Se ha visto en los últimos días las condenas a raperos como una supresión de la libertad de expresión, pero se ha visto una más feroz respuesta defendiendo que lo que esos músicos cantan supera los límites de esa libertad y llega a ofender. Si bien es cierto que el rap ha sido tradicionalmente un estilo musical controvertido y hasta manchado de sangre, se vio su auge en Estados Unidos a principios de los 90 como conflictivo pero los artistas que seguían ese estilo musical muy usado en reivindicaciones sociales no fueron encarcelados por sus letras. Eso sí, algunos fueron encarcelados por otros delitos, muchos de ellos relacionados con las armas de fuego; por ejemplo, las muertes de TupacShakur y Notorius BIG fueron sucesos que conmocionaron la comunidad norteamericana. Pero, pese a sus letras agresivas, no se encontraron con las polémicas que sí hay hoy día en España.
Es muy recomendable ver el vídeo en el que el rapero Pablo Hasél, condenado recientemente a dos años de cárcel, se defiende afirmando que no es culpa suya si el Rey va a cazar a África y viaja con sus amantes con dinero público, mientras hay gente pasando hambre y que todos esos hechos han aparecido en medios de comunicación, por lo que no son inventados por él.
Estamos en una situación en la que se acusa a los que tienen letras ofensivas desde la izquierda, sea en la música o en Twitter, pero eso no pasa cuando se dispara desde la derecha. Y eso hace que la situación tome tintes más delicados. Además, no hay interpretación posible; las alegaciones que el cantante hace en el mencionado vídeo son ciertas; son hechos que han aparecido en los medios y en el caso del accidente en África incluso existe la prueba de la hospitalización y posterior disculpa del ahora rey emérito.
Por esa razón me parece increíble y absurda la respuesta que ha habido. Era comprensible, y previsible, que las instituciones del Estado intentaran reaccionar y encontrar motivos para emitir condenas donde posiblemente no los hubiera, y pienso ahora en la absurda condena a la twitera Cassandra Vera por sus chistes sobre Carrero Blanco, pero lo que me parece lamentable es la respuesta que han dado muchos ciudadanos en las casos de Hasél, Valtonyc y Elgio; de defensa férrea a la Corona y el Estado, acusando a los raperos y en algunos casos afirmando sentirse insultados.
Hasta cierto punto puede ser un sentimiento legítimo, pero creo que, por muy ofensivas que sean las letras, lo que debería realmente insultarnos como ciudadanos son los casos de corrupción y expolio y mal uso de dinero público, lo haga el rey o lo haga el papa, ya que realmente sí hay gente que podría beneficiarse de un buen uso de esos recursos. Pero nada cambiará mientras tanta gente defienda a los infractores, y los vote en caso de los políticos. Como si los pitufos defendieran a Gargamel. Así nos luce el pelo.