Una de las preocupaciones más recientes en el mundo de la información son las conocidas como fake news, bulos que medios de información con poca credibilidad y rigor investigativo (pero que en las redes sociales cuentan con el apoyo de sus seguidores) diseminan por la red con el claro objetivo de desinformar.
Gobiernos y líderes mundiales se han pronunciado sobre la necesidad de controlar y erradicar las páginas que, en aras de cumplir con sus intereses, diseminan noticas falsas o alteradas.
Esta preocupación ha llegado hasta el papa Francisco, el cual recientemente expresó su preocupación sobre las fake news, relacionando este fenómeno con «la codicia y la sed de poder». Además de esto, el sumo pontífice mandó un claro mensaje a los periodistas cuando les pidió «un compromiso especial» y que «en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino a las personas». El Papa reconoció también que este es un problema al que se le debe buscar solución por el impacto inmediato que causa en las personas y en los Gobiernos.
También en esta misma semana el Gobierno británico puso en marcha una nueva ley para combatir las noticias falsas llamada la unidad de comunicaciones de seguridad nacional cuyos objetivos serán «disuadir a aquellos que tratan de utilizar las noticias falsas para influir en los acontecimientos del país» dijo el portavoz del Gabinete. Además de esto y por añadir otro ejemplo, es harto conocida la incursión de Rusia en las elecciones de Estados Unidos con el mismo modus operandi de los bulos informativos.
Pero ¿qué tienen que ver las «fake news» con el Holocausto?
El 27 de enero fue elegido por la ONU como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, un crimen sin precedentes y el que tomamos como punto de partida para entender los genocidios que han ocurrido -lamentablemente- después él.
Los nazis y sus acólitos condujeron a millones de personas a fosas comunes y hornos crematorios en un viaje sin retorno, del cual solamente unos pocos lograron sobrevivir. Pero el crimen del Holocausto no fue un proceso espontáneo, por el contrario, se alimentó de diversos elementos que hicieron posible que lo impensable ocurriera; uno de esos elementos y que podría catalogarse como coyuntural fueron las noticias alteradas y falsas, las fake news de hoy, distribuidas desde los organismos oficiales que dirigían el Gobierno y que después orquestaron el Holocausto.
Uno de estos medios de comunicación encargados de poner en circulación noticias como la de «judíos sacrifican a niños cristianos durante la Pascua para beber su sangre» fue Der Stürmer («El Atacante») dirigido por el antisemita Julius Streicher, íntimo amigo de Hitler y consejero sobre cómo solucionar la cuestión judía.
Este periódico se encargaba de distribuir información que vinculaba a los judíos con las estafas, el secuestro, la usura y el espionaje. Alimentado así el odio de una sociedad de por sí ávida de encontrar un culpable ante las vicisitudes por las que estaba atravesando. En Der Stürmer, Streicher, se atrevía a publicar columnas con contenidos como «Nosotros los nacionalistas creemos que Adolf Hitler es el emisario de una nueva Alemania. Creemos que Dios lo ha enviado para liberar al pueblo alemán de la judería chupasangre y todopoderosa».
Otro pasquín nazi que hizo estragos con noticas falsas y propaganda antisemita fue Der Angriff (El Ataque) dirigido por el mismísimo ministro de Propaganda Josep Goebbels. Desde 1926 irrumpió en la opinión pública y convirtió a los judíos de Berlín en su blanco particular. Los judíos aparecían caricaturizados en las páginas del periódico con prominentes narices, con grandes jorobas e incluso se les llegó a comprar con plagas, ratas y gusanos.
Los orígenes del odio nazi y la colaboración de miles de civiles en el Holocausto se encuentran en la aceptación de noticas falsas y la diseminación de estas. Fueron los bulos los que allanaron el camino que recorrieron los judíos hasta las fosas comunes y permitieron a los asesinos jalar el gatillo; Fueron los bulos los que alimentarían el vapor que conduciría los trenes hasta los campos de exterminio de Treblinka, Belzec, Sobibor y Auschwitz.
Es elemental recordar en esta fecha a las víctimas de este genocidio para evitar que estos acontecimientos se repitan en el futuro, es coyuntural además entender como las fake news pueden ser incluso responsables de disturbios, linchamientos, daños morales a los individuos y, aunque suene exagerado, de un genocidio.