Riflepistolacañon es la exposición individual más importante realizada hasta la fecha por Jacobo Castellano (Jaén, 1976), un proyecto que muestra trabajos realizados entre principios de la década de 2000 y la actualidad. Con un quehacer alojado en el lenguaje de la escultura y la instalación y en el que también hay cabida para la fotografía y la exploración del objeto, el artista reúne aquí un conjunto de trabajos que arroja luz sobre la singular revisión de la memoria, lo vernáculo y, en definitiva, del modo en que materializamos nuestra percepción de lo propio, de la carga simbólica que contienen los objetos y enseres de los que nos rodeamos en nuestro transcurso vital. En un momento en el que buena parte de la creación contemporánea dirige sus miras a la investigación, en la que no es difícil perder de vista al creador, la obra de Jacobo Castellano es un canto a la experiencia de lo vivido y, si bien no rechaza la investigación, pues toda su obra se articula en torno a una búsqueda, propone una reflexión sobre nuestras raíces, personales y colectivas, y el modo en que se proyectan en los ámbitos cotidianos o festivos.
El trabajo de Jacobo Castellano no rehuye el desasosiego y el drama. Hay en su obra vestigios de una tradición oscura y sombría, de la que no son ajenas las formas estéticas y las actitudes derivadas del catolicismo. Acude repetidamente a la infancia, que no siempre es un escenario feliz pues está a menudo poblado de imágenes abyectas. El título de la exposición, riflepistolacañon, está tomado del dibujo que se presenta en este mismo espacio, realizado por un niño y encontrado por el artista en la calle. Sobre el papel, el niño dibujó un elenco de armas como si de un belicoso archivo se tratara.
La exposición tiene un carácter retrospectivo, lo que habitualmente se define como una muestra de media carrera, toda vez que son casi 20 años de trabajo los que aquí se resumen. Pero tiene también una voluntad de dirigirse al espacio que la contiene, a la singularidad de su arquitectura. El Claustrón Sur, con sus emblemáticos hornos y el marcado sentido vertical que caracteriza su espacio central, acoge aquí la caída de los célebres peleles, guiados a partes iguales por el legado goyesco o los ecos de un juicio final, y por la reflexión auto referencial en torno al vacío y la gravedad, asuntos específicos de la liturgia escultórica. riflepistolacañon nos hace además partícipes de la lenta transformación que ha experimentado la escultura de Jacobo Castellano en estos años, en la que la dispersión y la acumulación han dado paso a una mayor síntesis formal que en modo alguno menoscaba el poderoso vigor de su mensaje.