A finales de mayo, la política española dio un giro espectacular en apenas una semana. Nadie esperaba ya nada del PSOE, e incluso su tradicional enemigo miraba con mayor preocupación al crecimiento de Ciudadanos que a las evoluciones de los socialistas. Pero la audacia de un momento lo cambió todo. La audacia mostrada para aprovechar la gran oportunidad que ofrecía la aleccionadora sentencia del juicio de la trama Gürtel.
Pedro Sánchez vio el momento decisivo más, mejor y más rápido que nadie. Y lo aprovechó; entregó la moción de censura sin que siquiera todos sus colaboradores lo supieran. Fue rápido, como requerían las circunstancias, ya que quizá, de haber esperado, otros miembros del partido lo hubieran frenado, o incluso se hubiera adelantado otro partido.
La audacia y visión del líder socialista le hizo pasar de ser casi un residuo político, sin asiento en el Parlamento, a ser el presidente del Gobierno. Y para el PSOE es una oportunidad como las de antaño, y una oportunidad que no esperaban tener en mucho tiempo; de aprovecharla, y usar con inteligencia la posición y el escaso margen que les dan sus 84 diputados, el PSOE puede subir como la espuma de cara a los próximos comicios, que, muchos apuntan, podrían llegar antes de 2020.
Las claves para los socialistas podrían pasar por derogar ciertas leyes polémicas que los populares sacaron en la anterior legislatura con la mayoría absoluta que ostentaban (como la Ley Mordaza, …), rebajar la tensión institucional e iniciar diálogos con los nacionalistas catalanes, situación que Rajoy y Rivera trataban, y tratarán, de evitar para sacar réditos políticos de la confrontación.
Otro tema que se antoja de imperiosa necesidad para Sánchez es la limpieza de una RTVE que ganó premios internacionales con Carmen Caffarel y Zapatero y que pasó a la defenestración internacional en los años del PP, tanto como a inicios de siglo ocurrió con Urdaci y Aznar.
En definitiva, la audacia de Sánchez en un momento concreto ha cambiado los designios de todo un país y puede haber cambiado unas tendencias políticas futuras que parecían muy claras y definidas ya en los últimos meses. Todo dependerá de cómo jueguen sus cartas los miembros del nuevo Gobierno, y también de cómo sean capaces de lidiar con una oposición mayoritaria en la que habrá que superar la suma de Ciudadanos y PP para lograr llevar a cabo cualquier medida.