Para llegar a la solución de este conflicto es necesario tratar de incluir a las partes en sus necesidades y priorizar la paz. Ninguna de ambas partes podrá ser satisfecha en todo lo que esperarían. Eso es imposible. Pero si se prioriza el bienestar del pueblo palestino y un futuro donde el estado de guerra actual desaparezca lo fundamental es la renuncia a posturas rígidas.
Hay temas pendientes y situaciones históricas objetivas que es necesario transparentar. Los errores históricos tienen consecuencias. Así en nuestras vidas como seres humanos como en los países u organizaciones.
Como lo señala Fred Maroun, periodista canadiense de origen árabe, en su artículo «Errores históricos de los árabes en sus interacciones con Israel», el primer gran error de los árabes ha sido no reconocer a los judíos como iguales; el segundo y más grave error fue no aceptar el plan de partición de la ONU de 1947 y el haber insistido en mantener un «estado de guerra» con Israel hasta la actualidad.
Todo ello sin duda ha traído trágicas consecuencias para el pueblo palestino. Le ha quitado la posibilidad de vivir con bienestar y dignidad al haberse aliado con Israel y de haber generado una confederación de países democráticos en esa zona. Le ha quitado dignidad al pueblo palestino al alimentar a sus niños en una educación de odio hacia sus vecinos y a vivir en un estado de permanente frustración.
Esos errores generaron el tremendo problema de los denominados «refugiados palestinos» que se originan del principal error de loa árabes al no aceptar la partición propuesta por la ONU y desde un comienzo haber podido generar una vida digna para el pueblo palestino, sin “refugiados” en ninguna parte. De hecho, apenas Israel declara su independencia insta públicamente a la población no judía a permanecer en sus hogares ya que serán considerados ciudadanos de ese nuevo país, como efectivamente sucedió y se mantiene hasta ahora (los árabes israelíes han formado partido político y cuentan con 20 diputados en el Parlamento israelí).
El tema de los refugiados es muy controversial. Para los árabes palestinos es parte de lo que denominan la Nakbah (catástrofe o tragedia en árabe), que identifican con el nacimiento del Estado de Israel y con la Resolución de la partición de la ONU que según su interpretación generó el tema de los refugiados. Sin embargo, pareciera que la Nakbah nace de ese primer gran error que señala Fred Maroum, tan propio de buena parte de la mentalidad árabe que consiste en la dificultad de saber aceptar las diferencias y aprender e incluso sacar provecho de las mismas.
Esa mentalidad excluyente, a veces muy incorporada en la manera como se interpreta el Corán entre los musulmanes, es a mí entender la verdadera y profunda Nakbah. De allí que en lugar de ver la creación de dos estados como una oportunidad lo vieron como una «agresión al sentimiento árabe». Y los refugiados son consecuencia de eso. Y las tragedias de aldeas desaparecidas o de sucesos como la tragedia de la aldea de Deir Yassin y quizás cuantos más se habrían evitado y no serían parte de la frustración y odiosidad árabe palestina. No tendríamos personas dolidas y resentidas. No tendríamos la enorme frustración del pueblo palestino ni el enorme gasto en defensa y seguridad que debe tener Israel.
De allí tenemos que partir para conocer las raíces de este conflicto. Ambos pueblos merecen vivir en paz y respeto mutuo. Y sin duda, eso no ha sucedido.
Ya han pasado casi 70 años desde la Resolución de la partición y del nacimiento de Israel. Este último se ha ganado con creces el derecho a existir. Cualquiera que lo desee puede averiguar el impresionante aporte de Israel a la tecnología, a la ciencia, a la cultura y a tantos otros aspectos. Y de esos avances el pueblo palestino como vecino tendría que estar aprovechándolos y si no lo hace es simplemente porque sus dirigentes no han privilegiado la paz pagando las consecuencias, los costos, de no haber elegido convivir con Israel. Esto no lo dicen los «ideólogos dogmáticos» que se auto declaran pro palestinos ya que sólo anhelan mantener el conflicto como fuente de ideologización de las frustraciones. Simplemente piensan que la solución es la desaparición de Israel- En lugar de mantener culpas y odiosidades el cambio de swich es buscar soluciones. La solución «base» la refiero a la zona de Cisjordania donde gobierna la Autoridad Palestina (AP).
La única salida a este conflicto parece ser que exista una acción muy decidida por parte de países con ascendencia con ambas partes y que genere una «obligatoriedad» de llegar a algún acuerdo que le dé a los palestinos una determinada nacionalidad y que queden fijadas con claridad las fronteras respecto de Israel si la solución que se determinara fuese la creación de un nuevo estado (un estado árabe palestino) o si se decidiera que Jordania se anexara la Cisjordania. Puede que la solución que se encuentre y se determine sea que la Cisjordania forme parte de Israel respetando a los habitantes de esa zona y dándoles a todos ellos la categoría de ciudadanos israelíes, con las adecuadas precauciones para que Israel siga cumpliendo con su misión de amparar al pueblo judío y mantener su seguridad interna. Cualquiera de esas soluciones privilegia la paz aun cuando nadie vaya a quedar «totalmente conforme».
Quedará pendiente el tema de los «refugiados» bastante controversial respecto a sus orígenes y a sus cantidades. Pienso que ese es un tema que debería por ahora, quedar pendiente y buscar caso a caso su solución con las demás partes involucradas pero una vez definida y concretada la «solución base» referida a Cisjordania. El tema de Gaza, por su situación político-religiosa, gobernada por la organización Hamás cuyos estatutos explicitan que uno de sus objetivos es propender a la desaparición de Israel, también ha de quedar pendiente hasta buscar una solución que podría ser similar a las ya señaladas. Es hora de no seguir pegados a la historia, a ideologismos que no conducen a nada constructivo, a las culpas mutuas, a las odiosidades y priorizar con fuerza el futuro de esos pueblos. Si se quiere, se puede.