Primero que nada y antes que todo, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia; habiendo dicho lo anterior, comencemos.
Como pueden notar, un tema recurrente en mis artículos es el amor, el romance y las relaciones de pareja. Esto porque creo yo que, de una u otra forma, todos tenemos cierta responsabilidad con este sentimiento; con esto me refiero a que si todos aportamos un poco, el conjunto logrará hacer un cambio significativo en un mundo donde a veces la indiferencia y el desinterés pareciera ganar terreno un paso a la vez.
A lo largo de mi corta o vasta experiencia, todo depende del punto de vista que tenga usted, he aprendido ciertas cosas y descubierto otras tantas que me han llevado a tener cierto éxito en mis relaciones sentimentales; obviamente he tenido fracasos, unos más terribles que otros, pero el punto es realmente dar a conocer lo que en lo personal he podido comprobar satisfactoriamente y también de alguna forma los resultados que han sido poco favorables. Sin más preámbulo, he aquí algunas de mis conclusiones.
Primero que nada y antes que todo; respetar el acuerdo previo. Lo anterior significa que, como en toda relación, deben establecerse ciertos parámetros, dicho de otra forma, ambos deben llegar a un punto donde se acepten de buen agrado y a consciencia las reglas a seguir en la relación. Puede ser prácticamente cualquier cosa, siempre y cuando los involucrados estén de acuerdo.
Ser inclusivo y exclusivo: entiéndase por esto a que (desde mi punto de vista) las relaciones de pareja solamente involucran a dos personas, no más, no menos. En este sentido significa que uno incluye al otro en su vida, universo, ambiente, círculos, etc. (claro, sin dejar de ser uno mismo) y al mismo tiempo ser exclusivamente pareja de la otra parte, del segundo involucrado. Igualmente esto deriva del primer punto, ya que si en el acuerdo previo se establecen las reglas del juego, así que la inclusividad y exclusividad depende directamente del acuerdo al que se haya llegado antes de iniciar la relación.
No esperar nada. Esta parte me costó trabajo y aún lo sigue haciendo, ya que al ser yo una persona a veces extremadamente emocional, mi mente entra en conflicto con mi sentir... porque eso en la vida real nunca pasa. Para mayor referencia consulte la leyenda mitológica griega de Psique y Eros. En principio parece que es una contradicción, pero ya una vez racionalizado, tiene todo el sentido del mundo aun románticamente hablando. Estamos acostumbrados a dar amor para recibir amor, atención para lo mismo y demás; siguiendo esta línea de pensamiento, quizá sería bueno dar amor y cariño por el simple hecho de darlo; lo sé y lo admito, cuesta trabajo y al principio puede que no lo entienda o carezca de sentido (he estado ahí), sin embargo, cuando te das cuenta del placer que te da querer y amar por el simple hecho que esa persona existe, sin esperar nada a cambio, lo vuelve todo un poco más bello.
No preguntar por respuestas que en realidad no quieren saberse. Creo que esta se explica por si sola; aún así debo admitir que en esta sección mi curiosidad nata y deseo de saber el por qué de las cosas ha jugado en mi contra en más de una ocasión. Moraleja de la historia, No preguntes a menos que quieras verdaderamente saber las respuestas y si duele, atente a las consecuencias.
En ese sentido somos responsables de lo que decimos y cómo lo decimos, de nuestras acciones, mas no de la forma en que la otra persona pueda sentirse con respecto a ello y aún así creo yo es importante también tener en consideración los sentimientos de la otra persona porque por algo están juntos. No es solamente preocuparse, es también ocuparse.
Las acciones son importantes. No solamente se trata de decir «te quiero« o «hacer ojitos», pasear de la mano, un beso robado, perderse en sus ojos, son algunas formas de demostrar cariño sin decir una sola palabra; no por decirlo varias veces al día la otra persona lo sentirá, también hay que saber demostrarlo y al mismo tiempo también, dejarse querer.
Los celos
Celos, malditos y benditos celos. Todo un tema y motivo de enojos, malentendidos y rupturas; podremos ser todo lo maduros que queramos, tener control total y absoluto de nuestras emociones y saber exactamente que queremos y con quien lo queremos, aun así y disculpen que lo diga tan rudamente, nada de lo anterior te salva de tu condición humana y me alegro de ello.
Efectivamente, los celos en una relación es como regar las plantas del jardín con cloro y esperar que florezcan, así como también de igual forma la negación total y absoluta de ellos. Creo yo es negar ese principio de humanidad que mantiene a Romeo y Julieta como el referente romántico hasta nuestros tiempos.
Sin embargo, una pizca de celos en la relación también es sana, es aceptar que efectivamente la persona que está a su lado significa algo tan importante en su vida, que desea continuar de esa forma. Y también hay que aceptarlo, es lindo también sentirte celado por tu pareja de vez en cuando; desde mi perspectiva crea o hace sentir un grado de interés que solamente llega de esa forma. En conclusión los celos son como la pimienta, con una pizca es más que suficiente.
Mucho ha quedado por decir y se podrá profundizar en el tema, sin embargo creo yo esto es lo más importante desde mi punto de vista y como siempre, la base de toda relación feliz y duradera es la comunicación, platicar mucho abierta y honestamente, al final, creo que todos queremos que esa persona especial sea nuestro «Felices por siempre».