravilloso palais -conocido entonces como Villa Eugenia- y que se convertía cada verano en punto de encuentro de la aristocracia europea, que disfrutaba en Biarritz de las mejores playas y diversión. El palacio terminó convertido en el Hôtel du Palais, hotel cinco estrellas con salida a La Grand Plage. Si no te alojas en el hotel siempre puedes disfrutar de un exquisito (y caro) desayuno con vistas al mar.
Biarritz hay que recorrerlo a lo largo. Sus más de 6 kilómetros de playas mecidas por las indomables olas del Cantábrico, son su principal encanto.
Comenzando por la principal, la Grand Plage, también conocida como la Côte des Fous (costa de los locos), por el gran número de gente «enferma» que la visitaba por los efectos beneficiosos de sus aguas. Tiene gran cantidad de algas marinas que añaden yodo al agua, y proporciona efectos beneficiosos para el cuerpo; por eso son tan conocidos los balnearios y la talasoterapia en Biarritz. La Grand Plage es una playa de postal: el faro al fondo, el palacio, los toldos de rayas de colores, la arena fina y esas grandes rocas en el mar que la hace inconfundible. Eso sí, no te fíes de dejar la toalla en la orilla e ir a darte un baño o echarte una siesta porque la marea sube muy rápido y puedes llevarte algún susto.
Biarritz tiene el mar como terreno de juego y es uno de los destinos favoritos de los surfistas. Y es que el Cantábrico es salvaje y sus olas son un regalo para los apasionados de este deporte. De hecho, se dice que el surf se introdujo en Europa, precisamente, en las playas de Biarritz en los años 50. Todos coinciden que la mejor playa para disfrutar el surf es La Côte des Basques, una bonita playa de olas increíbles rodeada por acantilados. Cuando sube la marea la arena desaparece y el único acceso es por las rocas. A continuación, puedes encontrar la hermosa playa La Marbella que, por su superficie y su carácter salvaje, es una de las favoritas para el surf y el bodyboard. Eso sí, tiene de un acceso más complicado y el fondo es muy rocoso.
Al caer la tarde, en Côte des Basques, puedes disfrutar de una puesta de sol magnífica – con surferos incluidos – en la terraza de Le Surfing, un chiringuito de ambiente relajado que lleva este deporte en su ADN. Sirve comida durante todo el día (abierto desde las nueve de la mañana hasta la una de la madrugada). Es un sitio informal, familiar, abierto a todo el mundo, con unas vistas increíbles y una comida excelente fruto de una cocina de temporada con inspiración de los viajes del chef por todo el mundo. Las hamburguesas triunfan, pero las tablas también son muy populares por la facilidad para compartirlas.
La playa de Milady es una de las favoritas de los biarrotas y tiene un acceso fácil hasta la orilla del mar. Con marea alta el oleaje puede ser bastante peligroso. Para mí, lo mejor de la playa de Milady es el nuevo restaurante-chiringuito del grupo Bokado que ha abierto este verano. El expertise culinario de los donostiarras Jesús y Mikel Santamaría junto con el conocimiento local del campeón mundial de cesta punta Eric Irastorza, han revolucionado el panorama gastronómico de las playas de Biarritz. Milady Beach by Bokado es un chiringuito ilustrado con comedor interior climatizado y una preciosa terraza frente al mar, a pie de playa donde deleitarse de platos con los sabores de siempre, que combinan mar y tierra con una presentación apetitosa y vanguardista. Y por supuesto, la parrilla de carnes y pescados al carbón o su selección de pintxos vascos para compartir, que están increíbles.
Una de las playas que más divierte a turistas y locales es la playa de Ilbaritz, posiblemente por ser una de las favoritas de celebrities internacionales como Mónica Bellucci, Pierre Casiraghi. Allí se encuentra uno de los Beach club más glamurosos del mundo, Blue Cargo, situado en las antiguas dependencias del servicio del Barón de L’Espée en su Chateau de Biarritz. Blue Cargo lo tiene todo y es la opción para esos días que se alargan en verano: hamacas y acceso directo a la playa, bar, restaurante, discoteca una vez anochece… El restaurante del Blue Cargo está inspirado en la gastronomía local, destacando los productos de la tierra y el marisco.
Biarritz es mucho más, sin duda, pero para los enamorados del mar como yo es, sobre todo, una costa salvaje, repleta de rocas esculpidas por la fuerza de las olas. Es rebeldía, es magia, es energía… Cuando me fui de allí recuerdo lo que dije: “Siempre nos quedará Biarritz”.