Hace pocos días, el Estado de Israel anunció su marcha de la Unesco. Este abandono se produce dos meses después de que lo hiciera Estados Unidos aduciendo un supuesto «sesgo antiisraelí» de la organización. Esta serie de dos capítulos pretende poner el acento en los errores cometidos por los organismos internacionales encargados de velar por la paz mundial.
Otras guerras del conflicto
Desde el cese al fuego en 1949 en adelante nunca hubo un verdadero «cese total» dado que permanentemente Israel sufría ataques de árabes a su población.
1967: Guerra de los Seis días
En 1967, el líder egipcio Nasser pidió a las Naciones Unidas que retirara a los cascos azules de Gaza, el Sinaí, y de las islas de Tirán y Sanafir (a la entrada del Golfo de Eilat-Aqaba), solicitud que la ONU, en ese entonces presididas por U Thant, aceptó, pese a que eso significaba renunciar a su papel de interposición. Egipto movilizó 80.000 soldados en el Sinaí y ocupó las islas del golfo de Aqaba el 22 de mayo. Esto volvió a poner en peligro la salida de los barcos israelíes al mar Rojo y fue considerado un casus belli por parte del Gobierno israelí. En ese mismo mes, Egipto, Siria e Irak firmaron un pacto de defensa mutua. El 5 de junio de 1967, ante la negativa egipcia de desbloquear el golfo de Aqaba, y ante la nueva realidad estratégica, Israel en respuesta a esa virtual declaración de guerra, bombardeó la aviación egipcia situada en la península del Sinaí, dando comienzo de esta forma a la Guerra de los Seis Días.
En el primer día de esta guerra, el ejército jordano atacó Jerusalén Oeste con tiros de mortero. La respuesta de Israel fue inmediata, y en solo 48 horas, su ejército aplastó a las falanges árabes, conquistando o recuperando, según las fuentes, la parte este de la ciudad y sus alrededores. El 7 de junio, penetraba en la Ciudad Vieja.
En la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel conquistó el sector oriental de la ciudad —la llamada Jerusalén Este— que estaba en manos de Jordania, anexionándola al resto del municipio. El 30 de julio de 1980, Israel incluyó en su legislación nacional ambas partes, oriental y occidental, proclamándola como su capital eterna e indivisible mediante la Ley de Jerusalén. En agosto de 1980, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 478, mediante la cual declaró nula la Ley de Jerusalén y aconsejó a sus Estados miembros que situasen sus embajadas en Tel Aviv como medida de castigo por la anexión. La mayoría, con la excepción de los Países Bajos y doce países hispanoamericanos, ya habían trasladado sus embajadas a Tel Aviv antes de aprobarse dicha resolución. Los últimos en adoptar esa medida fueron Costa Rica y El Salvador: el primero anunció el traslado de sede el 16 de agosto de 2006 y el segundo lo hizo el 25 de agosto de 2006. Paraguay y Bolivia mantienen las suyas en el suburbio jerosolimitano de Mevasseret Zion. En cuanto a los Estados Unidos, su Congreso aprobó una ley en 1995 que declaraba que «Jerusalén debe ser reconocida como la capital del Estado de Israel y la Embajada estadounidense en Israel deberá establecerse en Jerusalén a más tardar el 31 de mayo de 1999». El traslado, sin embargo, todavía no se ha llevado a efecto.
La Guerra de Yom Kipur, Guerra del Ramadán o Guerra de Octubre
Fue un conflicto armado entre los países árabes de Egipto y Siria contra Israel, que tuvo lugar durante octubre de 1973. Egipto y Siria iniciaron el conflicto para recuperar los territorios que Israel ocupaba desde la Guerra de los Seis Días de 1967. Ambas partes sufrieron graves pérdidas, aunque Israel mantuvo los territorios conquistados. El 6 de octubre de 1973, día de la festividad judía del Yom Kipur, Egipto y Siria lanzaron su ataque contra Israel. La fecha había sido escogida con cuidado ya que la mayoría de la población israelí estaba en sus casas ayunando, y por ende más vulnerable. Una nueva agresión desde los países árabes, otra agresión árabe que Israel responde contraatacando y ocupando terreno, la mayor parte canjeable en búsqueda de la paz. En este período Israel ha tomado iniciativas de defensa preventiva ante ataques de tipo terrorista, siendo la más destacable un alto muro que separa a Israel de los territorios donde viven los árabes palestinos, a la espera que formen su país. Un muro bastante feo e indeseable por todas las partes, pero que redujo en un 97% la cantidad de atentados que sufrían los civiles en Israel.
En marzo de 1979, Sadat y Begin firman un tratado de paz bilateral entre Israel y Egipto. Israel le devuelve a Egipto la península del Sinaí, capturada en 1967. Los Estados árabes boicotean a Egipto por negociar de forma individual un tratado con Israel y Sadat es asesinado en 1981.
El Tratado de Paz entre el Estado de Israel y el reino hachemita de Jordania se firmó el 26 de octubre de 1994 y normalizó las relaciones entre ambos países, resolviendo sus disputas territoriales, iniciadas en la Guerra árabe-israelí de 1948 y agravadas en la Guerra de los Seis Días.
La oportunidad que los árabes palestinos no quisieron tomar
Una de las oportunidades más llamativas en que pudo ser creado el Estado árabe palestino con su capital en Jerusalén y no lo fue, fue en el año 2000, en los segundos encuentros de Camp David, Yasser Arafat rechazó una propuesta de paz del Primer Ministro Ehud Barak donde se incluía que los barrios árabes de Jerusalén Este se convertirían en la capital del nuevo Estado árabe. El lugar propuesto era Abu Dis, un suburbio de Jerusalén Este al que se habría renombrado Al-Quds, nombre árabe de Jerusalén. Los palestinos tendrían bajo su soberanía el barrio musulmán y el barrio cristiano y mantendrían el control parcial de sus lugares sagrados. A cambio, el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas habría quedado bajo soberanía israelí, con su custodia religiosa confiada a los palestinos, y los palestinos tendrían que haber cedido 9 % de Cisjordania a Israel.
Situación actual
El presidente de USA D. Trump decide anunciar que desea concretar el acuerdo del Congreso de USA de trasladar su embajada a Jerusalén. De llegar a concretarse esto no será antes de unos cuatro o cinco años dado que se necesitará ubicar terreno y construirla. Seguramente a esa altura, ya Trump habrá dejado de ser el presidente.
Mi opinión:
Pienso que es un error diplomático de parte de USA este tipo de anuncios que sólo consiguen exacerbar más las odiosidades hacia Israel y entregar nuevos pretextos a los dirigentes árabes palestinos para mantener la situación tal cual está y evitar un tratado de paz con Israel y formar su estado. Posiblemente este anuncio sea un distractor ante la opinión pública interna tanto de USA como de Israel donde Trump pasa por momentos de muy baja aceptación pública y Netanyahu por problemas judiciales acusado de corrupción. No entiendo por dónde este tipo de anuncio «favorece a la paz» en la zona, según se declaró. Es interesante que informaciones de prensa señalan que la liga árabe postula como capital de un posible Estado palestino árabe futuro a Jerusalén Este, la misma que Israel ofreció el año 2000 a Arafat y que la ONU jamás ha siquiera optado a discutir.
Conclusiones importantes
La atenta lectura de la síntesis histórica de este conflicto nos permite sacar algunas conclusiones:
Israel siempre fue agredido por países árabes o habitantes árabes vecinos a Israel. Cuando se agrede a otro país, cuando se declaran guerras a otros países, es de esperar las consecuencias de esa acción. En el caso de los países árabes, que no esperaban que Israel pudiera defenderse de manera adecuada ante esas agresiones, las consecuencias fueron perder territorio que a veces estuvo bajo dominio de Jordania y otras veces eran terrenos que el Imperio británico había abandonado. La zona de Cisjordania que Israel no ha anexado es parte de esto último.
En una guerra siempre ocurren actos terribles y deleznables por ambas partes. En este sentido, no es factible culpar de ello a una sola de las partes del conflicto. Nadie gana en una guerra: todos pierden dado que la pérdida de vidas debido a la estupidez humana de no priorizar la paz, es la peor de todas las pérdidas.
Ni la ONU ni la Unesco, tanto al momento de la denominada Guerra de la Independencia en 1948 como después de esta, en las diversas guerras de agresión que ha sufrido Israel, nunca han reconocido el contexto del conflicto, considerando la necesidad de las reacciones defensivas de Israel a las diversas agresiones que ha debido sufrir. A pesar de que en 70 años jamás los árabes palestinos decidieron formar su Estado, cuando después de sucesivas derrotas en diversas agresiones a Israel, la ONU no intervino de manera inteligente para que en algún momento cesaran dichas agresiones, formaran su propio Estado y reconociendo la legitimidad de Israel, firmaran la paz y fijaran sus fronteras definitivas como un «país normal». En lugar de eso, la ONU y la Unesco prefirieron «tomar partido» a favor de los agresores, desconociendo todo el contexto del conflicto, emitiendo sucesivas Resoluciones en contra de Israel que no ayudaban en nada a la superación del conflicto, sino a ponerle «más leña a la hoguera». En este aspecto es evidente que la ONU ha fracasado, en esa zona, en su principal misión, que es propender a la solución de los conflictos a fin de que los pueblos convivan en paz.
Hay que hacer notar que los árabes no sólo desconocieron la partición aprobada en la ONU, (al no formar su país árabe) sino que tampoco accedieron a la «internacionalización» de Jerusalén que era parte de la Resolución de la Asamblea General que aprobó la partición. Israel fue atacado en 1948 y respondió reaccionando defensivamente de acuerdo a una estrategia que le permitió subsistir como país y ocupar parte de Jerusalén (la moderna), a la que declara su capital en 1949. Jerusalén sufre la invasión de Jordania (encabezando la Legión árabe), también agresores en esa ocasión, conquistando el lado este de la ciudad que la ocupa por 19 años, hasta que Israel, nuevamente agredido en 1967, esta vez en el lado oeste, se defiende y contraataca recuperando la parte este de la ciudad para anexarla a su capital. La anexión de Jerusalén Este por parte de Israel después de defenderse de la agresión de las fuerzas jordanas desde el lado «moderno» de Jerusalén es parte normal de una «reacción defensiva» ante dicha agresión.
Israel es un país democrático respetuoso de la diversidad y de las minorías. Todos los habitantes practican su religión o sus credos sin problema alguno. Jerusalén, como capital de Israel, tiene similares características.
Tanto los denominados «asentamientos» en Cisjordania, como el hecho de que Jerusalén sea la capital de Israel, ahora revitalizado por la idea del presidente de USA de cumplir con la sugerencia aprobada por el Congreso de USA de instalar su embajada a más tardar en mayo de 1999, pueden considerarse factores que ayudan a un hecho que es evidente: a que se cuente con pretextos para denostar a Israel por parte de sus enemigos por haberse defendido adecuadamente y no haber sido borrado del mapa y para que la dirigencia palestina siga haciéndose la víctima y seguir sin formar el estado árabe palestino. Es sabido que esa actitud parece tener directa relación al enriquecimiento personal de esa dirigencia con los recursos que les llegan de todas partes. Ni los denominados «asentamientos», ni el hecho de que Jerusalén sea la capital de Israel puede considerarse un «impedimento» para formar el Estado palestino y darle a ese pueblo la posibilidad de vivir en paz, bienestar y dignidad, que hace mucho se lo merece.
Respecto a la existencia de dos Estados, en este caso con la formación del árabe palestino y volver a la idea que rechazó Arafat en el año 2000, teniendo a Jerusalén Este como su capital y negociando de manera adecuada el 2% de superficie de Cisjordania que ocupan los asentamientos, es algo que no debería tener problema. No hay que olvidar que casi un 60% del territorio de Cisjordania está vacío. Pero si hay sólo odios, si no se reconoce que Israel como Estado sionista, (en lugar de «judío»), debe subsistir como un foco de democracia en esa región tan plena de fanatismos y conflictos, es simplemente porque no hay voluntad ni internacional ni de los árabes en superar este conflicto. Y el gran sacrificado es el pueblo palestino, porque está secuestrado por sus dirigentes que los sentencian a vivir en la tensión de una guerra permanente. Y la otra parte, Israel, en una tensión de proteger a su población y verse obligado a destinar ingentes recursos en defensa que se podrían destinar no sólo en beneficio de los mismos israelíes sino también de la humanidad y del pueblo palestino: ¡una estupidez humana sin límites!